Rafael Almarcha | Cantante y productor musical

"Me gusta el reguetón bueno"

Rafael Almarcha.

Rafael Almarcha. / José Ángel García

Siempre Así se engalana y se viste de domingo en su decimosexto álbum, Siempre Así Sinfónico. Llenaron el año pasado el Teatro Real madrileño y el Maestranza hispalense. Ahora vuelven a Sevilla para tocar el 14 de febrero en Fibes. Rafael Almarcha Pardo (1968) lidera este septeto cuyas sevillanas y rumbas llevan sonando 28 años en muchos saraos por toda España. Del 6 al 8 de marzo, el cantante, productor, compositor y director artístico organiza la octava edición del Falla en Sevilla, que homenajeará a Juan Carlos Aragón y Manolito Santander.

–¿Se han puesto estupendos y de gala con el título de su último trabajo, Siempre Así Sinfónico?

–Nada más lejos de la realidad. Aunque la mona se vista de seda... Somos gente normal, aunque nos pongamos chaqueta, falda larga y los 80 músicos de frac porque la ocasión lo merezca.

–Bebió de la fuente de Gualberto García, pionero del rock andaluz, aunque usted tiró por otros derroteros.

–Él nos enseñó folclore popular andaluz, rumbas y sevillanas, en el coro de Triana, lo que se canta en las romerías y ferias andaluzas. Y una forma de cantar y de amar la música. Con él fuimos por primera vez a un estudio de grabación y nos metió el gusanillo. Mejor maestro, imposible.

–¿Es el líder del último grupo musical conservador?

–Con siete no nos ponemos de acuerdo ni en eso. Hablar de política está prohibido en la furgoneta.

–Es un experto del flamenco puro. ¿Debería ser una asignatura obligatoria?

–Claro, igual que Historia de España. Es un patrimonio universal y esta tierra es conocida en el mundo entre otras cosas por el flamenco. Sería magnífico que nuestros hijos aprendieran su esencia y su historia.

–¿Lo han invitado alguna vez al Potaje de Utrera?

–A cantar no, pero ¿por qué no? Hicimos uno de los conciertos más bonitos de nuestra vida en el santuario de Consolación en Navidad.Sería un honor ir al Potaje.

–Tampoco es cantaor.

–Al final está relacionado, pese a que lo nuestro no es flamenco ni mucho menos.

–¿Le reprochan su estilo los puristas?

–No. Al principio parecía un género menor, como que el flamenco tiene más importancia. Haciendo rumbas y sevillanas hay compositores maravillosos, desde Manuel Pareja Obregón a Feliciano Pérez, Manuel Alejandro, Quintero, León y Quiroga. Son joyas literarias. El flamenco realmente no tiene nada que ver con nosotros.

–¿Cuántas puertas le ha cerrado en Andalucía ser la quintaesencia de la sevillanía?

–Todo lo contrario. De los 50 conciertos que damos al año, 49 son fuera. Sevilla te abre puertas por todos lados. Málaga es de los sitios donde más cantamos.

–Cuatro mujeres y tres hombres. A ustedes que no les hablen de paridad.

–En eso estamos curtidísimos. Siempre ha habido más mujeres que hombres, salvo hace mucho que éramos cinco y cinco. Nadie nos puede hablar de paridad.

–¿Son los Mocedades del Sur?

–Es un piropo porque su trayectoria es espectacular.

–Le encantan Rosalía, el reguetón y el rap. ¿Lo dice en serio o es postureo?

–Me gusta el reguetón bueno y Rosalía es una pedazo de artista. En 15 años no he visto una producción tan redonda y completa. Está de lujo. Mis hijas escuchan reguetón y admiro lo bueno, sea lo que sea. Escucho música de todo tipo.

–Los jóvenes les atribuyen a menudo el A mi manera. ¿Qué diría Sinatra si levantara la cabeza?

–Aunque parezca mentira hay gente joven que la conoce por nosotros. Pasa con la canción de Danza Invisible de Van Morrison.

"Ni loco vuelvo al Falla con una chirigota, no he ensayado más en mi vida; casi me cuesta el matrimonio..."

–Actuaron en la última boda de la duquesa de Alba. ¿Era tan jaranera a pesar de los achaques físicos?

–Era una bomba, tenía una vitalidad y un espíritu tremendos. Era muy natural, una fenómena. Fuimos a cantar a la capilla con 20 personas y cuando terminó me soltó: "Rafa, tócame una sevillanita". Y se pegó en la iglesia dos bailes con Curro Romero. "Ahora nos vamos para fuera y le cantamos a Sevilla", dijo luego. Ahí fue cuando se pegó el baile fuera de Dueñas.

–La Familia Real es habitual en sus conciertos.

–Sí, en el último Sinfónico en el Teatro Real de Madrid estuvo la infanta Elena.

–¿Hay algún republicano subversivo en el grupo?

–Ahí estamos de acuerdo, somos todos monárquicos.

–Ha producido discos de José Manuel Soto y de Falete. Una cena con ellos debe ser una experiencia religiosa.

–No son muy dispares, todos hemos bebido del mismo sitio. Falete es hijo de Falín, de Los cantores de Híspalis. Es un artistazo como la copa de un pino y José Manuel igual. Soto es un tío superabierto.

–Hace 10 años de aquella aventura en el Carnaval de Los pre-paraos. ¿Repetirá?

–Ni loco. No he ensayado más en mi vida. Aquello casi me cuesta el matrimonio. Pero fue una experiencia única. El Falla es un circo romano, el público sube o baja el pulgar, se ríe o no se ríe. Corrimos riesgos y le echamos valor porque no lo pensamos mucho. Y salió muy bien. No nos metieron en la final pero podríamos haber entrado perfectamente.

–El tópico dicta que el Betis es el equipo de los artistas, pero usted y otros son una fuerte resistencia sevillista.

–No estoy de acuerdo. Sí, Joaquín es muy gracioso, pero Los Morancos de qué equipo son, y Josele, y El Arrebato... El arte está en esta ciudad, en el Sevilla, en el Betis y en el San Jerónimo.

–Hace más de 20 años que vivieron en el escenario el numerito de las Giraldillas abertzales, ¿estamos mejor o peor que entonces?

–Mucho mejor. Allí [inauguración del Mundial de atletismo] pasamos un buen susto. Y Carlos Herrera ni le cuento. Salimos también en todas las portadas, como en la boda de Cayetana.

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