España es uno de los países con mejores expectativas de crecimiento de su entorno. Con el euro y el petróleo a la baja, una resurrección de la demanda interna (en inversiones y consumo) y un buen comportamiento de las exportaciones, todo apunta a que 2015 y 2016 serán años positivos para la economía española. Un panorama halagüeño que sólo podría quedar empañado por una inestabilidad política derivada de las próximas citas electorales.

Ésta es la tesis que defendió ayer el consejero delegado de Banco Sabadell, Jaime Guardiola, durante su intervención en el Foro Joly celebrado en el Hotel Alfonso XIII de Sevilla. El directivo dejó claro que la "economía pasa por un buen momento tras tantos años difíciles", por lo que su entidad ha revisado al alza su previsión de crecimiento para 2015, desde el 2,1% inicial al 2,6% actual. Asimismo, 2016 "también será bueno", dijo, puesto que si continúa bajando la prima de riesgo y los tipos de interés permanecen cercanos a cero, la deuda pública española resultará muy barata, "lo que es una gran ayuda para un país tremendamente endeudado". La debilidad del euro -que favorece las exportaciones-, la caída del precio del petróleo -que aligera el coste de las importaciones-, y la mejora de las condiciones financieras apuntalan un escenario esperanzador, abundó.

Sin embargo, todo esto puede verse alterado. "La inestabilidad política es el único factor de riesgo singular que se cierne sobre la economía española", sentenció. Las elecciones generales, autonómicas y municipales que tendrán lugar este año podrían ser una rémora para el avance por dos motivos: por un resultado electoral muy atomizado que obligará a cerrar pactos, y por la irrupción de nuevas formaciones como Podemos.

"Venimos de una época de mayoría absoluta que puede tener sus defectos, pero que tiene como virtud una capacidad de gestión amplia; y ahora nos encaminamos hacia una época de pactos que pueden acercar a los políticos a la realidad social, pero que difícilmente ofrecerán altos niveles de estabilidad", explicó Guardiola. A ello hay que sumar la llegada de partidos como Podemos, que pueden "provocar miedo a los inversores". Aun así, admitió que este partido "está adaptando su programa económico a la realidad" y que en Grecia se ha comprobado que Europa es la que marca el paso y que hay que "separar los mensajes de la práctica política".

Sin embargo, para el consejero delegado del Sabadell la cuestión catalana no tiene tanto impacto en el porvenir de la economía española como los factores mencionados. "Es un problema complejo; hay que hacer un esfuerzo por enfocarlo y resolverlo, pero me cuesta ver que tenga incidencia sobre el crecimiento económico", indicó.

Guardiola subrayó que España tiene motivos por los que sacar pecho. "En este país tendemos a la autoflagelación, pero hay cosas de las que sentirnos orgullosos", dijo. Y entre ellas mencionó que la economía lleve tres meses batiendo el PIB (Producto Interior Bruto) europeo, pese a que venía desde un puesto muy alejado, y que el déficit comercial haya mejorado diez puntos en los años de crisis "a través del ajuste de salarios y precios, puesto que ya no podemos acudir a la devaluación de la moneda". "Esto es un caso único en la historia", sentenció.

Y, mirando al futuro, invitó al país a "no dar bandazos" y a centrarse en aquellos sectores que constituyen su verdadera fortaleza: la agroindustria y el turismo. "España no puede cambiar de modelo productivo de la noche a la mañana; no se va a convertir en Silicon Valley; pero sí puede modernizarse gradualmente, ser más productiva, y ofrecer mayor valor añadido en los temas en los que ya es buena", explicó. "No hay que exagerar en el cambio de modelo, querer ser lo que no somos", advirtió. Por ello, insistió en que se puede tener una economía potente, aunque no se tenga industria: "Sólo hay que mirar a Gran Bretaña, que pinta mucho y es por su fortaleza en servicios".

Guardiola, que no apreció que la economía esté cayendo en los mismos "vicios" que la llevaron a la crisis, vaticinó que la construcción tendrá un papel activo en la recuperación, al contribuir "claramente" a la generación de riqueza y empleo. "Se podrá decir que la crisis se ha superado cuando este sector esté al 30% de su récord histórico de actividad", concluyó.

Tras analizar la coyuntura económica nacional, el consejero delegado de Banco Sabadell repasó la situación específica del sistema financiero español. "Ha cambiado radicalmente dada la alta concentración que se ha experimentado: los seis mayores bancos concentran el 65% del crédito total", ejemplificó. Con una reducción del empleo y la red de sucursales de entre el 25 y el 30% en los años de crisis, Guardiola añadió que "la reconversión industrial" seguirá adelante porque la ratio de oficinas por población es aún muy alta. "Hay exceso de sucursales y los clientes son cada vez más nativos digitales que operan por internet; cada vez habrá más gestores remotos en lugar de oficinas", avanzó.

En cuanto al saneamiento llevado a cabo por el sector, cuantificó en 200.000 millones de euros, el 18% del PIB, lo que le ha costado la crisis a la banca. Una factura que se repartió de diferente manera: las entidades que no necesitaron de ayudas públicas sacaron el dinero de sus resultados, de ampliaciones de capital, de la venta de activos, de exprimir sus balances y a sus accionistas -"las acciones valen hoy, de media, la mitad que antes de la crisis"-; mientras que las entidades recapitalizadas públicamente apelaron mayoritariamente al dinero de los contribuyentes.

En definitiva, Guardiola explicó que el negocio bancario ha perdido rentabilidad en los últimos años, pero ensalzó que la reactivación del crédito "ha dejado de ser una asignatura pendiente". "Por primera vez, en el cuarto trimestre de 2014 hubo un saldo positivo; y a partir de ahora habrá mucha más predisposición a dar préstamos", concluyó.