Elecciones Andalucía

Susana no da sus votos a Colau

  • La presidenta adelanta que el PSOE andaluz no pagará "los privilegios" de En Comú Iglesias se compromete a respetar "los derechos nacionales de Cataluña" Rajoy identifica el voto a Pedro Sánchez como un voto al Gobierno de Podemos

PABLO Iglesias presume de ser un hombre coherente: "Decimos lo mismo en Sevilla, en Toledo o en Málaga, queremos que en Cataluña haya un referéndum para decidir". El líder de Podemos renovó ayer en Barcelona su compromiso con el referéndum de independencia de Cataluña si llega a ser presidente del Gobierno, y es verdad, lo mismo cuenta en Tarragona que en Madrid, pero el lema de su campaña, que es la sonrisa del un país, es distinto al este del Ebro. Quienes sonríen allí son los pueblos, les pobles, como en Valencia o en Galicia, de tal modo que en estas comunidades son pueblos y el resto, un país y una patria, palabra que también se inserta en el lema de Podemos, sin que su líder aprecie la contradicción. En Barcelona, Iglesias dio un mitin con Alberto Garzón y la alcaldesa Ada Colau, y delante de todos se comprometió a defender "los derechos nacionales de Cataluña". Junto a la vicepresidenta de la comunidad valenciana, Mónica Oltra, los dirigentes de Podemos corearon con el público "¡a la valenciana, a la valenciana!", un grito a favor del Gobierno de concentración liderado por los morados y sus confluencias, pero con la participación del PSOE. Eso es, ése es el objetivo que Iglesias busca en esta campaña: poder adelantar al PSOE, y sumar junto con Pedro Sánchez más escaños que PP y Ciudadanos juntos, para formar un Ejecutivo de izquierdas.

El sondeo del CIS le ha dado alas, la suma de ambos partidos de izquierdas podría llegar hasta los 171 escaños, sólo a cinco de la mayoría absoluta, pero en el PSOE nadie quiere ver a Pablo Iglesias como presidente. Sin embargo, Pedro Sánchez no termina de explicarlo, no acaba de decir que los votos que reciba no servirán para ello. La presidenta Susana Díaz, que se opone a ese hipotético acuerdo con tanta fuerza que confía en poder pararlo si alguien tiene la tentación, avanzó un paso más en Vélez-Málaga. "Los votos de los andaluces -explicó Díaz- no van a servir para pagar los privilegios de Ada Colau ni el peaje de las mareas ni de sus confluencias, si lo tiene que pagar, que lo pague de su bolsillo".

La oposición de Díaz al Gobierno con Podemos viene de lejos. Durante las conversaciones que se mantuvieron después del 20 de diciembre, se llegó a filtrar que los diputados socialistas andaluces estaban dispuestos a rebelarse en caso de que tuvieran que investir a Pedro Sánchez para una coalición con Podemos y con la abstención de los independentistas. Nadie se atrevió a explicarlo en público, pero la advertencia corrió por donde debía. Esta vez, los andaluces quieren que Sánchez se comprometa a no apoyar a Iglesias como presidente del Gobierno. Por convicción y por estrategia. "A su tiempo", sostienen.

El sondeo del CIS va a provocar que el PSOE se desangre por el centro, aún puede perder más votos si se visualiza que es posible el Gobierno de Iglesias. Y es que si Podemos es el partido que figura segundo en las encuestas, también es junto al PP el que más rechazo provoca.

Mariano Rajoy y el PP han olido esta debilidad, y el presidente del Gobierno en funciones lo explicó en Molina de Segura, en Murcia: "O se vota al PP o se vota a un Gobierno nucleado en torno a Podemos". Los populares se están afanando en identificar a Sánchez con Iglesias, sabedores de que hay un voto que aún está emigrando desde el PSOE y desde Ciudadanos hacia el PP. El líder andaluz de este partido, Juanma Moreno, se refirió a "los socialistas de buena fe", para solicitarles que no metan en la urna una papeleta que irá a parar a Pablo Iglesias. Este movimiento es el que parece querer detener Susana Díaz. Desde Durango, el candidato Pedro Sánchez apeló al "voto en masa" de los socialistas para dar la vuelta al sondeo del CIS, que ha dejado noqueado a muchos dirigentes socialistas. Casi todos dan por hecho que se producirá el sorpasso si la campaña electoral no cambia el estado de ánimo de la opinión pública de un modo radical. Pero Sánchez, que es un tipo correcto aunque parece que transmite tanto como la madera, no es capaz de hacerse con la campaña.

La dirección del PP confía en que los diputados socialistas no votarán a Iglesias y terminará por hacer a Mariano Rajoy presidente con una abstención. Es más, la creencia es que todo se resolverá pronto, a finales de julio o a inicios de agosto. Mariano Rajoy pidió, por eso, "un Gobierno rápido", que sea capaz de elaborar los Presupuestos de 2017 a partir del mes de septiembre. Rajoy se paseó por Molina de Segura con el presidente de Murcia, Pedro Antonio Sánchez, a quien la Guardia Civil relaciona con contratos con empresas de la trama Púnica. "Sabes que tienes mi apoyo total y absoluto", indicó Rajoy a Sánchez.

El presidente en funciones no sólo tiene, por estos asuntos de corrupción, un problema con el apoyo de Ciudadanos -Albert Rivera dijo ayer en Barcelona que votar al PP era echar el voto en la basura-, sino con los socialistas. De hecho, el anterior secretario general, Alfredo Pérez Rubalcaba, aseguró desde la provincia de Cáceres que los socialistas nunca votarán a Rajoy como presidente del Gobierno.

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