Entrevistas

"Me han colgado el estigma de señorito y cantante de la derecha"

-¿Cantar en la Maestranza es salir por la puerta del Príncipe?

-Ahí no ha cantado nadie. Cantó Julio Iglesias hace muchos años. Estaba yo empezando y la gente me dio una ovación porque era el nuevo Julio Iglesias entre comillas.

-¿De qué hace 25 años?

-De muchas cosas y de mi primer disco, Desde mi orilla. El 26 de junio de 1986. Lo presenté en una discoteca, La Recua, que ahora es una clínica de deportistas. Muchos de los que estuvieron allí van a estar conmigo en la Maestranza. Y muchos hijos de esa gente. Hay una generación nueva, la de mis hijos, que conecta con mi música.

-El mánager que lo lanza es Gonzalo García Pelayo...

-Estuve varios años con él. Muy caótico, muy brillante.

-¿Lo llevó por los casinos?

-Lo intentó. Es la persona más brillante que he conocido jamás. Ha ganado muchísimo dinero y ha desperdiciado muchísimo talento.

-Representó a España en el festival de la OTI...

-En Miami. La letra de la canción, Como una luz, era mía, y los arreglos de Gualberto. Ganó una mexicana y yo quedé segundo.

-Cantó con un escudo del Betis...

-Fue una apuesta con un amigo. A los dos días hice el saque de honor de un Betis-Castilla en Segunda.

-25 años de su debut y del nacimiento de Rafa Nadal. ¿España se hunde en todo menos en deporte?

-En eso somos una potencia mundial. Yo soy muy deportista. Fui atleta. El atletismo me ayudó mucho en mi carrera. Para la superación y para soportar la tensión.

-Con cinco millones de parados, ¿no debería haber cantado en el festival de la OIT?

-Desde que tengo uso de razón, es la primera vez que España vive una época de dinámica negativa. Yo siempre conocí a este país creciendo. Lo peor de la crisis es que hay un pesimismo instalado en la gente que es lo primero que hay que superar. La crisis psicológica es peor.

-Por ella. ¿Quién era ella?

-Una canción de juventud que salió como consecuencia de uno de esos amores tremendos.

-El concierto se llama Soto & Amigos. ¿Los ganó o los perdió con la popularidad y el éxito?

-De las ocho mil personas que van a ir al concierto, la mitad son amigos míos. Llegó un momento en que decidí llevar una vida familiar y provinciana. Eso me perjudicó en mi carrera, me alejó de los grandes circuitos, pero me llenó de amigos.

-¿Por qué se convirtió en organizador de carreras de caballos?

-Había sufrido un tremendo fracaso discográfico, el caballo es una de mis pasiones. Me puse a organizar el Raid Tierras de Al Andalus. La carrera de caballos más larga del mundo, la más dura y prestigiosa.

-Se subió a un escenario con el mono de Santana Motor...

-Me lo pidieron, yo no le digo que no a casi nada, lo cual me acarrea muchos problemas. Me prometieron que me llevarían a cantar a Linares y todavía estoy esperando.

-¿Por qué se metió en un reality?

-Yo me apunto a un bombardeo. Me lo pasé estupendamente y conocí el Amazonas. Aunque parezca una frivolidad, la popularidad fue bestial. Lo pusieron en enero y febrero, que es cuando más televisión se ve porque la gente está muerta de frío y está tiesa. Han pasado siete años y la gente me recuerda todavía La selva de los famosos. En Manaos.

-¿Van a ir muchos toreros a verle cantar en la plaza de toros?

-Son fechas complicadas. Coincide con el Corpus y San Juan, hay ferias en Alicante y en Badajoz.

-¿Dónde le gusta oír su música: en la sintonía de un móvil, alguien que la silba, una versión?

-Hay un registro de la popularidad incuestionable, el de los albañiles. En España los albañiles cantan mucho en lo alto de un andamio y les he escuchado cantar Déjate querer, Por ella o La pared, la versión que hice de la canción de Bambino.

-¿Con los nuevos ayuntamientos adiós a los contratos municipales?

-Esto va a cambiar muchísimo. Es algo que sólo ocurría en España. Si no tienen para pagar las nóminas, ¿cómo van a pagar a los artistas?

-¿A qué toro teme como artista?

-Al toro de la indiferencia.

-Kiko Veneno, bético como usted, cantó para los llamados Indignados. ¿Le llamaron?

-Siempre he tenido colgado el estigma de señorito andaluz, de cantante de la derecha y la gente acomodada. Una imagen falsa. No me han llamado; si hubiera ido no me habrían dejado cantar. Estoy de acuerdo con muchas de sus reivindicaciones. Le estamos dando a la gente joven un futuro sin horizonte. Es un desastre para el país que gente buenísima y preparadísima se vaya, invertir en educación para que se marchen a Brasil o Canadá.

-¿El concierto suena a despedida? ¿De nuevo Julio Iglesias a nuevo Miguel Ríos?

-Al contrario. Es una manera de reconciliarme conmigo mismo. No grabo desde 2006.

-¿Con qué disco?

-Se llamaba Lástima de triste amor. Estuve seis meses metido en el estudio y cuando fui a entregarlo la empresa había cerrado, no cobró nadie y el tío desapareció.

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