Entrevistas

"Yo soy 'bichero', hoy hay mucho falso ecologista"

María José Guzmán

-Lo comparan con Tarzán.

-Yo soy un bichero normal y corriente. En este mundo está el gran sabio, el gran comunicador y el bichero. Yo no me parezco a Rodríguez de la Fuente. Sólo me interesa hablar con los animales.

-¿Lo hace realmente?

-Lo único que hablo es andaluz, ni el inglés ni el francés me han servido para mucho, pero domino el lenguaje de los animales.

-¿Qué lenguaje es ése? -Ellos lo que reconocen es tu voz. Con ella se transmite cariño, pero hay que tener carácter, los animales hacen mucho teatro. Mi logotipo es una jota que parece un látigo, el látigo que nunca usé. Odio esa imagen de los domadores, una orquesta se puede mover con un dedo.

-Usted es adiestrador.

-No me gusta esa palabra. Educador sí. A los niños que vienen a mi reserva les cuento las historias de los animales que ven. A ellos les llega anaconda, aracnofobia... así no aprenden a amarlos.

-¿Cómo lo hizo usted?

-Yo vivo para los animales desde que tengo uso de razón. En Olvera me ponía a estudiar y pasaba una mosca y ya se acababa el estudio, cogía la lupa y a observarla.

-¿Y no se hizo biólogo?

-No. Yo tenía que ser lo que era mi padre: policía, funcionario de Agricultura, piloto... Mi padre no quería que fuese bichero, yo quería darle esa satisfacción... No pude. Nací en una familia que era rica, pero mi vocación es de pobre.

-¿Pobre por vocación?

-Me molesta el dinero, tengo que gastarlo, pero en los animales. Yo puedo vivir con poco, ellos necesitan más.

-Los animales son su vida y también su medio de vida.

-Son mi mundo particular y en torno a ellos monté mi vida. Pero no considero que esto sea un negocio. Desde que me vine de Madrid a Sevilla no he cobrado sueldo alguno, me conformo con comer aquí en la reserva y sólo salgo para los rodajes.

-¿Cómo llegó hasta el cine?

-Conocí a Teresa Rabal y a su marido cuando se alojaron en un hotelito mío hace mucho. Vieron fotos mías con los caballos y me lo propusieron.

-¿Qué hacía?

-Empecé a torear a caballo sin tocar al toro. Me insultaban y me quemaron incluso un camión porque decían que traicionaba a la Fiesta. Yo hacía espectáculos para Cáritas y Cruz Roja.

-¿Cómo era eso?

-Consistían en enseñar que el toro bravo podía convivir con el caballo. La actuación acababa cuando los tres estábamos ya cansados de correr y toro y caballo se iban juntos. Eso les pasa a las fieras cuando comparten jaula, al final aprenden a convivir.

-¿El cine da para mucho?

-Permite mantener toda esta reserva, yo lo reinvierto en ellos, en los animales.

-¿Qué caché tiene una fiera?

-Depende. Yo para eso soy un desastre. Cobro poco o nada a amigos del cine que son españoles y que ahora pueden estar pasando un mal momento, he trabajado con ellos desde hace 30 años. Pero si llega un americano para hacer un anuncio de Coca-cola le cobro todo lo que puedo.

-¿Cualquier película vale?

-Cuando me dan el guión le digo a alguno de mis compañeros que lo lea, yo no tengo tiempo. Y si ven algo raro, algo que no es propio del comportamiento del animal o que atenta contra su dignidad lo rechazo y advierto que puedo denunciarlo.

-Pues se ven barbaridades...

-Yo he participado en rodajes de El exorcista, por ejemplo, y mucho era ficción. Para eso está la posproducción, aunque hubo una película de Paca Gabaldón donde se mató a un perro en pleno rodaje.

-¿Eso sigue ocurriendo?

-Creo que no, pero se hacen barbaridades. Antes había ignorancia, ahora hay quien dice que ama a los animales y no ama a las personas, como Brigitte Bardot. ¡Déle de comer a los niños de Bosnia antes que a los perros! Aquí, no en el extranjero, hay gente que me roba animales, incluso degollaron a un muflón.

-La moda del ecologismo.

-Son falsos ecologistas. Hay muchos, yo soy un bichero de toda la vida.

-¿Ha cambiado con los años?

-Soy más salvaje con los humanos y más sensible con los animales.

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