Entrevistas

"Frente al boato del poder ejecutivo, el judicial reside en covachuelas"

-¿La Justicia combate la injusticia?

-No del todo. La Justicia sirve para reprimir conductas contrarias a la convivencia y resolver problemas: entre los ciudadanos, entre poderes públicos o entre éstos y los ciudadanos. A veces es la propia Justicia la que crea injusticia.

-¿Algún ejemplo de injusticia flagrante?

-Coordiné un grupo de historiadores y juristas para la edición de un libro que titulamos Los grandes procesos de la historia de España. Era una compilación de disparates entre los que no resulta fácil elegir la peor injusticia.

-Luego cabe dudar de las decisiones judiciales…

-Lo mejor es pensar que, cuando un problema ha pasado por las manos de diversos tribunales hasta llegar al Supremo, quien tiene razón es la Justicia y no quien cree que se equivoca.

-¿Qué sentencia cree impecable?

-Si no fuera por lo que han tardado en dictarla, seguramente será la del Tribunal Constitucional de 28 de junio, que resuelve el recurso contra el Estatuto de Cataluña.

-¿Qué consecuencias tendrá?

-Ahora ha quedado restaurada en su plenitud la Constitución, que no es poco. Seguirán las reivindicaciones y a lo mejor algún día se canalizan a través de una reforma constitucional, que es el único procedimiento posible.

-¿Derivamos hacia una España asimétrica?

-Ya somos asimétricos. La cultura catalana, la vasca y la andaluza tienen sus singularidades, reconocidas en los estatutos.

-¿Pecamos de ingenuidad al diseñar el Estado de las Autonomías?

-El Título VIII de la Constitución se hizo copiando fórmulas de la Constitución republicana de 1931 y de la Ley Fundamental de Bonn. Sin ninguna experiencia por nuestra parte. Tampoco hubo enjundiosos estudios previos.

-¿Es de los que opinan que hay que repensarlo?

-Soy de los que opinan que ha funcionado razonablemente bien y que no tiene marcha atrás. Pero también de los que creen que existen muchos defectos susceptibles de reforma.

-¿Cabría atreverse a abrir ese melón?

-Contamos con una experiencia de 30 años que tendría que tenerse en cuenta para introducir mejoras.

-¿Por dónde se debería empezar?

-La crisis económica obliga a que sea por los recortes que impone el equilibrio presupuestario y la austeridad. Ello está vinculado a las reformas administrativas que permitan ganar eficiencia y eliminar estructuras innecesarias.

-¿De qué defectos adolece nuestro sistema judicial?

-De lentitud, de burocratismo y de utilización de procedimientos inadecuados. La difícil predecibilidad de las sentencias obliga a los abogados y a los ciudadanos a acometer procesos de resultado incierto.

-¿Falla más el sistema o los jueces?

-Con carácter general nuestros jueces son funcionarios probos y buenos profesionales. Tienen mucho trabajo, cumplen razonablemente con él y resuelven, acertadamente o no, con arreglo a su honesto saber y entender.

-Entonces, ¿cuál es el problema?

-Sin duda les faltan medios y procedimientos adecuados.

-¿La falta de medios es evitable?

-Sorprende el boato del poder ejecutivo, que cuenta con despachos de oro, mientras que el poder judicial reside en covachuelas miserables. Acabo de salir de un juzgado mercantil instalado en un garaje.

-¿Hay jueces que prevarican?

-Sí.

-¿Hasta el punto de procesar a inocentes a sabiendas?

-Eso no puedo afirmarlo. Pero sí me consta que hay jueces que siguen adelante con los asuntos que instruyen aunque tengan pruebas abrumadoras de que no existen razones para mantener la acusación.

-¿Cuál ha sido su peor experiencia al respecto?

-La que cuento en mi último libro sobre las tribulaciones de unos ciudadanos envueltos en un caso real: la sorprendente acusación, sin ningún fundamento, dirigida contra ellos por un juez caprichoso, que les mantuvo bajo su mano durante cerca de diez años.

-¿Y cómo defenderse de algo así?

-A veces es extremadamente difícil. Son precisos buenos abogados dispuestos a trabajar, que dediquen tiempo al asunto, lo que no es fácil encontrar y resulta muy caro.

-¿Los vericuetos procesales pueden ser una experiencia kafkiana?

-Lo son, sin duda, en el caso de los procesos penales. Que un ciudadano se encuentre con una acusación inesperada, cuyo origen desconoce, basada en hechos inexistentes, artificiosamente construida, que se desarrolla en un proceso cuyas pautas son difíciles de predecir…

-Eso debe ser horrible.

-Pues no es una experiencia exclusiva del imaginario personaje de El proceso de Kafka. Todavía hay casos que reproducen en la realidad las situaciones descritas en el relato.

-¿Cuál es su frase favorita?

-El juez Jackson, miembro del Tribunal Supremo de los Estados Unidos en los años cincuenta, dijo: "Nosotros no somos los últimos en resolver porque seamos infalibles, sino que somos infalibles porque somos los últimos".

-¿La usa con sus alumnos?

-La uso con mis alumnos y con magistrados del Tribunal Constitucional y del Tribunal Supremo, cuando son amigos, en los casos en que discrepo de alguna decisión importante que han adoptado.

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