Economía

El quinto gran salto de Unicaja Banco

La sede principal de Unicaja Banco en Málaga.

La sede principal de Unicaja Banco en Málaga.

Paso a paso, sin estridencias ni grandes titulares, Unicaja Banco sigue haciendo los deberes y, lo que es más importante, creciendo hasta el punto de convertirse en una de las principales entidades financieras del país y la única andaluza junto a la caja rural Cajamar. Su modus operandi ha sido siempre el mismo: aliarse para ser cada vez mayor. Lo hizo en 1991 con la unión de cinco cajas de ahorro andaluzas –Caja de Ronda, Caja de Málaga, Caja de Antequera, Caja de Cádiz y Caja de Almería–, lo repitió en 2010 al unirse a Caja Jaén, en 2013 absorbió Ceiss y ahora se ha fusionado con Liberbank. Si a eso se le suma su salida a Bolsa en 2017, es su quinto gran salto desde su creación, que el año próximo celebrará su trigésimo aniversario.

No todo han sido éxitos. Uno de los sueños de los directivos de Unicaja era que Andalucía fuera una gran potencia financiera como Caixabank en Cataluña o Bankia en Madrid. Se intentó de forma seria la fusión con la cordobesa Cajasur en 2010, con innumerables reuniones entre los entonces presidentes Braulio Medel y Santiago Gómez Sierra, así como con los representantes sindicales. Cuando todo parecía atado e incluso el consejo de Administración de Unicaja ya había aprobado la fusión, los directivos cordobeses rompieron el pacto y solicitaron ayudas al Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB). Eso supuso su desaparición como entidad independiente pues acabó en manos de la vasca BBK.

Con la sevillana Cajasol hubo también reuniones, tanteos, aunque nunca se llegó a proponer una fusión como tal. Las pugnas por los lideratos y la ubicación de las sedes impidieron que Málaga y Sevilla fueran de la mano en el mercado financiero y, como le ocurrió a Cajasur, Cajasol acabó siendo también absorbida, en este caso por Caixabank.

Una oficina de Unicaja. Una oficina de Unicaja.

Una oficina de Unicaja.

Unicaja Banco se quedó como el principal referente andaluz y no le ha ido mal. En un sector tan competitivo como el financiero, lucha por no ser absorbida por otro pez mayor y, mientras tanto, va comiendo peces más pequeños para ganar volumen y tratar cada vez más de tú a tú a los grandes, aunque todavía hay notables diferencias en el volumen de activos ya que entre los grandes también está habiendo fusiones.

Unicaja lo intentó con Liberbank hace un año. No salió al no alcanzar un acuerdo en el canje accionarial y a la segunda sí ha sido la vencida porque, además, le interesa a ambos. Unidos son más fuertes que separados. Y todavía hay más peces en el mar que poder atraer. Siempre ha estado en el punto de mira, por ejemplo, la aragonesa Ibercaja.

Estamos a finales de 2020 y nada tiene que ver la Unicaja actual con la de sus fundadores. No en 1991, sino a principios del siglo pasado. La marquesa de Moctezuma no podría ni imaginar que aquellas 10.000 pesetas que puso de capital inicial en 1909 para crear un monte de piedad en Ronda, cuyo primer préstamo fue de 225 pesetas al ayuntamiento rondeño para comprar una caja fuerte de hierro, se acabarían convirtiendo en la Caja de Ronda, una de las principales cajas de ahorro del país con el paso de las décadas.

Tampoco los fundadores de la Caja de Cádiz en 1884, la Caja de Antequera en 1904, la Caja de Almería en 1900 y la Caja de Málaga en 1949. Todos fueron proyectos de éxito, muy ligados a la economía local, y en 1991 se fusionaron en Unicaja para ganar dimensión, poder competir en mejores condiciones con los bancos y cajas de otras partes del país y hacer frente a retos entonces futuros como el mercado único europeo en 1993 o el euro en 1999.

Una parte de la plantilla de la Caja de Ronda en 1957. Una parte de la plantilla de la Caja de Ronda en 1957.

Una parte de la plantilla de la Caja de Ronda en 1957.

La primera que vio la luz fue la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Cádiz, fundada en 1884 con la intención de relanzar la economía gaditana ya que ésta tenía planes de futuro con la industria naval, la pesca o el turismo, pero no contaba con la financiación necesaria. Según explica el historiador David Molina en el libro Unicaja 125 años, publicado en 2009 con motivo del 125 aniversario de la entidad, fue impulsada por la Sociedad Económica Gaditana y amparada en una ley de 29 de junio de 1880. El 11 de diciembre de 1882 quedó constituido el Consejo de Administración de la caja gaditana formado por algunas de las familias más poderosas de la ciudad siendo Manuel Berrocal el presidente. 

