Entrevistas

"Paco Umbral no publicó sus poemas por pudor"

-Se cumplen cinco años de la muerte de Francisco Umbral. ¿Qué siente ahora?

-A medida que pasa el tiempo, soy más consciente de la ausencia de Paco. He vivido un poco perdida, o quizá soy más sensible. También es cierto que estar en contacto con su obra y sus libros me trae muchos recuerdos.

-¿Su obra sigue viva?

-Por lo que estoy viendo, sí. Sobre todo en algunos sectores de gente interesada en sus libros y sus artículos. A veces incluso veo más interés por su obra fuera de España que dentro.

-¿Por qué lo dice?

-Me llaman de sitios inesperados, hasta de EEUU. Esta semana vino una profesora que organizará en Francia un congreso de cuatros días sobre la obra de Paco.

-¿Y en España?

-La Fundación sigue dando a conocer su obra. El 22 de octubre habrá una jornada sobre él en el Círculo de Bellas Artes de Madrid. También se van a publicar las actas del congreso internacional del año pasado. Se creó un premio con su nombre... Hay muchas actividades.

-¿No teme que Umbral se convierta en un autor para minorías elitistas?

-Casi me importa más que quede en el recuerdo de la gente que se interesa de verdad, los expertos, los estudiosos…

-Pero él fue un articulista de referencia y un escritor que publicaba mucho…

-Sí, también es importante que su obra siga siendo conocida. Planeta, que tiene los derechos de los libros que le publicó su grupo y los de Destino, se comprometió a reeditar tres libros suyos cada año.

-Hoy es imposible encontrar en librerías obras suyas importantes, que están descatalogadas…

-Eso es verdad. Publicó más de 100 libros y muchos no se pueden encontrar hoy en las librerías. Incluso en la Fundación sólo tenemos un ejemplar de algunas de sus primeras obras y nos faltan otras. Quizá le planteemos a la editorial que se recuperen más libros, especialmente para los estudiosos.

-Parece que Mortal y rosa ha eclipsado lo demás…

-Lo he pensado muchas veces, que Mortal y rosa ha eclipsado otros libros suyos muy importantes. Me decían recientemente que A la sombra de las muchachas rojas es un libro que refleja muy bien la Transición, y no es tan conocido.

-¿Usted cree que Mortal y rosa es su obra maestra?

-No lo sé. Es tan distinto a los demás... Me puede llegar más, por estar centrado en la muerte de nuestro hijo, siendo un niño. Es un libro muy lírico. Se ha destacado también porque está magníficamente escrito. Dijeron que era el mejor prosista del siglo XX. Mortal y rosa está escrito con mucho amor, pero después hizo otros muy buenos, en los que quizá estaba aún más maduro como escritor. Paco leía mucho y se le notaba.

-Además de éste, ¿cuáles son los mejores libros que nos dejó Umbral?

-¡Son tantos! Por decir algunos, Las ninfas es una novela bonita, muy leída, que le dio prestigio. A la sombra de las muchachas rojas da una visión de su tiempo, como otros muchos que escribió. Un libro más difícil es La belleza convulsa. También está Un ser de lejanías. Escribió otro, Crímenes y baladas, que es antológico.Y, por supuesto, los referidos a Madrid, entre ellos Días felices en Argüelles. Además citaría los que hizo sobre otros autores, como el de Lorca y el de Valle-Inclán.

-Siempre reconoció a sus maestros….

-Leía desde Quevedo a Ramón Gómez de la Serna, pasando por Ruano y Valle-Inclán, y a poetas como Jorge Guillén y José Hierro.

-¿Fue un poeta en prosa?

-Decían que sus artículos periodísticos gustaban tanto porque había mucha poesía, no sólo en sus metáforas, que eran deslumbrantes a veces, sino también en el ritmo. Le gustaba tanto la poesía que le tenía mucho respeto a ser poeta. No publicaba sus poemas.

-Pero se publicaron después de fallecido…

-El libro de poesía no se atrevió a dárselo nunca a la editorial, por pudor. Pero era un libro interesante. En su obra se nota el poeta.

-Otro libro suyo póstumo es Carta a mi mujer.

-Sí. Era un libro que estaba ahí y que, lógicamente, tenía un significado muy especial para mí. Paco lo iba dejando, desde 1986, y publicaba otros. Hasta que salió a la luz en 2008.

-Estuvo casada muchos años con él. ¿Era difícil ser la mujer de Umbral?

-En 2009 se hubieran cumplido 50 años de matrimonio. Fue difícil, pero por las condiciones económicas que tuvimos al llegar a Madrid. Entonces yo daba clases y le ayudé para que él pudiera escribir. Cuando llegó a Madrid, le ayudó mucho Miguel Delibes, y también García Nieto, que estaba en Cultura Hispánica. Y Cela… Pero sobre todo le ayudé yo. Eso siempre lo tuvo en mucha consideración.

-Aún así, alardeaba de mujeriego.

-Algún amor pudo tener, dos o tres le pudieron interesar… Era un enamorado de la gente joven, guapa y lista. Pero nunca me dejó por otra persona. Y si Paco no se marchó de casa es porque no quiso; nunca lo presioné.

-También es cierto que escribía, y bien, de usted…

-Teníamos un vínculo entre nosotros, que fue el niño. Por eso, le dolió tanto. Era muy sensible con las personas a las que quería y muy agradecido con quienes le admiraban.

-¿Qué escribiría Paco Umbral hoy, con esta crisis?

-Seguiría escribiendo sobre este panorama desolador. Posiblemente le preocuparía que el periodismo de papel pueda desaparecer. Fue un gran defensor del papel, en sus libros y artículos. Sentía la necesidad de escribir. Hasta tres días antes de morir escribía; me dictaba sus artículos de corrido y yo se los pasaba al ordenador. No había que corregirle nada más que alguna coma.

-¿Cuál es la mejor aportación que nos dejó?

-El castellano que usó. Algunas palabras que utilizó van a desaparecer. El vocabulario de hoy se está empobreciendo. Se usan pocas palabras y a veces mal.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios