Economía

Mañana, en Italia y Austria, se la juega Europa

  • El referéndum constitucional impulsado por Renzi y los comicios en el país vecino de Alemania. donde puede ganar un xenófobo euroescéptico, ponen en riesgo el futuro de la UE

Mañana, en Italia y Austria, se la juega Europa

Mañana, en Italia y Austria, se la juega Europa

últimamente no ganamos para sustos. Tras la aparición de dos cisnes negros, el triunfo del Brexit y la elección de Donald Trump, el domingo nos puede deparar nuevas sorpresas en Italia y en Austria. Esta vez, por esperados, los cisnes podrían ser blancos. El domingo se celebrará en Italia el referéndum constitucional promovido personalmente por el primer ministro italiano Matteo Renzi. En esta ocasión las encuestas anticipan el no a la propuesta de la reforma constitucional, aunque hay un alto porcentaje de indecisos y por otra parte las encuestas, en tiempos de profundo cambio, están perdiendo su capacidad predictiva. En este sentido, una victoria del sí sería un cisne negro, por lo inesperado.

El triunfo del no abriría un mar de incertidumbres económicas y de inestabilidad política, ante la posibilidad de que se puedan convocar unas nuevas elecciones en las que la alianza de partidos populistas como el Movimiento de 5 Estrellas de Beppe Grillo y la xenófoba y antieuropea Liga Norte pudieran triunfar. En Austria se celebran elecciones presidenciales, con la terrorífica posibilidad de que salga elegido Norbert Hofer, del xenófobo, euroescéptico y populista Partido de la Libertad. Los vientos del populismo barren la periferia de Europa a unos pocos meses de que se celebren las elecciones en Alemania, Francia y Holanda, de aquí la relevancia de los resultados electorales del domingo.

Matteo Renzi ha vuelto a cometer la misma imprudencia que Cameron en el Reino Unido, por una parte, personalizado el referéndum y anunciando su dimisión en el caso de que triunfe el no a la reforma de la constitución, y por otra , por haber elegido el momento más inoportuno, sin un mínimo consenso entre los partidos, con disidencias en su propia formación, y a través del mecanismo democrático más impredecible, el referéndum. Los ciudadanos italianos, indignados por el deterioro económico y social y los altos niveles de desempleo, no van a votar sobre la necesidad y la bondad de la reforma constitucional, que no entienden. Van a votar, sí o no, a sus actuales gobernantes, a sus Élites, a Matteo Renzi. Es la estrategia electoral que están siguiendo el Movimiento de 5 Estrellas de Beppe Grilo y La Liga Norte.

No voy a cuestionar la necesidad de una reforma constitucional en un país que desde la fundación de la República Italiana en el año 1947 ha tenido 68 gobiernos en 70 años. La reforma constitucional pretende resolver la disfuncionalidad de que tengan la misma capacidad legislativa el Congreso y el Senado, lo cual dificulta la actividad legislativa y provoca inestabilidad política. La propuesta de reforma constitucional concentra el poder legislativo en el Congreso y vacía al Senado, reduciendo en una tercera parte el número de senadores. Esta decisión vendría fortalecida por una nueva ley electoral que aumentaría la capacidad de formar gobierno, mediante la atribución de una prima de escaños al partido más votado en las elecciones. Las críticas a la reforma resaltan la excesiva concentración de poder en el Congreso y en el Gobierno, en un momento peligroso, ante la creciente posibilidad de acceso al poder de los partidos populistas. No obstante, ni el momento, ni el enfoque personalista, ni el consenso previamente conseguido, son los adecuados.

Los escenarios posibles

El triunfo del no, aunque a corto plazo no tenga un impacto excesivamente negativo, a medio y largo plazo sí lo tendrá, no solamente en Italia sino en toda Europa. A corto plazo todo va a depender de los distintos escenarios posibles tras el referéndum: el primero es que Renzi triunfe; el segundo es que triunfe el no, pero no dimita Renzi y continúe el actual gobierno hasta las próximas elecciones; el tercero que triunfe el no, dimita Renzi y que el Presidente de la República propicie un nuevo gobierno presidido por un tecnócrata; y por fin el cuarto, el más negativo, que triunfe el no y que el presidente la república se vea obligado a convocar unas elecciones precipitadas.

Los mercados financieros han descontado parte de los efectos de los tres primeros escenarios, y de momento la reacción de las bolsas y de la prima de riesgo han sido negativas, pero contenidas. Detrás de este prudente comportamiento de los mercados, está la seguridad de que el Banco Central Europeo creará toda la liquidez que sea precisa y comprará toda la deuda pública italiana necesaria para que no haya un desplome de los mercados. Siendo Mario Draghi italiano nadie duda de que hará lo necesario, y que será suficiente. Donde las cosas no están tan claras es en lo que podría ocurrir si el escenario final fuera el de unas elecciones anticipadas. En mi opinión la respuesta de los mercados podría ser extremadamente virulenta. Debemos tener en cuenta que Italia con un crecimiento anual del PIB del 0,9% es el socio que menos crece de los grandes, casi la tercera parte de España. Tiene una tasa de desempleo por encima de la media europea, próxima al 12%, una deuda pública que alcanza el 133% del PIB, una prima de riesgo del 2% ( superior a la de España) y una banca extremadamente débil, pendiente todavía de su saneamiento. Unas elecciones anticipadas sin duda alguna conducirían a Italia a una nueva recesión.

una nueva recesión

El punto más débil de Italia es la situación de su banca, con unos activos dañados y no saneados que superan los 360.000 millones de euros, el 18% de sus activos en riesgo. El Monte di Paschi y Unicredit son las entidades financieras con mayores problemas. La colocación de la ampliación de capital de 5.000 millones de euros del Monte di Paschi, necesaria para restablecer su solvencia, difícilmente se podrían hacer en cualquiera de los escenarios. Si Italia entrara en recesión la situación de la banca italiana sería insostenible y se contagiaría al resto de la Banca Europea. El apoyo del Banco Central Europeo no sería suficiente para contener esta hemorragia. Por otra parte, debemos que tener en cuenta también que, así como España ha hecho algunas reformas aplaudidas por Bruselas, entre ellas la del sistema financiero y el mercado de trabajo, Renzi, como primer ministro de Italia, no ha sido capaz de abordar ninguna. Por el contrario, se ha dedicado desde el principio a desautorizar y desacreditar las instrucciones y los objetivos comprometidos con Bruselas. Esta es una de las razones por las que no está recibiendo excesivo apoyo de Bruselas en su batalla por el sí. Renzi es un mal alumno y encima díscolo. No obstante a nadie le interesa, y menos a Alemania, Francia y Holanda, que la derrota de Renzi lleve a Italia a unas elecciones precipitadas en las que los partidos populistas pudieran acceder al poder. Este escenario podría ser el principio del fin de la Unión Europea.

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