arcadi espada. periodista

"Cataluña no es de los catalanes, es de todos los españoles"

-Libres e Iguales eligió Cádiz para presentar su manifiesto en contra del secesionismo catalán. ¿Algún motivo? No está muy cerca de Cataluña...

-Es una ciudad simbólica de España con un carácter y una historia obstinadamente liberal. Los firmantes de este manifiesto somos obstinados en defensa de la libertad. El arranque del movimiento tenía que ser gaditano. Casi una declaración de principios.

-¿Y cuál es su objetivo? ¿A qué aspiran?

-Lo primero es que no es un objetivo político, sino ciudadano. Aspiramos a una movilización de los españoles en defensa de su Estado porque defender el Estado es defender la ciudadanía.

-¿En qué cree que va a acabar el órdago soberanista?

-No tengo una bola de cristal. Los políticos pueden hacer lo que les parezca, pero tienen una obligación: si tienen que hacer algún tipo de negociación ha de ser transparente y no tiene que limitar los derechos de los ciudadanos. Si se considera que hay un conflicto, por las causas que sean, estamos dispuestos a aceptarlo, pero que ese conflicto no suponga de ningún modo un atentado contra los derechos de todos los españoles.

-Usted es catalán y, desde aquí, podemos pensar que Cataluña es un problema catalán.

-Ahí está el malentendido. En absoluto estamos ante un problema catalán. Es lo que el nacionalismo quiere vender, su derecho a decidir porque es algo que sólo compete a los catalanes. Algún loco gaditano podría llegar a decir que la playa de La Caleta de Cádiz es sólo de los gaditanos. Es mía porque yo soy de Cádiz y tú no. Pero no, la playa de La Caleta es de todos. Es sólo un ejemplo. El proyecto español nacido de la Constitución del 78 permite apropiarse de zonas geográficas y morales comunes. Cataluña no es de los catalanes, es de todos los españoles.

-De hecho, en Cataluña viven muchos españoles, si es que se me permite esa diferenciación.

-Naturalmente. La emigración ha supuesto para Cataluña el 50% de su población. Cuando los padres o los abuelos de muchos catalanes llegaron allí, cuando aquellos emigrantes llegaron a Cataluña pensaban que no se iban de España, no pensaban que se iban a un lugar del extranjero. No se estaban yendo a Alemania, vaya, con todo lo que eso conlleva de conservar sus costumbres y adaptarlas a su nueva residencia. Los emigrantes que se fueron a Cataluña han aportado mucho de España a Cataluña y no se puede renunciar a esa herencia.

-¿Y eso lo dice usted abiertamente en Barcelona?

-Yo creo que en el resto de España hay una idea de que todos los catalanes pensamos lo mismo. No es así. Yo soy catalán por azar, no por elección. Y me gusta ser catalán. Pero antes que catalán puedo decir que soy español y antes que español soy europeo. Creo en la libertad, en poder atravesar fronteras sin que nadie me pida el DNI. Eso ha sido un gran logro. Los independentistas se refugian en un concepto muy difuso, el de la identidad, para marcar su frontera. En nuestro tiempo no se me ocurre cómo explicar qué es la identidad.

-Pero desde el sur tenemos la impresión de que en Cataluña están alineados en dos bandos, que incluso existe una tensión social.

-Tampoco es eso. A mí la gente en Barcelona no me va insultando por la calle. Si me paran es para decirme que están de acuerdo conmigo. No soy un ingenuo. Es posible que seamos una minoría los que nos sentimos españoles, aunque creo que más bien está fifty fifty. Creo que tengo el derecho a decir en Cataluña que me siento español, libre e igual y que la Constitución del 78 es la máxima expresión de la españolidad en toda su nitidez.

-Lo dice con gran seguridad en el momento en que la Constitución del 78 está más cuestionada que nunca. Mucha gente no se siente identificada con ella.

-Sí, se dice eso de esta no es mi Constitución porque yo no la voté, porque se votó hace mucho tiempo. Eso no le pasa a la de Estados Unidos, que se redactó hace doscientos años y que sigue vigente hasta hoy con sus correspondientes modificaciones marcadas por los cambios de los tiempos. Pero sigue siendo su Constitución, ningún norteamericano dirá esa no es mi Constitución. La Constitución española es un pacto de mínimos que sólo obliga a ser libres. ¿Que ha de cambiarse? Pues que se cambie si así lo quieren todos los españoles, pero no sólo una parte de ellos.

-No sé si usted lo comparte, pero a mí me parece que en España se está un poco cansado de todo esto. Con la crisis que estamos pasando, la gente está más preocupada por otras cosas.

-Pues deberíamos preocuparnos más. Estoy de acuerdo en que la gravedad de la situación no se corresponde con la preocupación que se detecta en la calle. Es uno de los motivos de la existencia de este movimiento. Si España tiene problemas económicos, figúrese cómo pueden crecer esos problemas en el caso de que el Estado pierda una parte del territorio que proporciona el 20% del Producto Interior Bruto. El problema de Cataluña es un problema para España y es un problema real, que puede afectar a la gente en su vida diaria. Quien observe este fenómeno con pasividad debe saber que la secesión de Cataluña va a afectar a su vida diaria.

-¿Cómo ha vivido la convulsión Pujol? Su confesión sobre su evasión fiscal parece haber conmocionado a Cataluña.

-En el año 97 escribí un libro, Contra Catalunya, en el que afirmaba que el nacionalismo catalán se asentaba sobre la corrupción. Y lo escribí con pruebas empíricas. Por eso no me ha sorprendido esa confesión que algunos todavía tratan de justificarlo como un gesto muy humano. Fíjese, Jordi Pujol está diciendo nada menos que compatibilizó su cargo de presidente de la Generalitat con su condición de evasor fiscal. No hay precedentes porque no es el hecho en sí de ser un evasor, sino la mentira, la gran mentira, y mantener esa supuesta autoridad moral. Todos esos valores, esa ética...

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