Provincia

El maratón continúa

  • La segunda de las tres (o cuatro) campañas electorales de este año arranca con la duda de hasta dónde será castigado el bipartidismo en Cádiz.

 Ya estamos otra vez metidos en faena. El año más electoral que ha habido desde la reinstauración de la democracia vive ahora el segundo capítulo de los tres (o hasta cuatro) que están previstos en el calendario de este 2015. Cuando aún se escuchan los ecos de las elecciones andaluzas del pasado 22 de marzo –ecos muy ruidosos debido a que la investidura de Susana Díaz sigue aún en el aire– la ciudadanía se apresta a vivir el inicio de una nueva campaña electoral. En el horizonte, a 16 días vista, asoman las elecciones municipales más inciertas que se recuerdan por estos lares. 

Y son inciertas sobre todo porque nadie puede vaticinar a día de hoy cuál será el grado de castigo que recibirá el próximo 24 de mayo el bipartidismo. La gestión de la crisis económica que han hecho los gobiernos de España bajo los mandatos primero de Rodríguez Zapatero y luego de Rajoy han puesto en una situación muy delicada tanto al PSOE como al PP, como se ha comprobado de manera fidedigna en las elecciones europeas del año pasado y en las recientes andaluzas.

 

Pero no nos engañemos: los candidatos del Partido Popular y del Partido Socialista siguen siendo los que están llamados a ser quienes más votos recojan en la provincia de Cádiz y también los que se disputen entre sí más alcaldías y la Presidencia de la Diputación. Pero algo ha cambiado: la irrupción de nuevas fuerzas políticas no ha hecho sino sembrar muchísimo desconcierto. Hay ciudades gaditanas en las que sencillamente todo puede pasar dentro de 16 días y ello no hace sino vaticinar una noche electoral apasionante en la que las sorpresas pueden estar a la orden del día.

 

Pero vayamos por partes. En primer lugar está un PP que llega a esta cita con mucho que perder y muy poco que ganar. Y eso se debe a que en 2011 este partido arrasó. Así, sin paños calientes. Ganó esos comicios, logró la mayoría de las alcaldías de postín de la provincia –algunas de ellas con tremenda holgura– y hasta logró la hazaña de alcanzar por vez primera la Presidencia de la Diputación. Y ahora lo que intenta es simplemente conservar lo máximo posible de todo el poder que ostenta.

 

Y enfrente se topa otra vez con un PSOE que sigue empeñado en dar un paso más en su reconquista particular, la misma que inició en marzo y que quiere completar en noviembre. Recuperar la Diputación es una obsesión para los socialistas; desbancar a algunos de los alcaldes de más renombre del PP (Teófila Martínez, María José García-Pelayo, José Ignacio Landaluce o José Loaiza) es un anhelo que el Partido Socialista ve ahora más posible que nunca.

 

Pero a los dos grandes les han crecido los enanos. Ya no tienen que lidiar en exclusiva con IU, el PA o, sólo en algunos municipios determinados, con formaciones independientes. Ahora la cosa ya va más en serio debido al auge experimentado por Ciudadanos (C’s), por Podemos (que a estos comicios concurre no como partido y sí como agrupaciones de electores con libertad de movimiento e independencia allá donde se presenta) y de otros compendios similares de partidos minoritarios que se han aglutinado ahora. Ya saben: la unión algunas veces hace la fuerza.

 

Así las cosas lo que queda por delante son dos semanas de intensa campaña, unos comicios que seguramente den mucho que hablar y luego tres semanas de negociaciones antes de las sesiones de investidura previstas para el 13 de junio. Con la seguridad de que puede haber muchos gobiernos en minoría, el maratón continúa. Y aún quedarán unas elecciones generales en noviembre y quién sabe si unas nuevas elecciones andaluzas apenas dos meses antes.

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