Michel Vauzelle | Político francés

"Gracias a Eugenia de Montijo tenemos toros en el sur de Francia"

"Gracias a Eugenia de Montijo tenemos toros en el sur de Francia"

"Gracias a Eugenia de Montijo tenemos toros en el sur de Francia" / antonio pizarro

Michel Vauzelle (Montélimar, 1944) ocupó cargos relevantes en la Administración francesa: portavoz de Mitterrand (1981-1986), ministro de Justicia (1992-1993), alcalde de Arlés (1995-1998), cuyo coliseo romano es plaza de toros, y entre 1998 y 2015 presidió la PACA (Provenza-AlpesCosta Azul), región a la que pertenecen ciudades como Marsella, Cannes, Aviñón, Antibes, Aix-en-Provence y Arlés. Vauzelle destaca por su defensa de la tauromaquia, lo que se le reconoce a ambos lados de los Pirineos. Desde hace unos días es hermano de la cofradía del Gran Poder, como su anfitrión en Sevilla, el musicólogo Rodrigo de Zayas.

-¿Dónde aprendió a hablar español?

-Mi mejor diccionario han sido los toros.

"Valls es un socialista de derechas al que rechazó Macron. En Francia piensan que perdió la cabeza"

-Lo han hecho hermano del Gran Poder de Sevilla y nació el día de la Virgen.

-El 15 de agosto de 1944 los aliados invadieron el sur de Francia y diez días después los americanos liberaron París.

-¿Un francés en el Gran Poder?

-Mis amigos franceses no han comprendido mi gesto, algunos piensan que lo he hecho por política. Tengo Sevilla en mi corazón desde hace muchos años, soy un devoto de su estética barroca. En Francia no entienden la Semana Santa tal como yo la entiendo, como me la enseñaron los jesuitas en la escuela.

-¿No hay contradicción?

-Andalucía y la Provenza tienen muchas cosas en común: tradiciones, la tauromaquia, la forma en la que la mujer acompaña al jinete cuando van a caballo.

-¿La afición a los toros?

-Por mi padre, un hombre de orígenes humildes, que trabajó en Argelia y terminó de ingeniero en Lyon. De pequeño me llevaba a las corridas de toros a Nimes, Arlés, Dax, Mont-de-Marsan. He tenido la suerte de ver grandes faenas de Dominguín en Bilbao, de Ordóñez en Ronda. El estilo personal de El Cordobés.

-Hemingway escribió un libro sobre la rivalidad entre Dominguín y Ordóñez que se presentó el día que un toro mató al Yiyo...

-Yo vi torear al Yiyo.

-¿Qué le parecen los antitaurinos?

-En Francia también existen, aunque se han calmado. Confunden los términos. El toro bravo no tiene nada que ver con la señora que ama a los perros chihuahuas. En la región de la Camarga nunca cesó la tradición taurina desde la época de los romanos. Ni los reyes pudieron con ella.

-¿Y la República?

-Trabajé en el Gabinete de Mitterrand. Una parte de Francia no entiende las corridas. Tiene mucho que ver con la civilización mediterránea, un instrumento fundamental para defendernos de la mundialización, del reino del dinero, de esas cosas mucho más peligrosas que la tauromaquia, expresiones de la fealdad y la vulgaridad que están en videojuegos americanos y japoneses.

-¿Estética contra ética?

-Los jesuitas me enseñaron latín y griego y en este idioma aprendí que van unidas, Kalos kaï agathos, lo bueno es hermoso.

-¿Le ha sorprendido la candidatura de Manuel Valls a la Alcaldía de Barcelona?

-Es un hombre importante, un político joven. Un socialista de derechas que se ofreció a Macron y se encontró su rechazo. Se va a Barcelona y ahora dice que no es francés, que es catalán. En Francia piensan que ha perdido la cabeza.

-Fronteriza con Francia, ¿cómo ve lo de Cataluña?

-Los franceses no tenemos nada que decir ahí.

-El 15 de julio Francia ganó el Mundial de Francia. ¿Deschamps hizo lo que no pudo hacer Napoleón?

-Vi la final en Arlés. El que ganamos el 98 sí lo vi en el estadio. El de los goles de Zidane.

-¿Alguna vez se puso delante de un toro?

-Una vez en Francia, en una tienta con Nimeño, que era muy amigo mío. Tuvo un accidente y se suicidó. Y después en Portugal. Me tiró el caballo.

-El Gobierno andaluz tiene como sede el palacio de los Montpensier...

-Siempre he tenido relaciones muy estrechas con los dirigentes regionales andaluces. En la Unión Europea, hay dos éticas y dos estéticas diferentes, la del sur y la del norte.

-Fue presidente de la PACA (Provenza-Alpes-Costa Azul)...

-Un territorio con cinco millones de habitantes. Una región mayoritariamente de derechas que eligió a un socialista. No sé si soy el único.

-¿Qué aficiones tiene?

-Los toros y la política. La política está en todo: en la literatura, en las artes.

-¿Dónde le cogió el mayo francés?

-En las barricadas, por romanticismo. Hay en Francia una tradición revolucionaria: 1830, 1848, que fue en toda Europa. Yo tenía 23 años y entré a trabajar en el gabinete de Chaban-Delmas. Con Jacques Delors me fui con Mitterrand. Presidí la Comisión de Asuntos Exteriores.

-¿Con alguna misión especial?

-Mitterand me mandó a Moscú a entrevistarme con Gorbachov y a Iraq con Sadam Husein. En el encuentro en Bagdad, antes de la primera guerra del Golfo, estábamos Sadam, el intérprete y yo. Un personaje con majestad. La entrevista duró cinco horas. Puso entre los dos un enorme revólver. En la segunda guerra Francia no estuvo.

-San Luis de Francia y San Fernando de España además de santos y reyes eran primos. Napoleón III se casó con la granadina Eugenia de Montijo.

-Gracias a ella, Napoleón III cambió el Código Penal y existen las corridas de toros en el sur de Francia.

-¿En Andalucía cabría el síndrome de Stendhal?

-No hay más que pasearse por sus calles. A mis hijos les pasé esa fascinación. Se quedaban en la casa que unos amigos de Mitterrand tenían cerca de la catedral.

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