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Bonanza económica y caos político

España sigue creciendo a un ritmo que duplica el de la Eurozona, triplica el de Alemania y septuplica el de Italia, pero para mantenerlo es necesario aplicar nuevas reformas

Bonanza económica y caos político

Bonanza económica y caos político

SORPRENDE el crecimiento económico y la creación de empleo de España a pesar de estar sumergida en el caos político desde hace tiempo. La economía sigue avanzando con gobiernos débiles, parlamentos fragmentados, presidentes en funciones, pactos fracasados, parálisis de reformas, amenazas de nuevas elecciones y enquistamiento del conflicto catalán. Los empresarios continúan produciendo y exportando, los empleados trabajando y los ciudadanos conviviendo, hastiados y ajenos al espectáculo político. La economía española se está italianizando. A corto plazo no es malo que la economía se haga resiliente a los devaneos y la irresponsabilidad de los políticos. A medio plazo la ausencia de una buena política y de políticos responsables se traduce en menores niveles de desarrollo, bienestar, convivencia y paz social.

A pesar de todo la Comisión Europea ha revisado al alza el crecimiento de la economía española hasta el 2,3%, para el año 2019. Esto supone un crecimiento que casi duplica la media de la Eurozona (1,3%), que multiplica por tres el de Alemania (0,8%) y por seis el de Italia (o,4%). Previsiones similares para la economía española son las del Banco de España (2,4%), y la de Banco Central Europeo (2,3%). Un crecimiento potente y equilibrado, apoyado por motores internos como el consumo de las familias, la inversión empresarial y recientemente el gasto público. Pero también por el motor externo  de las exportaciones. Ante las halagüeñas previsiones de los organismos internacionales la ministra de economía Nadia Calviño se congratulaba anunciado que va a revisar al alza las previsiones de crecimiento de España enviadas a Bruselas y recogidas en el Informe de Estabilidad.

La complacencia de los gobernantes

El riesgo del próximo gobierno es caer en la complacencia. La pregunta que cabe hacerse es a qué es debido este crecimiento y sí es sostenible en el próximo futuro. La respuesta elemental es afirmar que España está creciendo más que la media de la Eurozona porque su PIB cayó más durante la crisis. No obstante todos los organismos internacionales atribuyen el mayor crecimiento de España a las reformas estructurales. Fundamentalmente a la reforma laboral del 2012, que se pretende derogar. También a la reforma bancaria y a la consolidación fiscal. Para que la renta per cápita converja con la media de la Eurozona es preciso continuar sin dilación con las reformas estructurales. Sorprendentemente están paralizadas desde hace más de seis años. Sin reformas estructurales el crecimiento económico y la creación de empleo irán languideciendo en los próximos años.   El consumo de las familias, aunque todavía es sólido, se irá reduciendo. La tasa de ahorro de España está en mínimos históricos (5%). La previsión es que en los próximos años se vaya recuperando a costa de un menor consumo. Por otra parte el gran crecimiento de las exportaciones, factor diferencial con respecto a otras recuperaciones, se está debilitando. La causa es la desaceleración de las economía europea y la reducción del comercio internacional   como consecuencia del proteccionismo de Donald Trump . En la última fase del ciclo económico el favorable comportamiento de la inversión de bienes de equipo y sobre todo de la construcción inmobiliaria también se están desacelerando. Y por último el gobierno no podrá contar con nuevos incrementos del gasto público ante las exigencias de Bruselas de reducir el gasto público en los dos próximos años en más de 15000 millones de euros para reducir el déficit estructural.

El crecimiento español se atribuye a la reforma laboral de 2012, que se pretende derogar

La economía española está por encima o al límite de su potencial de crecimiento. La única manera de seguir creciendo es adoptar medidas que aumenten el potencial de crecimiento del país. Esto sólo se puede conseguir con políticas de oferta, con reformas estructurales que mejoren la productividad y el potencial de crecimiento de nuestra economía. Las políticas de demanda, monetaria, fiscal y de tipo de cambio, no son las más adecuadas para conseguir este objetivo. Y en todo caso están indisponibles o agotadas. La política monetaria del BCE está llegando a su límite: tipos al 0% o negativos. Y la política fiscal, al servicio de la reducción del déficit estructural, no está disponible para apoyar el crecimiento. Y por fin, la política de tipo de cambio del euro está en manos del Consejo Europeo y del BCE. El BCE lleva mucho tiempo suplicando a los gobiernos europeos que corrijan los desequilibrios básicos de sus economías. En el caso de España los desequilibrios y objetivos más importantes son: reducir el déficit estructural y la deuda pública (98,7% del PIB), continuar con la reducción del endeudamiento externo, aumentar la productividad, reducir la tasa de paro y mejorar la calidad del empleo. 

El tiempo de las reformas se acaba

 Esto sólo se puede conseguir con políticas de oferta, con reformas estructurales. La más importante es la de la administración pública: mejorar la eficiencia de la administración, reducir la burocracia y complejidad legislativa y aumentar la seguridad jurídica. Es fundamental la creación de un mercado único nacional, mediante la homogenización de las regulaciones autonómicas de la actividad económica y empresarial. Es necesario desarrollar una legislación fiscal y laboral que cree incentivos para que las pequeñas empresas aumenten su dimensión. Es estratégico apoyar a las empresas para que generen investigación, innovación y desarrollo. Hay que abordar sin dilación la transición energética hacia las energías renovables, y reducir el costo de la energía. Hay que continuar con la liberalización y flexibilización los mercados de bienes y de factores de producción. Hay que intensificar las acciones conducentes a la internacionalización de la pequeña y mediana empresa. Es apremiante un pacto perdurable por la educación y la colaboración universidad empresa. Para conseguir un crecimiento inclusivo y combatir las desigualdades no es suficiente con las políticas redistributivas, son necesarias también políticas de formación, capacitación que sean la base de la igualdad de oportunidades  para participar en la fase de creación y producción de Valor, en una nueva era tecnológica y robotizada . Y por último el reto medioambiental no admite espera, y debe de ser transversal a todos los procesos de producción y distribución.

Se aproxima una nueva crisis y el tiempo para las reformas se está acabando. Si nuestros políticos  no se responsabilizan ante estos retos y se comprometen con la reformas estructurales necesarias, sea cual fuere su coste y rentabilidad política, no solamente estamos abocados a una nueva recesión, sino que también estaremos poniendo  en peligro la felicidad  y el bienestar de las próximas generaciones .

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