Economía

Fase final de un nuevo acuerdo agrario entre Europa y Marruecos

  • Forma parte del proyecto de una zona de libre cambio entre ambas orillas del Mediterráneo · Preocupación en Andalucía, que produce el 8% del tomate comunitario, por las concesiones de la UE

Europa y Marruecos han entrado en la fase final de la negociación de un nuevo acuerdo agrario. Tras una última ronda, celebrada el 26 de enero en Rabat, se ha desbloqueado un proceso que no avanzó durante el semestre de la presidencia francesa de la Unión. No hay fecha para un nuevo encuentro entre los negociadores europeos y comunitarios, que se celebrará en breve en Bruselas, pero fuentes de la Secretaría de Estado para la UE confirmaron ayer a este diario que un acuerdo entre ambas partes está cercano.

El nuevo paquete de concesiones agrarias supondrá un aumento de los contingentes de frutas y hortalizas que Marruecos exportará sin arancel a la UE. En compensación, también producirá ventajas para los exportadores europeos de carne, leche o cereales. También en productos transformados como galletas o dulces. En particular, sería interesante el desmantelamiento de los aranceles de entrada en Marruecos para el trigo duro, del que Andalucía es un importante productor.

La principal preocupación de los agricultores andaluces es el posible aumento del contingente de tomate marroquí, que ya está en la actualidad en 185.000 toneladas entre los meses de octubre y junio, con un suplemento que puede llegar a 48.000 toneladas más. La producción de Marruecos es el triple de las 233.000 toneladas que teóricamente exporta a la UE todos los años. Aunque los agricultores de Almería se quejan del escaso control de entrada que se ejerce en el mercado de Perpiñán, lo que en la práctica significa que entraría mucha más producción que la permitida. Un exceso que la Interprofesional de Frutas y Hortalizas de Andalucía cifra en 22.000 toneladas en los tres últimos meses. En la región se producen 1.100.000 toneladas de tomate al año, un 8% del total de la Unión y el 30% de la cosecha española. Un tercio de esa producción se dedica a la exportación.

El acuerdo actual también facilita la venta en los mercados europeos fuera del contingente de una cantidad ilimitada de tomate marroquí con un arancel reducido del 60%. En la técnica de negociación comunitaria nada está acordado hasta que todo esté cerrado, por lo que los flecos pendientes impiden a los negociadores explicar las posiciones de ambas partes.

Esta negociación se enmarca en la segunda fase de liberalización de los mercados agrícolas, industriales y de servicios acordada en la declaración de Barcelona en 1995. Lo previsto entonces era que en 2005 habría una zona de libre cambio entre las dos orillas del Mediterráneo. Ese objetivo político está lejos de cumplirse incluso en 2010, para los países más avanzados como Marruecos. Ese proceso se hará paulatinamente, pero de manera asimétrica; es decir, que la UE abre sus mercados antes y Marruecos más tarde. En paralelo a la renovación de los acuerdos agrarios se están negociando otras ventajas recíprocas en servicios, derecho de establecimiento, reglas de origen o solución de conflictos. Aunque este paquete va mucho más retrasado que el agrícola, porque empezaron las conversaciones más tarde.

En el inicio de la ronda agraria, Marruecos pretendía que se liberalizara la entrada en la UE del 70% de todos sus envíos. La progresión en el mercado europeo ha sido enorme. Según los datos de la federación de exportadores españoles, Marruecos ha aumentado un 51% sus ventas de frutas y hortalizas en Europa en los últimos diez años. Ha pasado de 567.206 toneladas en 1998 a 858.278 en 2007. Y durante los siete primeros meses de 2008 el aumento fue del 12% en el conjunto de la UE y seis puntos más en España. Y esto ha ocurrido en una coyuntura desfavorable: Marruecos ha visto mermada su producción en un 30% en las dos últimas campañas por una intensa sequía. Ahora se apresta a conseguir nuevas ventajas agrarias en Europa.

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