Entrevistas

"El patrimonio se daña también por la dejadez de las autoridades"

Este mes se ha cumplido el 80 aniversario de la inauguración de la Exposición Iberoamericana del 29. Uno de sus protagonistas fue el arquitecto sevillano Aníbal González, cuestionado en su época y después olvidado, a pesar de que su legado cambió la fisonomía de la capital y varias ciudades andaluzas.

-¿Su abuelo quiso desafiar a la Giralda en los años 20?

-Nunca. Él siempre tuvo la delicadeza de tenerla como torre señera de Sevilla. Hay mediciones que indican que ninguno de sus proyectos la superaba en altura.

-Pero sí que fue muy cuestionado en su época.

-Como todos los grandes líderes. Fue un hombre puntero, destacó por sus dos estilos: el modernista, que entonces estaba muy de moda, y el regionalista, que es con el que más brilló.

-¿Fue el Gaudí sevillano?

-Gaudí en Barcelona y Aníbal en Sevilla son dos exponentes del modernismo. Pero a él se le conoce más por extender el regionalismo en el centro y sur de España.

-Gran parte de su legado se conoce, su figura menos.

-Fue un gran personaje del siglo XX. En Sevilla, en la primera década, fue una personalidad. Incluso atentaron contra él en 1920 en una huelga general. Era alguien.

-También fue el primero de su promoción, ¿no?

-Sí. Despuntó desde muy pequeño. A los 10 ó 12 años impresionaba la calidad de sus dibujos, por sus trazos y contenidos. Tenía un nivel cultural muy elevado. En ello tuvo que ver la educación de su madre: los Álvarez-Ossorio era gente ilustrada.

-¿Y su padre?

-Era encargado de una droguería en la Plaza de la Encarnación de Sevilla. Quizás de él heredó su sencillez. Mi abuelo era una gran persona.

-También se rebeló.

-En lo que más chocó fue en la Plaza de España de Sevilla. Hasta el punto que era miembro de la Academia de las Bellas Artes de Sevilla y dimitió por sus críticas.

-¿Por qué dimitió como arquitecto director de la Exposición del 29?

-Fue un problema político. Entró la dictadura de Primo de Rivera y cambió todo el comisionado. Mi abuelo no estaba conforme porque la Exposición que iba a ser de Sevilla se convirtió en una Exposición estatal, dirigida por gente que n o era de Sevilla. Se fue a finales de 1926 y en 1927 su obra cumbre, la Plaza de España, ya estaba terminada.

-¿Asistió a la inauguración de la muestra?

-No, se quitó de enmedio. Se lo llevó su hermano Cayetano a Aracena. La Exposición se inauguró el día 9 y el 31 de mayo murió. No pudo resistir la presión mediática que tenía encima. Pudo con él.

-Su obra va más allá de esa cita del 29. La imagen universal de Andalucía, con naranjos en las calles, azahar y patios es suya, ¿no?

-Supo interpretar muy bien el sentir del pueblo andaluz y lo plasmó muy bien. A la gente le encantaba, veía su obra como algo suyo, que hasta entonces estaba en el interior de sus casas. Ésa es la diferencia con la Expo del 92.

-¿Cuál?

-Los sevillanos y los andaluces no se identifican con la Expo del 92, es Universal. Las postales que se venden hoy son del 29, no del 92. La primera tenía una arquitectura que era arte y la segunda es constructiva, más funcional, pero no de peor calidad. Aunque en el 29 ya se usaron técnicas pioneras.

-¿Qué diría su abuelo si hoy levantara la cabeza?

-Yo creo que se moriría.

-¿Por qué?

-Se están haciendo proyectos muy modernos en los cascos históricos, en Sevilla por ejemplo. No discuto su categoría, ni su estilo, sólo el sitio donde se coloca.

-¿Y qué diría sobre la conservación de su legado?

-Desde los años 60 ha habido una gran destrucción de edificios señeros. Parece increíble, pero fueron las autoridades de aquella época quienes lo hicieron.

-¿No es sólo vandalismo?

-A eso se suma esa despreocupación de las autoridades, que ha dañado patrimonio como la Plaza de España.

-¿Qué se puede hacer?

-Ese monumento, por ejemplo, se está arreglando, tiene que haber vigilancia, pero eso cuesta.

-¿Cuál es la solución?

-Hay que cerrarlo y cobrar una entrada simbólica, sólo a los de fuera, que daría para pagar la vigilancia y pagar los desperfectos que ocasiona su uso.

-¿Cobrar por entrar en un espacio abierto y público?

-Sería un monumento al aire libre. Además, proponemos hacer un museo en los bajos de la Plaza de España, como tiene Gaudí en la Sagrada Familia. Tenemos ideas, como vender reproducciones de la Expo del 29, así la gente no se llevaría trozos de cerámica.

-¿Eso sería rentable?

-Plenamente y se haría justicia. Mi abuelo se lo merece.

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