Francisco Reyero | Periodista y Escritor

“John Wayne no desentonaría si cabalgara por Jerez”

  • La versión inglesa de 'Y Bernardo de Gálvez entró en Whashington' ha tenido una gran acogida en las ciudades estadounidenses que aún recuerdan la figura de un malagueño clave para ganar la Guerra de la Independencia

Paco Reyero nos muestra su último libro editado en versión inglesa.

Paco Reyero nos muestra su último libro editado en versión inglesa. / Manuel Pascual

La voz y el rostro de Francisco Reyero (Sevilla, 1971) se ha hecho habitual por su participación como tertuliano en mesas de debate político y social.

Junto al periodismo, oficio en el que lleva trabajando casi un cuarto de siglo, también cultiva el arte de la escritura con diversas obras que lo han consagrado en esta faceta, como Sinatra: Nunca volveré a ese maldito país o Trump: El león del circo. Ahora acaba de editar la versión inglesa de Y Bernardo de Gálvez entró en Whashington, editada por Los Papeles del Sitio.

El libro ha tenido una gran acogida en aquellos estados y ciudades que aún recuerdan la presencia y los logros de un malagueño histórico. De ello hablamos en esta entrevista:

¿Cómo surge la idea de este libro?

–Bernardo de Gálvez, malagueño, resultó fundamental para el nacimiento de los Estados Unidos. Fue olvidado durante decenios, siglos. Y su recuperación se ha debido al esfuerzo de civiles españoles y estadounidenses. Según el dicho, los diplomáticos piensan las cosas dos veces para acabar diciendo... ¡Nada! Frente a la desidia de los deudores de canonjías, emergen ciudadanos que van en metro y se esfuerzan por lo que creen justo.

–¿Ha sido compleja la labor de documentación?

–En la versión en inglés, que es la que acabamos de presentar en lugares como Pensacola, Houston o San Antonio, se ha cuidado la edición para respetar el espíritu del original en español. En ambas versiones se recoge material de archivos estadounidenses y españoles, además de las opiniones de los protagonistas y los viajes a los lugares claves de la trama.

–¿Qué tal ha sido la acogida al otro lado del charco?

–Para muchos estadounidenses del Sur, de Florida, Luisiana o Texas, Bernardo de Gálvez es alguien que les pertenece. En el nacimiento de Estados Unidos también fueron determinantes esos territorios, entonces bajo el dominio de la Corona española. Y ciudadanos y grupos, como los Granaderos y Damas de Gálvez o el Instituto de Cultura Hispánica, así lo viven. Para esta ronda de presentaciones estadounidenses han sido claves, como promotores, L.A Duluc y Viqui Arbizu. En cada acto, ha habido una convocatoria con público, en Estados Unidos, y, desde aquí, interveníamos telemáticamente, interactuando con el público

"Frente a la desidia de los deudores de canonjías, emergen ciudadanos que van en metro y se esfuerzan por lo que creen justo"

–¿Cuál sería la característica que más destacaría del protagonista del libro?

–Es el libro de un reportero. La historia académica de Gálvez ha sido debidamente tratada por Carmen de Reparaz. Y, en un intento más reciente, por Gonzalo Quintero. En 1935, Walton Caughey escribió Gálvez in Luisiana y entonces ya se quejaba del olvido tanto de los historiadores como de la literatura más popular. En And Bernardo de Gálvez Entered Washington tienen mucha importancia los comprometidos ciudadanos que han logrado que su retrato cuelgue en el Capitolio y haya sido reconocido como Ciudadano Honorario de los Estados Unidos.

–Nunca antes un hidalgo había llegado tan lejos en EEUU...

–El Capitolio, como síntesis parcial de un país gigantesco y vario, atesora obras de arte que reconocen la contribución española. Las puertas del Senado recogen toda la hazaña de Colón y una de las pinturas de la cúpula se dedica a Hernando de Soto, en el pincel de Powell. El extremeño De Soto fue el primer europeo en llegar al Misisipi y, siglos después, Bernardo de Gálvez lo blindó militarmente, procurando que George Washington ganara la Guerra de la Independencia.

–¿Su figura es más reconocida por los yankis que por los españoles?

–En este tour, el promotor del tour y traductor del libro, L.A Duluc, fue a visitar al alcalde de Galveston, ciudad marítima tejana bautizada en honor a Gálvez. Mr. Duluc le explicó al alcalde el origen del nombre de la ciudad, ante el asombro del mandatario. Hay una comunidad que, tanto aquí como allí, trabaja por el conocimiento de Gálvez, como un símbolo que fortalece las relaciones atlánticas pero nuestros gobiernos, hasta ahora, han ignorado la potencia de ese símbolo. Sólo hay siete ciudadanos honorarios más, apellidos como Churchill o Lafayette o la Madre Teresa de Calcuta.

–¿Después de este malagueño, el más importante en EEUU ha sido Antonio Banderas?

–Usted sabe bien que la fama ya no tiene que ver estrictamente con el mérito. La fama hoy está relacionada con la publicidad. No es obligatorio ser brillante, ni tener formación, simplemente exhibirse con tino, descaro y constancia. Es la diferencia entre el peso de la Historia y el mundo del espectáculo, muchas veces ramplón pero rentable, en el que vivimos. Banderas es inteligente y desde su posición internacional ganada a pulso difunde sin descanso Andalucía y así debe reconocerse.

"La fama hoy está relacionada con la publicidad. No es obligatorio ser brillante, ni tener formación, simplemente exhibirse con tino, descaro y constancia"

–¿Esta obra evidencia la poca conocida relación entre Estados Unidos y España?

–España llegó a administrar casi dos tercios del territorio de los actuales Estados Unidos. En el Museo Nacional del Cowboy de Oklahoma (un espacio imponente) explican que la manera de montar de los cowboys es una herencia directa de Andalucía. John Wayne no desentonaría si cabalgara por Jerez de la Frontera.

–Por cierto, su publicación ha coincidido con la visita de Pedro Sánchez por aquellas tierras...

–El presidente ha dicho que quiere hacer de España el Hollywood de Europa. Ya en el 50 se rodó en nuestro país Pandora y el holandés errante. En Andalucía han filmado Spielberg, Lucas, la franquicia de Bond o el finísimo David Lean. En esa década, en los 50, Estados Unidos mandó a un embajador que era un ejecutivo de la Paramount, por la importancia del cine. Pero, ¡albricias!, ahora, 70 años después, vamos a ser el Hollywood de Europa, cuando, además, Hollywood ya no existe en el sentido clásico.

–¿Joe Biden conoce más a Bernardo de Gálvez que a Pedro Sánchez?

–Fue el presidente Obama quien firmó el reconocimiento de Bernardo de Gálvez como Ciudadano Honorario, ratificando una declaración conjunta de la Cámara de Representantes y el Senado. El actual presidente era entonces responsable del Senado. Al menos, por aquel trámite, Biden debe conocer a Gálvez. De Sánchez y su insistencia, por lo que vivimos en Bruselas, es difícil que se olvide.