Odelia Sever | Pianista

"La música me lleva muy alto y necesito conectar con la tierra"

Odelia Sever

Odelia Sever / Belén Vargas

El salón de actos de Capitanía General de Sevilla acoge esta tarde (19:00) el concierto de la pianista Odile Eliezerov Sever (Tel Aviv, 1964) a beneficio del Hospital de Discapacitados que la Orden de San Juan de Dios tiene en Alcalá de Guadaíra y de Interred, centro para mujeres maltratadas en Sudamérica. Iniciativa en los 25 años del grupo Hyperion al que pertenece el bróker de seguros Howden. El concierto cuenta con el patrocinio de las compañías de seguros Zurich y Generali. Seguirá la fórmula de Million for a Million. Howden aportará una cantidad equivalente a la que se recaude.

-¿Todo empezó con el piano?

-Mi primer amor fue el piano. También me gustaba mucho cantar y bailar, pero como pianista tenía que decidir. El pianista está o no está, hasta que decidí conectar todas las artes en una sola persona.

-¿Eso cómo se realiza?

-Más que con un director de teatro, era imprescindible un terapeuta dramático. Lo hacía por mí y también por la audiencia. A la gente le asusta un concierto sólo de piezas clásicas. Ha sido un proceso difícil, pero muy gratificante. El público lo agradece porque se ven a ellos mismos. Cada concierto es diferente porque las personas son diferentes.

-¿Qué une a Bach y a Michael Jackson en un mismo repertorio?

-Son la misma persona, ellos exploran cosas nuevas todo el tiempo. La gente de su época estaba enfadada con Bach: ¿qué estás haciendo?, decían que era demasiado complicado, pero era su forma y su personalidad. Michael Jackson no es sólo un cantante. Todos los días se levantaba y ensayaba tres horas. Un artista no es una persona que hace lo mismo una y otra vez.

Bach y Michael Jackson exploran cosas nuevas. Un artista no es alguien que hace lo mismo una y otra vez"

-¿Cómo surge su vocación?

-Mi padre es compositor de jazz y mis abuelos también eran músicos.

-Justo Romero, en su libro El piano, dice que "para muchos Polonia y el piano es Chopin"...

-Es verdad. Murió en Francia, pero su corazón se quedó con los polacos.

-¿Por qué Piazzolla?

-El arte en libertad. Tuvo una presión tremenda para que fuera como Mozart, Beethoven, hasta que una profesora dijo: sé tú mismo.

-¿Cómo se vivió en su país la muerte de Montserrat Caballé?

-Se me quedó grabada su actuación con Freddie Mercury para los Juegos Olímpicos de Barcelona 92.

-¿Es necesaria la música con tanto ruido?

-Cuando acabo un concierto, la audiencia está más conmigo. Lo más importante es conectar. Los líderes quieren separar, pero la gente quiere estar junta.

-¿También israelíes y palestinos?

-La mayoría de la gente quiere paz y tranquilidad.

-Los judíos son un pueblo en marcha...

-La familia de mi padre es de Uzbekistán. En la de mi madre hay belgas, griegos y en varias generaciones se remontan a Zaragoza, donde también he actuado. Habla ladino, el español de los sefardíes.

-¿La música española?

-Me fascina el espíritu de fuego de Albéniz. El flamenco que ves en la calle, en los bares de Sevilla. Esa libertad que sale del corazón es lo que yo quiero sentir cuando estoy en el escenario.

-¿Las palabras confunden más que la música?

-Hay palabras muy buenas.

-Actúa esta tarde en el salón de actos de Capitanía. ¿Comparte lo que dijo Clemenceau: la música militar es a la música lo que la Justicia militar a la Justicia?

-No estoy muy familiarizada con la música militar. He estado en el Ejército. Mi hija está ahora en la Marina. Todas las mujeres pasan por el Ejército en mi país.

-Israel es uno de los que más veces ha ganado el festival de Eurovisión...

-(Empieza a tararear una de las últimas canciones ganadoras). Si lo haces desde dentro es todo lo mismo.

-¿La diferencia entre música clásica y popular es más artificial que real?

-Yo no creo en esa separación. Si yo disfruto, todos van a disfrutar. Para mí, la música no es un trabajo. Odelia Sever está en todas partes, desde Chopin a Michael Jackson.

-¿Qué aficiones tiene?

-Todas mis aficiones las llevo al escenario: el baile, el cante, el tai-chi, me vuelvo loca. Y ser madre de tres hijos. Desde hace tres meses cultivo un nuevo hobby: una vez a la semana hacemos limpieza de la casa todos juntos. La música me lleva muy alto y necesito conectar con la tierra, tener los pies en el suelo. No puedes estar todo el día pensando en la música. Antes de dar un concierto, ordeno las cosas, las doblo. ¿Qué voy a hacer? ¿Me voy a tumbar? La limpieza es una especie de meditación.

-La dignifica que la gente lo pase bien en su concierto pensando en gente que no lo pasan tan bien...

-Agradezco la iniciativa de la compañía Howden, la altura moral del proyecto.

-¿Un concierto inolvidable?

-El que he dado con un trío en diferentes partes del mundo, en Nueva Zelanda, Bélgica y Londres. Pero el más impresionante fue el que dimos en Turquía. El violinista es musulmán; la chelo, cristiana y yo, judía.

-¿Su próximo compromiso?

-Será en Israel, donde estoy preparando una ópera con una actriz muy famosa de mi país, Nizza Shaul.

-Más de tres siglos en el repertorio, de Johan Sebastian Bach a Michael Jackson pasando por Grieg, Chopin y Piazzolla. ¿Qué le queda de cada uno de ellos?

-Lo importante es ser tú misma. Tienes que trabajar muy duro para encontrar quién eres tú, no en un plano superficial, sino desde lo más profundo. Tienes que ser tú para dar lo mejor de ti misma.

-En 1948 la Orquesta Palestina pasó a llamarse Orquesta Filarmónica de Israel. ¿Ha tocado con ella?

-La he visto muchas veces.

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