Entrevistas

"El alma está desnutrida y eso tiene que ver con el origen de la crisis actual"

-En tiempos de crisis, el coaching, la meditación y el desarrollo personal ¿ayudan?

-La actual crisis es más que una crisis económica o de valores. Hemos creado una burbuja y cuando ésta se deshace vemos que está construida en base a unas creencias falsas. Ésta es una sociedad construida por el ego, la ira, el miedo y la avaricia, cuatro fuerzas negativas.

-Pero esas fuerzas siempre han existido. ¿Por qué la situación ahora es más grave?

-Se ha agravado mucho porque sale a la luz lo que los gobiernos intentan esconder.

-¿Qué es?

-Se intenta dar una apariencia de seguridad, de bienestar social y estamos destrozando el planeta. El dinero no es ninguna seguridad.

-¿Cree que ésta no es la sociedad del bienestar?

-No. La segunda causa de baja laboral es la ansiedad y la angustia. Hay mucho absentismo laboral por motivos físicos y psíquicos.

-¿La sociedad está enferma?

-Sí, porque se ha alejado mucho de la autenticidad.

-¿Y cuál es la auténtica?

-Hay que remontarse a unos cuantos miles de años. En la India en una época existió un reino sin sufrimiento. En todas las tradiciones religiosas se recuerda la existencia del paraíso. En el subconsciente de todos está una sociedad donde hay respeto, consideración, donde nos entendemos sin tener que explicar las cosas cien veces...

-Eso suena a leyenda.

-El paraíso no es una leyenda. Si sólo se hablara de él en la Biblia podría serlo, pero encontramos textos en China, en Australia, en África... Hay un paraíso perdido.

-¿No queda ningún reflejo de él en la sociedad actual?

-Creo que no. La India es un país, como todos, con mucha corrupción. No obstante, es el único país del mundo que ha sido invadido por grupos de todas las tradiciones y todas ellas conviven en armonía: musulmanes, budistas, cristianos... Pero no hay destellos del paraíso porque la tierra está gastada y no dejamos que se recupere. En la India muchos agricultores se han suicidado porque las semillas transgénicas no han dado fruto.

-¿Es sólo un desgaste físico?

-No. Las almas están desnutridas. Nos hemos quedado con un vacío que intentamos llenar con estímulos materiales, todo eso está en el origen de la actual crisis.

-¿El dinero nos hace ser más libres?

-Nos hace más esclavos, es un camino equivocado.

-¿Usted cuándo se dio cuenta de todo esto?

-De pequeña. Me preguntaba si podría estar con Dios y por qué había pobres y ricos. Busqué respuestas por distintos sitios.

-¿Las encontró?

-Sí. Meditando. En el silencio se encuentran las claves. Con 20 años empecé en la Asociación Brahma Kumaris. Aquí he podido trabajar con gente de diferentes tradiciones y creencias y he adquirido disciplina para meditar cada mañana y canalizar bien mi energía.

-¿Su tradición es cristiana?

-Sí, tuve una educación cristiana muy buena y abierta y estoy muy agradecida. Pero la Iglesia intenta imponer, forzar... y mi desarrollo personal me pide libertad. Me quedo con el mensaje de Cristo de amor y fraternidad, de perdón y compasión... El problema es que todo esto se queda en la teoría.

-¿El coaching ayuda a poner esos valores en práctica?

-Sí, se puede ayudar mucho. Es un acompañamiento para que la persona se comprometa a realizar los cambios necesarios en su vida.

-Enseñar a ver lo positivo.

-Sí, ésa es una manera de mantenerse en el agradecimiento, de abandonar la cultura de la culpa y de la queja.

-El coach atiende a las empresas, no sólo a las personas. Es un negocio en alza.

-Yo necesitaba buscar una fuente de ingresos que estuviera alineada con mis valores y con el trabajo de desarrollo personal. Tengo un centro de creatividad y valores donde ofrecemos coaching personal, de relaciones sociales, de salud...

-Muchos de los que acuden a su centro serán ejecutivos que mueven hilos del poder y el dinero. ¿Cómo los ve?

-Me he encontrado con gente con muy buen corazón y me ha sorprendido comprobar que son gente muy responsable y que se toman el trabajo muy a pecho. Los juzgamos sin saber.

-¿Cuál es su problema?

-Pierden la armonía. Hipócrates decía que la enfermedad no ese más que la pérdida de armonía.

-¿Y eso tiene cura?

-Hay que aprender a ir de la cabeza al corazón y del corazón al espíritu.

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