Carlos Rosado. Presidente de la Spain Film Commission

"El cine es magia y cultura y Trump es la antítesis de eso"

Carlos Rosado.

Carlos Rosado. / belén vargas

-¿Dónde se hicieron la foto con Antonio Banderas?

-En Málaga, pero también estuvo con nosotros cuando presentamos el libro en Hollywood.

-¿La gente vuelve al lugar del crimen?

-El libro, pionero en Europa, lo escribimos sin pretensiones científicas. Hemos estado en la mayoría de las localizaciones, el precipicio de Thelma y Louise o el banco de atrezzo de Forrest Gump.

-El libro es de 2006. Después llegaron Obama y Donald Trump...

-El cine es cultura y magia y Trump es la antítesis de la magia y la cultura.

-¿Cómo afectó el 11-S al cine de Nueva York?

-La estrategia fue centrar todas las energías en el nuevo Sky Line. La diferencia entre la anécdota y un efecto estable reside en la estrategia de promoción. Pocos saben que la Sierra Maestra del Che Guevara de Soderbergh es Jimena.

-¿Se puede medir el efecto Juego de Tronos?

-Parte del equipo de la serie trabajó con nosotros cuando Ridley Scott rodó Exodus en Almería y Sierra Nevada. Así descubrieron el reino de Dorne. El entonces embajador de Estados Unidos, James Costos, ayudó muchísimo y Piluca Querol consiguió que rodaran en Osuna. Dicen que las visitas al Alcázar han crecido un 15%.

-¿Marruecos es un serio competidor con los estudios de Ouarzazate?

-Tienen la ventaja de los precios, pero hay que importar mano de obra. El mundo de Bourne se rodó en Tánger, estaban deseando cortar para ir a Marbella. No es tan fácil tomar una cerveza en Tánger.

-A Spielberg le convenció el sol del sur para rodar El imperio del sol en Trebujena...

-No quedó nada reconocible. Fue uno de los motivos para crear la Andalucía Film Commission, la más antigua de España, ya hay treinta y tantas. Otro fue que la segunda parte de Misión Imposible, que se supone que transcurre en España, se rodó en California porque aquí no se les trató muy bien.

-Si hubiera un Oscar para las localizaciones...

-La plaza de España de Sevilla ha sido reconocida entre los nueve tesoros de la cinematografía mundial junto a la escalera de El acorazado Potenkim o el estudio de Ingmar Bergman. La sala de oficiales de Damasco estaba en Capitanía y todavía se conserva la mesa de billar de la película. Vamos a hacerle un homenaje a David Lean, que rodó en Andalucía Lawrence de Arabia o Doctor Zhivago -en Guadix vive uno de los niños del entierro-, como el que se hizo a Sergio Leone en el cincuentenario de su trilogía.

-Usted rodó en política Los Siete Magníficos...

-Fui uno de los siete ponentes del Estatuto Andaluz. Fue en 1981 y seguimos siendo amigos, algo exótico en política. Mi vocación política se despertó con doce o trece años, cuando mi padre me regaló Las guerras del Peloponeso de Tucídides y leí el discurso de Pericles a los atenienses. Pero estuve de paso.

-¿Llegó, vio y venció?

-Lo dejé cuando me di cuenta de que estaba más de acuerdo con las opiniones de mis adversarios que con las de los míos.

-¿La Isla Mínima lleva más gente a la marisma que la foto de la tortilla?

-Y más que todos los ornitólogos. Hemos hecho una ruta para llegar de forma ordenada sin destrozos.

-¿España debería mirarse en Canadá y Australia?

-Nos entrevistamos con Montoro en 2015 y lo convencimos para que creara un incentivo fiscal específico para captar rodajes.

-Una película dura más que un anuncio...

-Siempre hay alguien viendo Lawrence de Arabia o La guerra de las galaxias.

-Para la portada, Cádiz...

-La foto es mía. Estuve en el rodaje cuando Hale Berry salió de las aguas como Ursula Andress. Hacía un frío enorme en la Caleta.

-¿A qué le remite Piratas del Caribe?

-Mi bisabuelo paterno era funcionario y le cogió la independencia de Cuba de 1898. Se volvió, pero mi abuelo se quedó y mi padre nació en Veracruz.

-El Estatuto andaluz es bisnieto de La Pepa.

-En la familia hay un diputado doceañista que murió fusilado con Torrijos.

-¿Próximos rodajes?

-La clave para que salgan es que no se cuenten. En San Sebastián se presentará La peste, de Alberto Rodríguez. No es sólo contar historias andaluzas, sino la forma de ver el mundo. Los andaluces no somos nacionalistas porque tenemos una genética universalista, pero tenemos una forma de ver el mundo.

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