Economía

Los 305.000 accionistas del Popular pierden todo su dinero

  • Los tenedores de bonos convertibles y de deuda subordinada también se quedan sin lo invertido

Una oficina del Banco Popular en el Paseo de Gracia de Barcelona.

Una oficina del Banco Popular en el Paseo de Gracia de Barcelona. / andreu dalmau / efe

Los grandes perdedores de la operación de compra del Popular por parte del Santander son los 305.152 accionistas de la primera entidad, que ya lo habían perdido casi todo en los últimos meses y que, en pocas semanas, han visto cómo su inversión se hacía humo mientras el banco se hundía en bolsa y era pasto de todo tipo de rumores y especulaciones, además de la presión de los bajistas.

Además de los accionistas -el Popular queda hoy excluido del Íbex de forma definitiva-, los tenedores de deuda del Popular también perderán el 100% de su inversión, tanto los que hubieran comprado bonos contingentes convertibles (cocos) como bonos subordinados, al contrario que los propietarios de deuda senior, que seguirán cobrando sus cupones.

Tampoco los titulares de cuentas y depósitos del Popular sufrirán deterioro alguno, sea cual sea el importe de sus ahorros.

Pese a que la capitalización bursátil de la entidad era de 1.330 millones de euros a cierre de la sesión el pasado martes -con un capital social de 2.098 millones-, la venta al Santander se realizó por el simbólico precio de un euro. Esto se debe a la valoración realizada por expertos independientes en un estudio encargado por la Junta Única de Resolución. Estos asesores calcularon un valor negativo de 2.000 millones de euros para el Popular en un escenario base, que ascendería a 8.200 millones en el más estresado.

La situación habría sido peor para los bonistas sénior y los depositantes si la Junta Única de Resolución hubiese decidido proceder con la liquidación de la entidad. Pero según indica la autoridad, eso habría impedido salvaguardar el interés general. Concretamente, que los clientes del banco pudiesen seguir con su operativa habitual desde el primer día y evitar riesgos para la estabilidad financiera.

En ese caso se hubiesen aplicado las reglas de los concursos de acreedores, y las pérdidas y quitas podrían haber ido más allá de los accionistas y bonistas subordinados y convertibles. El alcance del daño habría dependido del valor real de los activos de Popular. En el peor de los casos, sólo los depositantes con menos de 100.000 euros hubieran estado cubiertos por el Fondo de Garantía de Depósitos.

Ante este panorama, los inversores y bonistas del Popular, que lo han perdido todo, podrán acudir a los tribunales, una eventualidad que ya ha tenido en cuenta el Santander, que podría destinar parte de su ampliación de capital de 7.000 millones a cubrirse contra estas posibles contingencias.

De hecho, ayer despachos de abogados y asociaciones de consumidores ya advirtieron que preparan una "avalancha" de acciones legales contra Banco Popular después de que su compra por el Santander haya supuesto la pérdida del 100% de la inversión realizada.

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