Entrevistas

"Un diputado ni pinta nada, ni responde ante nadie"

-Tiene buena memoria.

-El libro no lo he escrito de memoria, no hubiera podido. Durante toda mi vida he sido un coleccionista de todo lo que me rodeaba. Tengo cajones enteros con documentos. El mayor trabajo no ha sido escribir, sino ordenar todo ese material.

-Se ha hecho muy famoso un artículo que llama a los políticos "clase extractiva". ¿Se da por aludido?

-En absoluto. De la política sólo he extraído mi sueldo. No he tenido clientela.

-¿Ahora que está fuera se da cuenta de que la gente está harta de los políticos?

-Porque no se siente representada. La solución estaría en distritos unipersonales, que su representante fuera reconocible. Tenemos un montón de representantes políticos que no responden ante nadie.

-¿El Congreso no representa al pueblo?

-El Congreso debería llamarse Congreso de los Grupos Parlamentarios porque el diputado no pinta absolutamente nada, no tiene ninguna capacidad de iniciativa ni autonomía porque lo vota la gente pero lo pone el partido, que es ante el único que responde.

-Usted es de la generación que contribuyó a crear este sistema de elección.

-Entonces había que crear los partidos y ahora hay que crear una democracia más representativa. Dijo Jefferson que cada generación tiene derecho a plantear su propia Constitución. Es un nuevo tiempo político.

-Cita en sus memorias a Perraux: "Se cree morir por la libertad, se muere por la libertad de dividendos..."

-La irritación de la calle es porque se benefician de la crisis los que la provocaron. Decía Felipe González que la economía es de mercado, pero la sociedad no tiene por qué serlo.

-Sí, González es ahora asesor de Gas Natural.

-Es un polítíco irrepetible pero en eso creo que rompe consigo mismo.

-Su espalda es un azerico. Cuántas puñaladas.

-Ocurre en todas las profesiones. Nunca he sido un quejica. He estado en política porque me gustaba.

-¿Le causa desazón que González Cabaña sea diputado?

-No, ninguna. Se lo tiene merecido.

-De seminarista a trotskista. ¿Le queda algo?

-Del seminario me queda que canto muy bien en latín y del trotskismo la admiración por la rebeldía.

-Estuvo en París poco después de mayo del 68, pero no va de sesentayochista.

-Soy muy pragmático. Me gusta la utopía, pero actúo desde la realidad.

-¿El 15-M era irrealidad?

-Ha despertado conciencias, pero le ha faltado organización. No se ha convertido en nada cuando podía haber cambiado el panorama social.

-Montó UGT en Cádiz.

-No sabía ni lo que era un sindicato. El padre de Patxi López preguntó en una asamblea que quién de los presentes tenía pasaporte y yo lo tenía, así que me mandaron al sur de Francia a aprender cómo se montaba un sindicato desde cero.

-El descrédito sindical sólo es comparable al descrédito político.

-Porque ha ocurrido lo mismo. Se ha burocratizado. Sólo hacen sindicalismo los liberados. Habría que flexibilizarlo.

-Fue nombrado consejero de Cultura cuando la Junta cabía en un edificio y su Consejería tenía una plantilla de cinco personas. ¡Cómo ha crecido el niño!

-Negocié las transferencias y cuando llegaron también llegaron los funcionarios. Otra cosa es que se hayan creado entes sin necesidad. Es una estructura demasiado grande con demasiadas especializaciones.

-Hay quien quiere dinamitar esa estructura.

-Entre la dinamita y lo que hay ahora existe un camino intermedio que es el de un gobierno frugal, que es hacia donde deberíamos ir.

-Fue nombrado senador siendo un pipiolo y allí se encontró con reliquias de nuestro reciente pasado.

-Había escudos del Movimiento y uno de los senadores era de la Orden Imperial del Yugo y las Flechas. Participó en matanzas.

-¿Cómo se llevaba con él?

-No, con ese no me llevé, pero sigo siendo partidario del paz, piedad y perdón.

-Hay una revisión de la Transición.

-Se hizo la Transición que se pudo hacer. La revisión de la Historia es ahistórica. No se puede juzgar el pasado con los parámetros de hoy. Ni siquiera se depuró a los miembros del Tribunal de Orden Público, pero es que existía un riesgo de golpismo cierto. Fue la gente la que escogió la calle central de la moderación. Ahora, las nuevas generaciones tienen derecho a un juicio crítico y a escoger su propio camino.

-En el año 2000 apoyó a Zapatero. No es para airearlo.

-Tuvo una primera legislatura extraordinaria con grandes avances en derechos sociales. En la segunda, se lo comió la crisis y cometió un error de cálculo. Gobernó con dignidad.

-Tenía usted un amigo que tiraba pesetas por la Gran Vía al grito de "soy catalán".

-Ja, ja. Sí, compañero de la mili, un catalán muy gracioso. Con eso quería romper el estereotipo de que los catalanes son tacaños.

-¿La última Diada tiene que ver con la tacañería?

-No, se crearon unas expectativas que no se han cumplido, lo que ha provocado una frustración que algunos han utilizado para tapar muchas cosas.

-¿Qué cosas?

-Las banderas son muy útiles para tapar la corrupción. Es como si dijeran que con lo de los ERE se está atacando a Andalucía.

-¿Ha caído algún amigo suyo en la corrupción?

-Sí, me he llevado grandes desengaños.

-Está en la condición humana.

-No en toda, pero a los gobiernos hay que vigilarlos desde dentro y desde fuera porque si no pueden robar o ser arbitrarios, y así pasa en toda la cadena de poder.

-¿Se le hace extraño el PSOE con Chaves como militante de base?

-Ha tenido reconocimientos y una vida política muy rica. Debería contarla en un libro. No hay costumbre en este país.

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