Espadas: ni un día sin sueldo

Decir que ningún cargo será tan importante como ser alcalde de Sevilla no ayudará a que llegue a presidir la Junta

POR fin deshojó la margarita Juan Espadas y dijo qué día dejará de ser alcalde de Sevilla: el 7 de enero. No es que tenga prisa el líder de los socialistas andaluces en dedicar todos sus esfuerzos a trabajar por ser alternativa al actual Gobierno de Andalucía. Es una dimisión procrastinadora. Lleva semanas yéndose y, en realidad, ni se ha ido ni habrá alcaldesa en funciones hasta el 10 de enero.

Pero sobre todo. Espadas se ha asegurado que no estará ni un día sin sueldo público. Porque para entonces ya será miembro de pleno derecho del Senado del Reino en representación de la comunidad autónoma que aspira a presidir.

Y en realidad ésa es una cuestión que ha  marcado todo el proceso, aunque había más factores, como la pérdida del boato y los recursos que lleva aparejado el bastón de mando hispalense.

Por más voces que se lo señalasen, dentro y fuera de su partido, Espadas no es o no quiere ser consciente de que ser el alcalde de la capital andaluza no es ninguna plataforma que le ayude en su carrera electoral para presidir la Junta de Andalucía. Al contrario, es un lastre.

Tan poco consciente parece ser que no ha tenido empacho en decir que ningún cargo será tan importante para él como haber sido alcalde de Sevilla aun cuando presida la_Junta de Andalucía.

El desahogo no es pequeño. Primero porque no hay indicios de que tenga cercano ser investido presidente de todos los andaluces, atendiendo a la fragmentación de la izquierda en la próxima convocatoria electoral, a sus expectativas demoscópicas y a la realidad de que el electorado ya no se identifica mayoritariamente con el PSOE, sea éste o el de Susana Díaz.

Pero, sobre todo, no creo que oír la frase en cualquier otro sitio que no sea Sevilla llame al voto, sino a todo lo contrario.

Espadas no ha tomado conciencia del regalo envenenado que le han hecho Pedro Sánchez y, sobre todo, los pedristas andaluces. De que abandonará una Alcaldía que seguramente hubiese revalidado en 2023 por un incierto futuro en la política regional.

Su procrastinación ha dañado, además, las opciones de su sucesor como el cartel electoral capitalino. Antonio Muñoz –un acierto porque a mi juicio es el mejor del equipo de gobierno para asumir la tarea– será alcalde algo más de un año, tiempo escaso y quién sabe si suficiente, siempre que se le vea desde el principio como la  apuesta definitiva del PSOE de Sevilla por seguir gobernando la ciudad.

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