xavier gual. Empresario y escritor

"La gente viaja con miedo y prejuicios"

"La gente viaja con miedo y prejuicios"

"La gente viaja con miedo y prejuicios" / víctor rodríguez

-¿Qué opina el viajero de lo que dijo Pascal, que todo lo malo nos ocurre por la manía de salir de casa?

-Por eso el subtítulo de mi libro es Cuando estás lejos, la lejanía es tu casa. Fui periodista, todavía me considero periodista, y aprendí la gran diferencia que hay entre ver y mirar.

-¿Cuál es el mapa-mundi de su libro?

-He estado en unos cincuenta países de cuatro continentes. Me faltan América del Sur y el África negra o subsahariana. La India merece un libro aparte. Es el país donde más tiempo he estado.

-¿Qué vio en la India?

-Es como ir a otro planeta. Puedes ir con el cliché de la suciedad y el desorden o con el de la fascinación.

-Hay gente que lleva toda la vida en una ciudad y no acaba de conocerla...

-A mí no me interesan los lugares. Me interesan sobre todo las personas, que en todos sitios tienen las mismas inquietudes, las mismas pasiones, en la música del Magreb hay reminiscencias del cante jondo.

-¿Por qué 33 ciudades?

-He elegido ciudades muy pobladas.

-¿Un viva la gente?

-Con una lección muy clara. En los europeos, los occidentales, de forma inconsciente, no digo que haya racismo, pero sí hay etnocentrismo.

-Su viaje empieza en el Magreb, donde acabó la trayectoria vital de Juan Goytisolo.

-Comparto con él sus críticas a los nacionalismos, a la sociedad española. Si te fijas bien, somos simplemente distintos, y sólo en la superficie. A la que rascas, todos somos iguales.

-¿Pasó por zonas de conflicto?

-Colateralmente. Llegué a Túnez antes de la revolución de los jazmines y en Libia cuando decían que era un país tranquilo, el pan gratis, la gasolina barata, después llegó la violencia y el asesinato de Gadafi.

-La primera escala es en Túnez. Hace treinta años era un paraíso turístico...

-Ahí también funciona el etnocentrismo. Hay un atentado en Túnez o Egipto y la gente deja de ir. Hay un atentado en Londres o en París y no tiene ningún efecto. Por eso digo en el título que el mundo no es un lugar peligroso. Hay que salir, dejar de ser miedoso, por dos razones, una porque lo contrario es darle ventaja a los terroristas, y dos porque estadísticamente las posibilidades de que te pase algo son muy bajas. A mí nunca me pasó.

-¿Qué tiene la frontera?

-La proximidad y el contraste. En la frontera de Marruecos decían de los argelinos que le vendían droga a la juventud; en Argelia decían exactamente lo mismo. La gran frontera es la de México y Estados Unidos. A un lado, la opulencia; al otro, la miseria.

-Galeano contaba que dos periodistas mexicanos salvaron la vida en la guerra de los Balcanes gracias a Hugo Sánchez...

-Hay una frase mía, la tierra no es de nadie y nadie debería ser de ninguna tierra, que suena a Galeano. Hasta en el país más remoto, el fútbol te da complicidad, conversación. Cualquier niño sale con la camiseta del Barça y también, pero menos, del Madrid.

-Messi está en Australia, que no sale en su libro...

-Pero mi empresa de aceros tiene negocios con empresas de Australia.

-¿Con qué no se debe viajar?

-Mucha gente mete en la mochila el miedo, la pereza y los prejuicios.

-¿Viajero por los genes?

-Mi familia se dedicaba al negocio textil. Yo trabajé de periodista, pero como era difícil llegar a final de mes me dediqué a los negocios. Eso me permite viajar todos los meses, es como tener un patrocinador.

-¿El continente con más contenido?

-El norte de África es fascinante. A poco más de una hora de vuelo. Argelia era como la España de los cuarenta o cincuenta. Un país por descubrir es Irán. Muy seguro, dicho sea de paso.

-¿Qué encontraría un viajero en Cataluña?

-Si viniera de fuera de España, le llamaría la atención que la tensión está más en los políticos y en los medios que en el día a día, y eso lo piensan los que están por irse y los que están por quedarse.

-¿Hizo alguna apuesta como Phileas Fogg?

-En mi época de periodista, de crónicas políticas y de deportes, tenía la limitación del tiempo y del espacio. Ahora me puedo demorar tres meses en el capítulo de la llegada a la plaza del Zócalo de México del subcomandante Marcos sin prisas ni urgencias.

-¿Qué política cubrió?

-Los años ochenta en Cataluña. Tiempos de Jordi Pujol y Pasqual Maragall. Un día lo entrevisté y me dijo Maragall que llegaría el día en el que no se reconocería en su cara, su voz ni su nombre. No hablaba del alzhéimer, sino de la subjetividad del periodista.

-¿Y en deportes?

-Crónicas de baloncesto. Epi, Solozábal, De la Cruz.

-¿Dónde vio la final contra el Steaua de Bucarest?

-Haciendo la mili en un cuartel de Carabanchel, comiéndome las uñas.

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