-¿Cuál fue su primera experiencia comercial?
-Vender pescado con siete u ocho años en El Rompido. Me ponía en la calle con el peso. Mi padre era pescador.
-¿Y su madre?
-Recoge fresas.
-¿Siempre quiso poner una agencia de viajes?
-Siempre me quise dedicar al turismo. Con 14 y 15 años se dieron becas para ir en verano a Inglaterra y a Francia. Me encantaban los viajes.
-¿Qué le parecieron esos viajes a sus padres?
-Les costó entenderlo.
-Ahora estarán orgullosos.
-Han venido varios reconocimientos. En enero me entregaron el Premio Andaluza del Futuro en Empresa [organizado por el Grupo Joly y Caja Madrid], una semana antes me dieron la medalla de oro de mi pueblo, Cartaya, y he quedado finalista del Premio Príncipe de Asturias para jóvenes empresarios.
-¿Tenía claro que quería ser empresaria?
-Desde que era estudiante me encantaba ser la líder de los equipos, organizar viajes de estudios y las vacaciones de mis compañeros.
-¿Cuál fue el momento decisivo?
-En los estudios de técnico superior, hice prácticas en una empresa y propuse una serie de innovaciones, pero no quisieron aplicarlas. Decidí hacerlo por mi cuenta.
-Díganos alguna.
-Por ejemplo, una mayorista que se encargara de hacer viajes para discapacitados y personas de movilidad reducida. Cualquiera puede ser un PMR, por accidente, y no tiene por qué anular su viaje.
-¿Qué porcentaje de su facturación representan estos viajes para discapacitados?
-Más de un 12%.
-¿Qué otras novedades propone a sus clientes?
-Rutas etnológicas dedicadas al vino, que es una variante del turismo rural. Intentamos defender nuestro producto andaluz, pero lo hacemos por toda España.
-¿Cómo la tratan los bancos?
-Muy bien, aunque no tengo deudas, ni créditos. Sólo pedí uno a mi nombre, con 21 años. Me lo dio La Caixa: 18.000 euros, sin aval.
-¿Los bancos confían en los jóvenes?
-No. Y creo que hacen mal. Los jóvenes que nos lanzamos, lo hacemos con mucha motivación.
-Pero en general los jóvenes no se lanzan; quieren ser funcionarios.
-Los padres intentan evitar que sus hijos sean empresarios. Es lo que transmiten. He tenido a jóvenes trabajando conmigo, a los que animo a montar una franquicia y sus padres les dicen: "Mejor quédate como empleado".
-La familia es decisiva, pues.
-Influye mucho. En mi familia me decían que no veníamos del mundo empresarial y preferían que tuviera un trabajo estable. Y yo le decía a mi madre: "Mamá, mi empresa es mi trabajo estable". Ellos no lo entendían.
-¿Los jóvenes son buenos trabajadores?
-Depende de la persona. He hecho entrevistas en la que han venido acompañados por sus padres.
-Y a esos no los contrata.
-Por supuesto que no. También he tenido a mujeres acompañadas por sus parejas y ella prácticamente callada; hablaba sólo él.
-¿Están más preparados que sus padres?
-Hemos tenido más acceso a la educación. Pero también hay un sector que está demasiado acomodado, no se ha esforzado y no tiene estudios. Tengo gente más preparada que viene de Latinoamérica y del resto de Europa.
-¿Se nota la crisis?
-Se ha notado en el ritmo de creación de franquicias, hay miedo a montar un negocio y los bancos no dan créditos.
-La gente sigue viajando.
-Pero reducen los días, evitan el extranjero, hacen turismo interno y recortan el presupuesto.
-¿Qué es lo que más ha cambiado con la crisis?
-De Europa vienen menos, en particular del Reino Unido. Y como destino los productos estrella, sobre todo para lunas de miel, eran el combinado Tailandia-Bali, que casi ha desaparecido, y el Nueva York-Caribe, que se hace en menos días y prescindiendo de México.
-Descúbranos un par de sitios en Andalucía imprescindibles y poco conocidos.
-En el Rompido, un barquito cruza a una playa virgen única. Y en el otro extremo de Andalucía, en Cabo de Gata se hace submarinismo en unas aguas espectaculares. Y ambos son muy económicos.
-¿Las autoridades se portan bien con los jóvenes?
-Se podrían portar mejor. En Estados Unidos hay muchas ayudas a la creación de pymes y en México, ayudas a fondo perdido del 50%.
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