Fernando G. Calvo | Agricultor

"Si no tienes un drama, de qué hablas en el bar"

Fernando G. Calvo.

Fernando G. Calvo. / M. G.

Oculta su identidad en las redes sociales bajo el seudónimo de Tomy_Rohde. "Andaluz, agricultor y con bastante mala leche", reza en su cuenta de Twitter, donde leen sus peripecias agrarias más de 20.000 seguidores –en Instagram también tiene una legión de simpatizantes–. Fernando G. Calvo (Córdoba, 1987) dejó sus estudios de Derecho y Empresariales, empezó a trabajar en un despacho y hace más de seis años se fue al campo –vive en La Carlota– para explotar sus 15.000 olivos.

–Si No me pises que llevo chanclas definió su estilo como agropop, ¿el suyo se definiría como agrotuit?

–Aquí cantar, cantamos poco. Me paso encima de un tractor 10 horas y da para pensar mucho porque no tengo cabina ni radio. Se te ocurre algo, coges el móvil y lo sueltas en las redes sociales.

–Da a conocer el campo en las redes sociales.

–Me hice Twitter el año pasado. Un chaval se quejó de su mala suerte y de ahí vino todo porque le dije que desgracia la mía porque donde vivo sólo hay un bar a ocho kilómetros y la camarera es mi ex novia. A la gente le gustó, conté que era agricultor y empecé a comentar mi día a día entre gracietas.

–Nunca llueve a gusto de todos y el agro es una ruina.

–Si no tienes un drama, de qué vas a hablar en el bar, con quién te vas a meter, no tienes tema de conversación.

–Agricultor de ciudad es raro por su dureza y no se hace uno rico.

–Hay que echarle pelotas, es difícil que alguien que te enseñe. Aprendí mirando a los viejos. El cultivo antes daba para nueve personas y yo puedo vivir con lo justo, justo, justo, sin ahorros. Es un trabajo muy mal visto. Desde chiquititos nos decían que si no vales para nada, al campo, y si eres mujer, cajera. Son oficios estigmatizados. Una cajera o un cajero de Mercadona gana más que yo.

–¿Sin la PAC habría que echar el cierre al campo?

–Sí. Es absurdo que nos exijan productos fitosanitarios, derechos laborales, salarios... pero lo que se importa no tiene correlación con nosotros y el que compra por ahorrarse 20 céntimos se lleva lo de fuera, con la explotación que hay en otros países.

–Los catalanes nos arrean por el antiguo PER. Defiéndase/defiéndanos.

–Los animo a venir dos meses, me da igual la época, en invierno para no ser malos, y comprueben si con el PER viven todo el año. Yo me levanto a las cinco de la mañana, no vaya a ser que me digan que lo cobro. Estos catalanes... si la mitad son andaluces.

–¿El campo es de derechas o de izquierdas?

–Donde vivo, el campo es del PSOE, eso no sé si es de derechas o de izquierdas. Casi todos son socialistas pero tirando a la derecha.

–¿Cómo viene la aceituna?

–Viene muy buena y muy gorda, como todo el mundo después de la cuarentena.

–"Amigos como amigos, pero la burra en la linde".

–Un vecino se compró una mulilla y puse en Twitter que tenía que llamar a la Policía Local porque la había dejado atada en mi camino y yo no podía pasar.

–¿Otro refrán campero?

–Mi abuelo siempre que se levantaba decía: "A ver qué problema se presenta hoy".

–Tener un hijo, plantar un árbol y escribir un libro. ¿Cuál de tres estas cosas es más ruinosa?

–Las tres, ese refrán está muy mal hecho. No es tener un hijo, sino cuidarlo bien; no es plantar un árbol, sino mantenerlo y que dé frutos; y no es escribir un libro, sino explicar algo con él.

"Yo me levanto a las cinco de la mañana, no vaya a ser que los catalanes me digan que cobro el PER"

–Un colega de Monesterio cultiva pistachos. ¿Recomienda la inversión?

–Depende, empieza a dar producción a los cuatro años y necesita una temperatura muy específica, aunque es más duro que un mulo. De primeras es difícil, pero deja mucho beneficio.

–¿Proliferan aún los alérgicos a los bancos que pagan los tractores a tocateja?

–Sí, sí. Mi vecino tiene ovejas y hace poco compró un tractor a tocateja; no sé de dónde lo sacó, al parecer lo tenía en la casa.

–La ministra de Trabajo dice que persisten prácticas esclavistas en el campo.

–A esa señora no la conozco, pero le contestó el ministro de Agricultura que eso era mentira. A ella le recomiendo que no hable de oídas, que recorra un mes unas cuantas explotaciones.

–¿Su caso ejemplifica el desalojo del pensamiento hegemónico de izquierdas de las redes sociales?

–Soy derechas y no tengo problema en decirlo. Pero me gusta pensar con la cabeza y tener un poquito de lógica. Si uno no entiende que para pagar más a un trabajador el empresario o el agricultor tiene que cobrar más por su cosecha, va muy mal. Ya no es izquierda o derecha, hay gente que dice que sabe de agricultura mientras pide un plato en Malasaña intentando enseñar la vida a los demás. Si el agricultor es de izquierdas, le dirán que cobra paguita; si es de derechas, lo llamarán esclavista o subvencionado, como hizo Monedero.

–Jaén casi dobla en superficie de cultivo olivarero a Córdoba. Le da coraje.

–Un poco. Tienen vistas más bonitas, pero mi aceite es mejor y aquí somos más salados.

–Daniel Gascón ha escrito Un hipster en la España vaciada. ¿Teme que con la crisis se llenen las zonas rurales de modernos urbanitas?

–No, me gustaría verlo y apostar cuándo se van. No aguantarían. Son mentalidades diferentes. En la ciudad todo el mundo vive muy rápido, necesita hacer muchas cosas a lo largo del día, y aquí no hace falta, no le debes nada al vecino, no le debes "mira dónde he estado y tú no", nos da exactamente igual.

–¿No sería más útil que los políticos hicieran peonadas en vez de cortar carreteras con las tractoradas?

–Se lo he ofrecido pero no contestan. Hace unos meses se fue el Gobierno a un retiro espiritual y les propuse que se vinieran aquí, "os ponéis morenitos, adelgazáis, respiráis naturaleza…". Currando, claro. Siempre digo que al campo a mirar no se va, se va a trabajar.

–¿En qué terminará lo suyo con la pepera Bea Fanjul?

–Está la cosa paraílla. "¿Cómo una cosa tan bonita y tan graciosa como yo no tiene tu teléfono?", le dije. Me lo envió, pensé que era un timo y en una marcha de agricultores le mandé un whatsapp... Era ella. Este verano he dado un paseo por el País Vasco y nos hemos conocido en persona después de un año. Tiene la cabeza bien amueblada y reconoce cuando se equivoca, algo muy raro en un político.

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