Entrevistas

"Me preocupa el pesimismo más que la falta de fondos"

-Usted ocupa el mismo sillón en la Academia de Medicina que tuvo Ramón y Cajal.

-Cuando fui elegido para ocupar su sillón en la Academia sentí más responsabilidad que alegría. Es fácil entender el inmenso honor que significa para un histólogo y un médico ocupar el lugar que tuvo Cajal, uno de los científicos más importantes de la historia de la humanidad.

-Él logró el Nobel con los pocos medios que entonces había en España.

-Efectivamente, y ese es un buen ejemplo que demuestra que para hacer grandes cosas, lo importante es lo que hay desde el hueso frontal hacia adentro y no desde el frontal hacia afuera. Recordemos el reciente premio Nobel a Marshall y Warren por su descubrimiento del origen infeccioso de la úlcera péptica con helicobacter pilori que realizaron en un modesto hospital australiano.

-¿Pero el recorte de fondos pone en peligro la investigación en España?

-La historia de la investigación en España es la de un progresivo avance, con momentos de más aceleración y de más estancamiento. España es un gran país y estoy convencido de que nuestra investigación en salud, seguirá, a pesar de las dificultades, siendo importante como lo es ahora. Me preocupa, por supuesto, la posible falta de fondos pero más aún la situación de pesimismo y fatalismo contagioso que parece haberse adueñado de nuestro país.

-En tiempos de penurias ¿qué se puede hacer para conjugar la austeridad con la no paralización?

-En España estamos sufriendo el exceso y el despilfarro de un país que ha vivido entregado a la economía consumista. Y lo peor es que no queremos darnos cuenta y vivir como si no tuviéramos que pagar nuestras deudas. Los científicos no somos ni podemos ser una casta privilegiada inmune a la situación general que vive España, pero tenemos el derecho a exigir que no exista tampoco ninguna otra casta. Antes que ahorrar en la investigación, la salud y la educación, columnas vertebrales del futuro de una nación, habría que hacerlo en muchos ámbitos generosamente financiados.

-Usted ha sido uno de los impulsores de la movilidad de estudiantes.

-La movilidad estudiantil es importante para prevenir el peligro del localismo, adquirir otras visiones del mundo y aprender a aceptar y respetar lo diferente. La revolución educativa y silenciosa más importante llevada a cabo en Europa y España en las últimas décadas han sido los programas Erasmus y Séneca que han fomentado una interrelación territorial y formativa sin precedente y que tienen y tendrán consecuencias sociales muy profundas.

-Movilidad no es lo mismo que fuga de cerebros...

-La movilidad internacional es normal en el mundo de la ciencia y vivimos en países muy interconectados. El científico tiende a desarrollar su investigación en las mejores condiciones posibles con el deseo de desarrollar bien su trabajo y tener a la vez una lógica estabilidad laboral. Ambas causas son la razón del posible éxodo. Aun así creo que hay que devolver imaginación y creatividad a la sociedad que ha pagado nuestra formación y de la que cultural y socialmente formamos parte. Esta crisis debería servirnos para ver nuestras propias deficiencias. Con un porcentaje pequeño del patrocinio de un club de fútbol famoso se conseguiría estabilizar un importante número de investigadores.

-¿Se puede cuantificar en términos de pérdidas económicas o científicas esta fuga?

-No tengo datos para cuantificarlo. Cajal decía que la ciencia no tiene patria pero los científicos sí. Por eso la ciencia que los españoles no proyectemos en nuestra sociedad para generar innovación y riqueza, además de sabiduría, es una ciencia que acabará proyectándose en otras sociedades para su beneficio.

-¿Se puede decir que se dedican usted y su equipo a fabricar órganos artificiales?

-Aparte de curar por la química, la física, la cirugía y la palabra, en los últimos tiempos estamos viviendo una situación nueva: las células y los tejidos también curan. El grupo de investigación de Ingeniería Tisular que dirijo viene trabajando en esta área y concretamente en la construcción de tejidos artificiales que sean útiles para curar utilizando células madres y biomateriales de diseño propio. Nuestro grupo fue el primero en crear por ejemplo una córnea artificial completa con las tres capas básicas que forman su estructura. Hemos comenzado ya su fase de ensayo clínico.

-¿Podemos imaginar un mercado de repuestos para los humanos?

-Eso ya ocurre de alguna manera con la sangre y ocurrirá con los tejidos en los llamados bancos de tejidos. Afortunadamente nuestra legislación y nuestro sistema de salud no permiten que sea un mercado, sino un servicio público de salud.

-Ese mercado puede llegar a ser un gran negocio.

-La búsqueda desesperada de soluciones ante determinados problemas clínicos vinculados a enfermedades invalidantes y degenerativas ha dado origen a grandes avances y a la vez a la aparición de clínicas y centros en distintos países sin una base científica sólida y por supuesto sin garantía de éxito. La Unión Europea ha establecido una legislación muy clara. Existe sin embargo otra dimensión en los tejidos artificiales que sí puede generar riqueza y desarrollo y es su fabricación como sustitutos de los animales de experimentación.

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