Investigación y tecnología sostenibles

La agroindustria andaluza dirige su I+D+i a la sostenibilidad

  • Corporación Tecnológica de Andalucía ha incentivado 25 proyectos agroalimentarios que buscan mejoras medioambientales y que han movilizado una inversión privada de 12,7 millones.

Riego controlado por satélite, fitosanitarios biológicos sin efectos nocivos para la salud ni el medio ambiente, fertilizantes a partir de los propios microorganismos del suelo, residuos orgánicos reciclados como biocombustibles o explotaciones que funcionan como sumideros de CO2. Todo ello son posibles aplicaciones de líneas de investigación innovadoras que ya están dando resultados en Andalucía. 

Corporación Tecnológica de Andalucía (CTA)  ha incentivado hasta la fecha 25 proyectos de I+D+i del sector agroalimentario que buscan mejorar la sostenibilidad de las explotaciones o los procesos de transformación. Estos proyectos han movilizado una inversión privada de 12,75 millones de euros y han recibido incentivos de CTA por valor de casi 4 millones. El 40% de estos proyectos se han realizado en cooperación de dos o más empresas, una tasa muy elevada en comparación con otros sectores estratégicos en los que también opera la Corporación. La colaboración es un aspecto muy importante en el desarrollo de I+D+i para pequeñas y medianas empresas, ya que les permite abordar proyectos de más envergadura, encontrar socios tecnológicos y beneficiarse de la experiencia y conocimiento de empresas de mayor tamaño. Entre estos proyectos agroalimentarios que buscan mejorar la sostenibilidad de explotaciones y procesos, hay algunos que alcanzan los cuatro o incluso los cinco socios.

Colaboraciones

En estos 25 proyectos, han participado 29 grupos de investigación diferentes de las Universidades de Almería, Córdoba, Granada, Huelva, Málaga y Sevilla, así como de diferentes centros de investigación del CSIC e IFAPA. La colaboración del tejido productivo con la oferta tecnológica de la investigación pública es un activo básico para el modelo de innovación que defiende CTA y resulta especialmente provechosa en el sector agroalimentario, ya que las universidades y centros de investigación ofrecen nuevo conocimiento especializado y capital humano cualificado en áreas estratégicas que las empresas del sector no podrían mantener en sus plantillas, pero cuya incorporación por esta vía puede suponer una diferencia competitiva para sus negocios.

La sostenibilidad es una exigencia del mercado y la sociedad que el sector no tiene más remedio que atender y, en muchos casos, está ligada a la mejora de la eficiencia y de su competitividad. La responsable técnico del sector Agroalimentario en CTA, Nathalie Chavrier, señala que “el sector agrario andaluz posee la trayectoria y capacidades necesarias para evolucionar hacia un modelo de negocio sostenible, generador de productos con valor añadido, con capacidad de gestionar y valorizar sus residuos y dotado de tecnologías para aprovechar al máximo los recursos y producir alimentos de alta calidad”. En su opinión, es necesario combinar esa experiencia con una apuesta decidida por la innovación, que permita al sector ser más autosuficiente y competitivo, sobre todo ante el actual horizonte de cambios en la Política Agraria Común (PAC) de la Unión Europea, con una considerable reducción de los fondos para el campo español.

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