España

Bárcenas Un año en la cárcel contra las cuerdas

  • La estancia en prisión ha llevado al ex tesorero del PP de negar sus famosos papeles a tirar de la manta

El ex tesorero del PP Luis Bárcenas cumplió el viernes un año en prisión durante el cual ha pasado de intentar noquear, a golpe de pendrive, al Gobierno del que fuera su partido durante 20 años, a verse cada vez más contra las cuerdas en el ring del caso Gürtel que arbitra el juez Pablo Ruz.

El ánimo de venganza contra los dirigentes del PP tras su ingreso en prisión le llevó de negar la mayor -la autoría de los famosos papeles de Bárcenas que reflejarían las cuentas opacas de los populares- a tirar de la manta acusando a su partido de financiación ilegal. Estrategia de autoincriminación con la que pretendía recuperar la libertad y que parece habérsele puesto en contra.

Escudándose en su aparente colaboración con la Justicia a través de los documentos que ha aportado a la causa para probar la existencia de esa supuesta caja B, ha reclamado hasta en cinco ocasiones en la Audiencia Nacional su puesta en libertad.

La última, invocando la decisión del Tribunal Penal Federal de Suiza de suspender temporalmente la autorización otorgada al juez Ruz para usar la documentación que le han ido remitiendo las autoridades helvéticas sobre las cuentas del ex tesorero en ese país.

Tanto Bárcenas como su abogado, Javier Gómez de Liaño, tenían ciertas esperanzas en que esa decisión del tribunal suizo le abriera por fin las puertas de la prisión madrileña de Soto del Real, de la que sólo ha salido en una ocasión para ir al hospital por una alergia. Salida por la que además fue castigado sin salir al patio por insultar a los funcionarios que le acompañaron en la ambulancia.

Sin embargo, ese último sueño tampoco se ha cumplido. Ruz le ha respondido que la decisión del tribunal suizo es una suspensión, no una revocación, y que además, con anterioridad a la aportación de esa documentación, Bárcenas ya estaba imputado por cohecho, blanqueo y varios delitos fiscales.

Ahora sólo le queda esperar a lo que decida la Sala de lo Penal al respecto, aunque todo apunta, a la vista de otras resoluciones en las que ha secundado los argumentos del juez instructor, que esta vez tampoco le concederá su ansiada libertad.

En su última negativa de excarcelarle, el juez sigue considerando también que aún persiste el riesgo de fuga, teniendo en cuenta que continúan apareciendo cuentas de su titularidad en paraísos fiscales.

Este mismo mes, el juez ha detectado dos nuevas cuentas en Suiza presuntamente vinculadas a Bárcenas al investigar la eventual ocultación de sus fondos en bancos suizos, donde llegó a acumular 48,2 millones de euros, mediante su transferencia a cuentas de sociedades domiciliadas en Uruguay.

Así, mientras Ruz ha ido acumulando indicios contra él, el ex tesorero ha ido quedándose sin cartuchos con los que disparar contra el PP y no ha tenido más remedio que adaptarse a su nueva vida carcelaria, donde sus compañeros han alabado la generosidad y amabilidad de su principal recluso vip.

Se han visto imágenes "robadas" del ex tesorero en la cárcel rezando, tomando apuntes en la biblioteca o en el patio con otros presos. Una invasión de su intimidad que fue denunciada por su abogado en el juzgado correspondiente y por la que Bárcenas llegó a negarse a salir de su celda.

Esa aparente tranquilidad cotidiana se vio también interrumpida cuando un hombre disfrazado de cura irrumpió con un arma en su casa del barrio de Salamanca y retuvo a su mujer Rosalía Iglesias, a su hijo Guillermo y a la asistenta para reclamarles el famoso pendrive que contenía los también famosísimos papeles que finalmente reivindicó como suyos tras ingresar en prisión.

Y es que ese cambio en su situación procesal le hizo también cambiar de estrategia y de abogados, creyendo que así recuperaría su vida en libertad.

Los penalistas que hasta ese momento le habían defendido, Miguel Bajo y Alfonso Trallero, rechazaron seguir representándole tras la publicación de una entrevista con el ex director de El Mundo Pedro J. Ramírez bajo el título Cuatro Horas con Bárcenas, días después de instalarse en Soto.

A partir de esa fecha se hizo cargo de su defensa Gómez de Liaño, ex juez de la Audiencia Gómez de Liaño, y de su mano trata ahora de superar la cima más escarpada que este aficionado al alpinismo, cada vez más falto de oxígeno, haya podido escalar.

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