María Cruz Díaz | Presidenta del Comité Ingenia

“En España se le da más relevancia a ser ‘influencer’ que ingeniero”

  • Los últimos años se ha convertido en una de las abanderadas por la integración de las mujeres en las ingenierías

  • Pide mayor visibilidad de estos estudios y mejor retribución salarial

María Cruz Díaz, presidenta del Comité Ingenia.

María Cruz Díaz, presidenta del Comité Ingenia. / D. S.

Su rostro se ha convertido entre los más habituales a la hora de reivindicar una mayor participación de las mujeres en las carreras de ingenierías. María Cruz Díaz Álvarez es licenciada en Ingeniería Agrónoma por la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), donde se doctoró con sobresaliente cum laudem, al obtener el máximo nivel académico.

Su vida profesional está marcada por la investigación y la docencia en unas áreas que hasta entonces registraban escasa presencia femenina. Actualmente ocupa, entre otros cargos, la presidencia de la Asociación Nacional de Ingenieros Agrónomos y la del Comité Ingenia.

La entrevista tiene lugar después de que los datos de matriculación hayan puesto de relieve, a nivel nacional, el creciente desapego de los jóvenes por las ingenierías, a excepción de la Agrónoma, que no deja de captar adeptos. 

Las ingenierías no pasan por su mejor momento...

–En general, los jóvenes españoles cada vez están menos interesados en estudiar carreras de ingeniería. Y, en el caso de las mujeres, se ve aún más pronunciado, puesto que sólo representan un 26,4% del total de profesionales del sector. Esta situación debe cambiar para que la ingeniería en España pueda aprovechar el 100% del talento y, para ello, debemos impulsarlo en general, sin diferencia de género.

–¿A qué se debe ese desapego de la juventud?

–El desinterés de los estudiantes comienza desde los inicios de la educación, ya que no se les transmite el amplio abanico de posibilidades que pueden lograr. Además, las ingenierías tienen una reputación muy negativa y siempre se dan a conocer como carreras complejas y largas, sin comunicar lo que realmente pueden conseguir y el valor que pueden ofrecer. Las ingenierías no son carreras difíciles, son la oportunidad de crear, cambiar y evolucionar el mundo.

–¿Ha cambiado mucho la enseñanza de las ingenierías desde que las estudió?

–Por supuesto. Cuando yo decidí dedicarme a la ingeniería la decisión fue más compleja, puesto que eran carreras de hombres y no había tantas mujeres que se involucrasen en ellas. Por suerte, y aunque el proceso sea lento, esto está cambiando y cada día son más las jóvenes que se dan cuenta de lo que son capaces de aportar a la ingeniería en España. Otro de los aspectos es el valor que se le da a la ingeniería. Anteriormente, estas carreras contaban con una retribución más acorde. Por último, antes no estudiaba quien quería, sino quien encontraba la manera de hacerlo. Hoy en día existen diferentes ayudas que permiten a los estudiantes perseguir sus sueños. También internet ha supuesto un gran cambio, puesto que contamos con información a la que antes era más difícil acceder.

El desinterés de los estudiantes comienza desde los inicios de la educación, ya que no se les transmiten las posibilidades que pueden lograr

–¿Qué se podría hacer para aumentar el entusiasmo de las nuevas generaciones?

–Como comentaba, desde pequeños se les debe educar desde la igualdad y transmitirles que tienen los conocimientos y capacidades más que suficientes para brillar en el mundo de la ingeniería. Para conseguir una mayor motivación, se debe hacer otro esfuerzo por ofrecer un salario acorde con las cualidades y desempeño que realiza un ingeniero. Y para aquéllos que finalmente decidan involucrarse, también se les debe permitir una buena conciliación laboral y familiar.

–La diferencia de sueldo con otros países es abismal…

–Efectivamente, la retribución económica en el mundo de la ingeniería es cada vez más baja, lo que no favorece en absoluto el atractivo hacia estas carreras. En otros países, como Alemania o Suiza, los ingenieros cuentan con sueldos exponencialmente más altos, lo que motiva a las futuras generaciones a involucrarse en el sector. Además, la visibilidad que se le da a la capacidad que tienen para evolucionar el mundo también aporta un grado más de atractivo. En España, falta visibilidad, transparencia y mucha motivación.

–Hablaba de que la presencia femenina sigue siendo escasa en estas carreras...

–Absolutamente, aunque el estereotipo de que las carreras de ingeniería son de hombres está cambiando, todavía queda mucho por hacer. La sociedad debe romper esta visión y enseñar desde la igualdad. En el Instituto de Ingeniería de España creemos firmemente en que el mundo necesita el 100% del talento femenino y masculino y, para ello, debemos impulsarlo en general, sin diferencia de género.

–Otro de los objetivos es la conciliación familiar...

–El trabajo de un ingeniero, por norma general, suele ser de 40 horas semanales, pero esto no es un dato real, porque la mayoría de ellos suelen trabajar horas extraordinarias y en horarios complicados, que no les permiten esa conciliación laboral y familiar. La falta de ingenieros hace que la carga de trabajo se multiplique. Esta falta no se produce porque no exista talento, existe, pero los jóvenes no están motivados con la retribución que se les ofrece.

En otros países, como Alemania o Suiza, los ingenieros cuentan con sueldos exponencialmente más altos, lo que motiva a involucrarse en el sector

–La Ingeniería Agronóma está de última moda. ¿El cuidado del medio ambiente es quizás un garante para este tipo de estudio?

–En parte, sí. Las personas están preocupadas por la seguridad alimentaria, por la calidad y cantidad de alimentos, ya que cada vez somos más y necesitamos un mayor control. En este aspecto, existe una falta de ingenieros agrónomos en España, lo que garantiza que los pocos que hay tengan un futuro brillante. El desarrollo de las nuevas tecnologías ayudará al crecimiento agronómico.

–¿Le apena un país donde hay más jóvenes queriendo ser influencers o instagramers que ingenieros?

–El problema es que en España se le da mucho más valor, visibilidad y relevancia a ser influencer o instagramer que a ser ingeniero. Si se diese a conocer el gran potencial que tiene la ingeniería, más jóvenes se decantarían por ella. Dedicarse a las redes sociales se vende como algo glamuroso y fácil, aunque para despuntar no es tan sencillo como lo pintan, mientras que la ingeniería todavía se da a conocer como un camino complejo, largo, aburrido y con pocas salidas profesionales.