Arrancó su actividad el 15 de agosto de 1884 y en sus primeros diez meses de vida atendió más de 13.000 empeños a cambio de 346.320 pesetas. Tuvo una dura crisis en 1896 que a punto estuvo de llevarla a la quiebra -en mayo solo había en la caja 8.000 pesetas y tenía que dar 127.000 a los ahorradores en una semana-, pero consiguió superarla. No le afectó especialmente el crack de 1929 por la condición periférica de Cádiz en el contexto global, pero sí la Guerra Civil por la pérdida de parte de la burguesía que la apoyaba.

El Monte de Piedad y Caja de Ahorros de Almería nació con el siglo, en 1900. Su primer presidente fue el obispo Santos Zárate y se daban créditos a una economía basada casi exclusivamente en la agricultura que necesitaba modernizarse, así como reducir la actividad de los usureros. En sus diez primeros meses ayudó a 10.000 familias. Tras la debacle de la Guerra Civil, la recuperación y la consolidación de la entidad se produjo entre 1940 y 1970, aunque hubo momentos peliagudos. Un falso rumor en 1967 hizo entender que la caja estaba en quiebra y en solo cinco días perdieron un 20% de clientes que sacaron 256 millones de pesetas.

Un falso rumor hizo creer que la caja de Almería había entrado en quiebra y los clientes sacaron 256 millones de pesetas en cinco días

Unicaja cuenta con tres cajas malagueñas en su seno y la primera en crearse fue la de Antequera, en 1904. Como el resto de España, esta localidad sufría aún la depresión de la crisis de 1898 y una buena parte de la población estaba muy empobrecida. Se decidió que cada persona interesada tendría 25 pesetas en acciones y fue tal el apoyo que se alcanzaron 7.500 pesetas. El 27 de diciembre de 1903 se reunió el primer consejo de administración y empezó a funcionar en enero. Tenía un capital pequeño, pero su ambición era meramente comarcal. Durante la Guerra Civil Antequera estuvo en territorio franquista y mantuvo el tipo. De hecho, durante 1937 prestó 100.000 pesetas para estimular al sector agropecuario. En 1945 el hambre apretaba y la caja antequerana, junto a otras instituciones, tuvo que abrir comedores sociales. Tras un periodo de expansión territorial, su modernización y consolidación se produjo a partir de los años 70 con oficinas en la provincia, Melilla y hasta Madrid. En 1982 tenía 308 empleados. No lo tenían fácil porque la competencia estaba en casa, ya que la provincia contaba además con la caja de ahorros de Ronda y la de Málaga, además de la rural.

La caja de Ronda -la más importante en la fusión al llegar a ser la mayor entidad financiera en Andalucía y una de las primeras quince cajas del país- se constituyó en 1909. En 1936, con el estallido de la guerra, asesinaron al presidente y a otros tres consejeros, dejando la caja en una situación crítica. Se destruyeron instalaciones y documentos que hacían muy difícil saber qué debía cada uno. Se recuperó un millón de pesetas y en 1938 se volvió a cierta normalidad.

Tomó el testigo Juan de la Rosa con una estrategia basada en el trato al cliente y una buena gestión. Entre 1939 y 1951 quintuplicó el ahorro, alcanzando los 100 millones de pesetas y se abrieron oficinas en la Serranía y varios puntos de Cádiz. El gran salto se produce entre 1960 y 1982. Ya tenía 1.000 millones de pesetas en ahorro, apoyó el desarrollo de la industria turística en la Costa del Sol y el despliegue inmobiliario.

Manuel Azuaga, presidente de Unicaja Banco, el día de la salida a Bolsa. Manuel Azuaga, presidente de Unicaja Banco, el día de la salida a Bolsa.

Manuel Azuaga, presidente de Unicaja Banco, el día de la salida a Bolsa.

La caja más moderna de Unicaja era la Caja de Ahorros Provincial de Málaga, que arrancó en 1949. Perdió 26.000 pesetas en su primer semestre. Apenas tenía 273 libretas de ahorro y una competencia muy dura con las cajas de Antequera y Ronda. Poco a poco fue remontando y en 1968 ya gestionaba 1.000 millones de pesetas e incluyó productos innovadores, haciendo especial énfasis en el pago a crédito en comercios. El 1989 tenía 66 sucursales y estabilidad financiera.

El pasado es importante para conocer el presente e intuir el futuro de una entidad como Unicaja Banco. La situación es, lógicamente, distinta. Desde su salida a Bolsa sus accionistas están en Manhattan, Londres o Singapur, aunque la mayoría del capital sigue en manos de la Fundación Unicaja y, por tanto, es local. Nadie sabe qué pasará a corto o medio plazo. Si podrá seguir absorbiendo entidades menores para crecer o acabará siendo engullida por alguna multinacional bancaria. En este momento es un poco más grande con Liberbank y siguen más vivos que nunca.

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