Agustín Peralt. Doctor en Administración y Dirección de Empresas

"Esto no va de presencialismo sí o no; hay que medir por objetivos cumplidos"

Agustín Peralt.

Agustín Peralt. / M. G.

Agustín Peralt es doctor en Administración y Dirección de Empresas, mentor de directivos, profesor universitario y conferenciante. Tras más de 15 años de experiencia directiva en multinacionales y empresas familiares con vocación internacional, llevó a cabo una reinvención profesional hacia el área de la formación. En el proceso creó el método FASE, que logra en un tiempo récord la mejora de la gestión del tiempo y cuyas claves explica en su libro Lidérate (Plataforma Editorial).

-"Esto no va de horas, sino de trabajo efectivo". ¿Es hora de erradicar definitivamente el presencialismo?

-Sí. Ha habido una experiencia que nos ha obligado a abandonarlo de manera inmediata y ha demostrado que hay personas que podían funcionar perfectamente sin necesidad de presencialismo, al igual que con presencialismo hay personas que no funcionan. No va de presencialismo o no presencialismo, sino que hay que medir por objetivos cumplidos. Hay que evaluar qué temas requieren el presencialismo y qué temas no, y permitir cierta flexibilidad. Se trata de encontrar un equilibrio.

-¿En qué consiste el método FASE?

-El método FASE busca cubrir una carencia. Nadie nos forma en un método de organización personal que nos permita aprender de verdad a organizarnos. Lo que pretende es disponer de una metodología que permita a cualquier persona tener técnicas y competencias para organizarse, ser efectivos y lograr sacar el máximo provecho del tiempo.

-¿Cuáles son las claves para el cambio en nuestra forma de trabajar?

-Las resumiría en cuatro. Lo primero es que no gestionamos tiempo, sino energía; si la energía nos falla, el resto nos va a fallar. Por otro lado, nos quejamos mucho de que nos falta tiempo pero realmente nos sobran distracciones: nos hemos metido en una vorágine de conectividad continua y multitarea, viéndolo como algo normal, cuando hay temas que se tienen que trabajar de manera individual y con calidad que han dejado de existir. Tenemos mucha facilidad para perder el tiempo. El tercer pilar sería cómo identificamos lo más prioritario: si tenemos una técnica para poder identificar lo importante y luego somos capaces de dedicar esa energía ganada a lo realmente importante vamos, además de eficientes, a ser efectivos. Y con esto, tenemos que ser capaces de construir nuestra agenda de una manera proactiva, asegurándonos de que está lo más alineada posible con lo prioritario.

"Vemos la multitarea como algo normal pero es difícil ser efectivos si estamos en una multitarea continua"

-¿Qué actitudes mejoran la productividad?

-Tiene que haber una motivación de querer mejorar, la llamo la H de hambre, y humildad de querer aprender. También honestidad con nosotros mismos, porque tendemos muchas veces a autoengañarnos y convencernos de que estamos haciendo las cosas mejor de lo que lo hacemos. Y una última H de hacer, de pasar de intenciones a acciones.

-¿Cuáles son los principales "vicios" de los trabajadores españoles?

-El primero es que vemos la multitarea como algo normal. El periodo medio de atención de muchos directivos y profesionales es de tres minutos. Es muy difícil ser realmente efectivo si estamos en una multitarea continua. El segundo es la incapacidad de priorizar: nos resulta más cómodo dejarnos llevar por la energía que atacar los temas que deberíamos atacar. Y el tercero, que es el primero de todos, es que nos quejamos continuamente de que las cosas no van como deberían pero dedicamos muy poco tiempo a analizar y encontrar nuevas fórmulas.

-¿Cómo podemos combatir la procrastinación?

-El ser humano es procrastinador por naturaleza. Procrastinamos para evitar gastar energía: hay una tarea que tenemos que hacer que requiere un esfuerzo cognitivo elevado y lo que decidimos es posponerla. Cualquier tarea, por compleja que sea, la tenemos que estructurar en diferentes pasos para abordarla. Después, calendarizar esos pasos como si fueran reuniones con nosotros mismos y, el mismo día que logras hacer el plan, arrancar con la primera tarea.

-¿Cómo se pueden cambiar los malos hábitos?

-Para comenzar, identificar qué es lo que nos lleva al mal hábito y poner fricción, dificultarlo. Cuando quiero crear un buen hábito, al contrario, facilitar su activador. Pero además, una vez cumpla, darme pequeños premios, refuerzos para seguir haciéndolo.

-¿Se puede ser igual de efectivo trabajando desde casa que en la oficina?

-La efectividad no depende de dónde trabajemos, depende de disponer o no de la metodología de organización personal. Hay actividades que es evidente que trabajarlas en presencial puede ayudar, pero hay otras que es mejor trabajarlas en remoto. Las fórmulas mixtas son las idóneas pero, además, tenemos que identificar cuál es el propósito cuando voy a la oficina y cuál cuando me quedo en casa, no por la pura decisión de hoy voy, hoy no voy. Todo requiere reflexión pero estamos buscando milagros y grandes cambios sin pararnos a pensar en la distancia qué puede ser más idóneo.

-Además del trabajo en remoto, ¿ha traído la pandemia algún cambio más en nuestra vida laboral?

-Estoy bastante de acuerdo con una frase que me dijo un cliente, que es que el trabajo en remoto ha evidenciado lo malo y lo bueno: las personas que son más trabajadoras quizás en remoto han llevado al extremo las horas de trabajo, es decir, las horas que ahorraban en traslados las han metido de trabajo, y las personas que ya eran malas trabajando, que no eran realmente responsables y cumplidoras, han caído en todas las tentaciones que te da una casa.

-¿Nos hemos olvidado de tener tiempo de calidad para el ocio y el disfrute?

-¡Buenísima frase! Un buen profesional es aquel que de la misma manera que está pendiente de asegurarse de que va a trabajar los temas prioritarios con calidad, también tiene muy bien identificado cuáles son los temas que le recargan de energía. Planifica con la misma rigurosidad los temas laborales que los personales para tener un equilibrio y un nivel de bienestar que potencie el trabajo. Si no partimos de un bienestar y un buen nivel de energía será difícil ser productivo.

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