Apellidos extranjeros, casi 60 jugadoras por equipo, banquillos sin asientos, árbitros con pañuelos, jugadas ensayadas, yardas, perritos calientes y como broche de oro los touchdowns. Si a todo esto le unimos un balón oval podemos llegar al deporte en cuestión: fútbol americano. Cuando hablamos de Europeo normalmente nos referimos a un evento deportivo de primer nivel que congrega en uno o varios lugares a miles de espectadores, multitud de medios y está elaborado con un presupuesto desorbitado con muchos ceros a la derecha. Maracena acoge desde el pasado domingo y hasta el próximo sábado un Europeo diferente, el de fútbol americano femenino. Un torneo que ha salido adelante debido al trabajo sin remunerar de cientos de personas.

Durante estos días Maracena habla hasta seis idiomas. Desde el sueco hasta el finlandés pasando por el austriaco, el inglés, el alemán y el castellano de una selección española que participa en su segundo gran evento internacional tras el pasado Mundial en el que quedó sexta. A la mayoría de jugadoras disputar un Europeo de fútbol americano femenino les va a costar el dinero, ya que no reciben casi ninguna compensación económica por parte de las federaciones por el hecho de representar a su país.

El evento que está acogiendo la localidad granadina no tiene que envidiarle en nada a uno de fútbol o baloncesto, ya que también es de primer nivel. La única, que no por ello menos importante, diferencia que existe es que el Europeo femenino de fútbol americano se está celebrando gracias al trabajo incansable de gente que lo hace de forma voluntaria, y no al número de ceros del presupuesto.

Algo de lo que la organización va sobrada es de ganas de trabajar, como lo demuestran "las 17 o 18 horas diarias" que dedican al evento para que todo marche sobre ruedas los encargados del mismo, explicó Fran Ochoa, presidente de los Granada Lions.

El club local de fútbol americano, el encargado de que el balón oval también vuele durante el invierno en Granada, se ha volcado con el Europeo. Tanto los jugadores como el cuerpo técnico o la directiva de los Lions se han implicado con el torneo incluso por encima de sus posibilidades. La mayoría pertenecen al colectivo de voluntarios, ese grupo que pasa desapercibido pero que sin él no podría celebrarse el torneo. Es decir, que son tan importantes como cualquier equipo. Hay unos 70 voluntarios dispuestos a solucionar todos los problema que se puedan presentar y atender cualquier cuestión tanto de las 500 personas que forman la logística total de los equipos, como del público asistente.

Para ellos la principal satisfacción, además de que todo salga bien, es que la Ciudad Deportiva presente un gran aspecto como el del pasado domingo o el de anoche, cuando la grada estaba prácticamente llena, había gente apoyada en las vallas y se pudo presenciar un gran ambiente entre las aficiones, que animan a sus respectivos equipos y dan colorido al recinto.

Además, Ochoa destacó que "la organización del evento se está realizando con un presupuesto de coste cero, por lo que hemos tenido que llegar a acuerdos con hoteles y empresas de transporte como Alsa". Ochoa también subrayó que "nadie está viendo aquí ni un solo euro, ya que tan solo está en calidad de asalariado el secretario de la Federación, que está en Maracena en lugar de estar disfrutando de sus vacaciones".

Para muchos espectadores seguramente sean conceptos nuevos, por eso la organización reparte flayers en los que aparecen explicadas las reglas del juego y en qué consiste el torneo con el objetivo de que los aficionados se familiaricen con un deporte en el que todos coinciden en destacar su nobleza.

La fisioterapeuta de España, María del Mar Rodríguez, declaró a Granada Hoy que "lo que más me sorprende es la nobleza, lealtad y juego limpio con el que se compite a pesar de la dureza de los choques". También destacó "la familia" que forman todos y que es una de las claves del éxito del Europeo.

La entrada es gratuita, por lo que al igual que ocurrió con la Universiada, los granadinos están ante una oportunidad única de disfrutar de un deporte de primer nivel y no muy común.