Economía

Una sólida trayectoria profesional ligada a Sevilla

  • Jaime Ybarra compatibilizó su actividad empresarial con un gran respeto a las tradiciones

Jaime Ybarra Llosent vinculó una sólida trayectoria empresarial con un profundo respeto por las tradiciones sevillanas. A lo largo del medio siglo que dedicó al Grupo Ybarra, Jaime Ybarra compatibilizó sus responsabilidades en la empresa familiar con las de la Presidencia de la Asociación Nacional de Fabricantes de Mayonesas y Salsas desde 1984 a 1988 y la de la Asociación Nacional de Envasadores de Aceites Comestibles, entre 1991 y 1995. En la actualidad era presidente del Consejo Regional de Endesa, de la Fundación Sevillana Endesa, y del Consejo Regional de Banesto en Andalucía. También era consejero de Aegón España SA y fue patrono de la Fundación de la Universidad Pablo de Olavide y de la Asociación de Fundaciones Andaluzas.

Cuando sus obligaciones profesionales se lo permitían, Jaime Ybarra Llosent podía dedicarse a una de sus grandes pasiones: la caza, una afición que ejercía en Cádiz, Córdoba, Sevilla y Jaén, tanto para la perdiz como para el venado.

Sevillista confeso, -como su hermano Ramón, fallecido en 2006-, consideraba a Curro Romero un torero irrepetible. También fue seguidor de Pepe Luis Vázquez, Antonio Ordóñez y, últimamente, Morante de la Puebla. También era un amante de las tradiciones y aprendió a vivir la Semana Santa desde muy niño.

"Aunque realmente la hermandad de mi familia ha sido siempre la del Silencio, como de pequeños vivíamos en la calle Conde de Ybarra, que está a cien metros de la iglesia de San Nicolás, la primera cofradía en la que salí fue la de la Candelaria. Tendría yo ocho o nueve años", rememoraba Jaime Ybarra en una entrevista a este periódico.

El empresario también fue un asiduo de la Feria de Sevilla. No en vano, fue fundada por uno de sus antepasados, José María Ybarra y Gutiérrez de Caviedes, primer conde de Ybarra, junto a Narciso Bonaplata. El iniciador de la dinastía andaluza de los Ybarra y creador del negocio familiar llegó a Sevilla en el siglo XIX. Era un isabelino que huyó del País Vasco para alejarse de las desavenencias que produjo la Primera Guerra Carlista en su familia.

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