Economía

La Andalucía rural también ahorra

  • Jaime GarcíaResponsable de Banco Mediolanum en la Zona Sur

Pueblo andaluz.

Pueblo andaluz.

Jaime García Jaime García

Jaime García

Los trenes ya no paran, cierran escuelas, iglesias y comercios, incluso los consultorios abren una vez a la semana. Son los inconvenientes de vivir en la “España financieramente vaciada”, cuyos habitantes se están quedando también sin servicios tradicionales con el cierre masivo de sucursales bancarias.

La crisis de 2008 aceleró un proceso que hasta 2020 se ha cobrado más de la mitad de las oficinas repartidas por la geografía española. Andalucía ha visto desaparecer el 57,4% de la red: 3.244 oficinas, según datos del Banco de España recogidos por el diario Cinco Días. Un proceso que continuará, pues se calcula que, con los procesos iniciados por varios bancos, cerrarán otras cuatro mil sucursales en toda España.

Algunas entidades han desarrollado alternativas como la banca online o el desplazamiento de oficinas móviles de pueblo en pueblo. Con ellas ofrecen dinero en efectivo y resuelven dudas o problemas urgentes de los clientes de la zona.

Sin embargo, la banca moderna dista mucho de esos servicios que, aunque esenciales, no cubren las necesidades reales de los clientes, especialmente las de inversión. El ahorrador ya no se conforma con productos enlatados y exige, con razón, un trato individualizado incompatible con asesores virtuales o las horas de un empleado en la plaza del pueblo.

Además, el cliente rural encaja mal con esas soluciones. Buena parte son gente mayor que desconoce el uso de Internet o son reacios a emplear la red para las operaciones bancarias. Pero, sobre todo, son personas acostumbradas al trato muy cercano de los antiguos empleados de las sucursales, muchos de ellos vecinos del pueblo que conocían perfectamente sus preocupaciones y necesidades.

La clave estará en que el cliente tenga a un asesor financiero real, que esté cuando y donde necesite y le dedique el tiempo necesario para encontrar soluciones a sus exigencias financieras. Un servicio que ya se presta en zonas urbanas y que es lógico extender a las áreas rurales.

Viva donde viva, todo ahorrador debe optar a una planificación financiera que cubra sus metas vitales, desde un colchón de seguridad suficiente a la gestión de los ahorros para mantener su nivel de vida una vez que se jubile. También el acceso a todo tipo de herramientas financieras más allá de una cuenta corriente. Desde fondos de inversión internacionales para todo tipo de perfiles hasta soluciones que le permitan alcanzar sus objetivos de inversión.

Existe, además, otro perfil. El del emprendedor en busca de otro estilo de vida que monta un negocio viable en partes de España que va cobrando cada vez más interés. Perfiles con necesidades adaptables a sus circunstancias personales que quieren acceder a un servicio de calidad sin desplazarse varios kilómetros cada mañana.

Obviamente, el futuro de la banca pasa por la digitalización del sector. Pero sin olvidar el trato personal y el cuidado de las relaciones humanas.