Navantia facturó en 2019 un total de 1.238 millones de euros, un 12% más que en el ejercicio anterior. Pero la empresa pública de construcción naval sigue sin arrojar beneficios ya que perdió 173,7 millones de euros, aunque redujo sus números rojos en un 48% respecto a 2018, según las cuentas anuales consolidadas de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), que se han publicado este lunes en el Boletín Oficial del Estado (BOE).

Las pérdidas que arroja la actividad de construcción naval arrastra al balance del conjunto de la SEPI, que registró unas pérdidas de 237,47 millones de euros en 2019, lo que representa un incremento del 4% con respecto a los números rojos de 228,14 millones de euros del ejercicio anterior. También registraron pérdidas en 2019 Hunosa, con 70,7 millones de euros, aunque casi un 54% menos que en 2018; Izar, con 14,85 millones, casi el doble de los 7,61 millones de euros del ejercicio anterior; Agencia EFE, con 11,645 millones de euros, frente a los 8 millones de euros de 2019; y Mayasa, con 2,8 millones de euros.

La participación de la SEPI en Airbus, que se sitúa en el 4% del capital, también lastró las cuentas del holding, ya que su aportación al resultado final ascendió a 56 millones de euros en números rojos.

Mientras, cerraron en ganancias el Grupo Correos, con 6,33 millones de euros, frente a las pérdidas de 167,9 millones de euros de 2018; Tragsa, que elevó su beneficio hasta los 4,482 millones de euros, y Sepides, con un resultado positivo de 4,993 millones de euros.  

Navantia aporta en torno a uno de cada cinco euros facturados por la SEPI. La cifra de negocios del holding público se elevó a 5.009 millones de euros, un 10,8% más que en 2018. Sin embargo, no es la empresa con más peso en la facturación de la SEPI, ya que Correos ingresó 2.266 millones de euros, un 11,3% más.

La mejora de los resultados de Navantia son consecuencia de un ejercicio marcado por el inicio de la construcción de las cinco corbetas para Arabia Saudí. A ello se suma la entrega de dos de los cuatro petroleros encargados por la naviera Ibaizábal, y un ejercicio muy positivo en el ámbito de las reparaciones en el astillero de Cádiz. A ello se suma que Puerto Real sumara tres contratos off-shore con los que pudo capear la ausencia de encargos de construcción naval.