Tribuna Económica

Rogelio / Velasco

El crecimiento de las comunidades autónomas

LA Autoridad Fiscal Independiente (Airef), utilizando un nuevo método de estimación del PIB de las comunidades autónomas, acaba de publicar los datos correspondientes al tercer trimestre de este año. Contar cuanto antes con los datos más recientes del crecimiento de un territorio y con estimaciones de alta calidad sobre el futuro a corto plazo resulta de gran importancia para que los gobiernos puedan adoptar medidas de política económica acertadas y coherentes con la evolución económica. Si se trata de medidas de política monetaria, solo resulta relevante para los bancos centrales. Pero si son medidas de política fiscal, éstas afectan a territorios de mucho menor tamaño. En la UE y, en particular, en España y en Alemania, los datos a corto plazo de la evolución de las economías resultan muy relevantes para estimar, en un plazo muy breve, el cumplimiento de los objetivos de déficit fiscal y, en consecuencia, el margen que tienen los gobiernos centrales y regionales respecto de los compromisos de gasto.

Los datos correspondientes al tercer trimestre de este año, muestra un crecimiento intertrimestral del 0,8% para España. La Rioja y Baleares, presentan las mayores tasas trimestrales y Andalucía iguala a la tasa nacional del 0,8%.

Ahora bien, un cuadro más preciso de la tendencia del crecimiento de los distintos territorios nos lo ofrecen las tasas interanuales (de los tres primeros trimestres de este año respecto de los mismos periodos del año anterior). Si consideramos esos datos, observamos que el crecimiento de Andalucía está siendo sistemática inferior que la media nacional, entre 0,2% y 0,5% para los tres trimestres de este año.

En teoría, el crecimiento en esta fase de recuperación debería ser más elevado en Andalucía que en España, porque la caída durante la recesión fue mayor en Andalucía y, en consecuencia, debería aparecer un efecto rebote. Efectivamente, si observamos los datos de crecimiento desde el segundo trimestre del 2008 (cuando empieza la recesión) hasta el segundo trimestre del 2013 (cuando comienza la recuperación), las tasas de crecimiento negativas en Andalucía han sido mayores que la media española.

El que el efecto rebote no se esté produciendo con intensidad refleja, en gran medida, la distorsionada estructura económica, con un peso desproporcionado, y más elevado que el nacional, del sector de construcción residencial.

Con una actividad económica más diversificada, con productos y servicios que puedan comercializarse en España y en los mercados exteriores, la recuperación sería mucho más fuerte en Andalucía, con tasas más elevadas que la mayoría de comunidades autónomas.

Pero esa estructura tarda años en modificarse, no hay siquiera garantías de que vaya a producirse y, en todo caso, es al sector privado al que corresponde, en gran medida, llevarla a cabo, junto a los incentivos y políticas adecuadas del sector público.

De continuar esta tendencia, la aproximación de Andalucía al resto de España en renta por habitante no solo no se producirá, sino que continuará distanciándose, reflejando la falta de adaptación de los agentes económicos para aprovechar las fuentes de crecimiento, que se generan fuera del mercado regional.

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