El Congreso de los Diputados homenajeó ayer a las víctimas del terrorismo en un acto marcado por la ausencia de casi una decena de asociaciones en protesta por la presencia de Bildu en instituciones del País Vasco y Navarra. El presidente del Congreso, José Bono, aseguró que "hoy, honramos a los muertos, reconfortamos a los dolientes y detestamos, una vez más, a los criminales".

En un acto marcado por la ausencia de casi una decena de asociaciones -la Asociación Víctimas del Terrorismo (AVT), Dignidad y Justicia, la Asociación Murciana de Víctimas del Terrorismo (Amuvite), la Asociación Gallega de Víctimas del Terrorismo (Agavite), la Asociación de Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado Víctimas del Terrorismo (Acfsevt), la Asociación Catalana de Víctimas de Organizaciones Terroristas (Acvot) y el colectivo de víctimas del País Vasco (Covite) en señal de protesta por la presencia de Bildu en las instituciones del País Vasco y Navarra y por no dejarles intervenir, el presidente del Congreso de los Diputados, José Bono, dejó claro que "hoy, honramos a los muertos, reconfortamos a los dolientes y detestamos, una vez más, a los criminales". Bono, que recordó que en poco más de medio siglo 1.382 personas han sido asesinadas por los terroristas, enmarcó el acto en la memoria, en el recuerdo: "Sabemos que nadie muere del todo mientras no se le olvida".

Después de destacar que "la indiferencia es tan dura como el olvido" y de lamentar que "las calles se ensucian con fotografías de asesinos", Bono pidió a "quienes tienen mando en fuerzas policiales" que "impidan con firmeza, con contundencia, con legalidad, que los asesinos sean vitoreados en las calles, en las plazas o los ayuntamientos". "No puede haber tibieza. Una sociedad benigna o indiferente con los asesinos o con sus cómplices siempre es una sociedad enferma", sentenció.

En un gesto hacia las asociaciones ausentes, el presidente del Congreso les dio las gracias por "haber querido estar aquí, pero no han podido venir", pero especialmente agradecido se mostró con "los españoles que no tienen dudas acerca de cuál es su sitio en la trinchera contra el terror, y además quieren estar juntos y unidos a todos sus compatriotas, para acabar con los enemigos de la vida y de la libertad". Y, sobre todo, rindió tributo a las familias de los que "perdieron la vida a manos del radicalismo islamista y del fanatismo político o identitario y, sin embargo, al margen de diferencias electorales o partidistas, tienen el corazón dispuesto a hermanarse generosamente con todos los que sufren por la misma causa, por la causa del terror".

Previamente, en un tono más poético, el presidente del Senado, Javier Rojo, reivindicó "la palabra para combatir la desmemoria, la impunidad de los crímenes o la indignidad del borrón y cuenta nueva de quienes apoyan la violencia". Y señaló que "nos es imposible olvidar la jauría y hablamos para recordarla y sobre todo para combatirla".

Desde la tribuna de invitados del Congreso asistieron al acto 75 miembros de asociaciones de víctimas. También estuvieron presentes los presidentes del Tribunal Supremo (TS) y del Tribunal Constitucional (TC), la Defensora del Pueblo y la presidenta de Castilla-La Mancha, María Dolores de Cospedal, entre otros.

El Gobierno, con Rodríguez Zapatero al frente, asistió en pleno, excepto la ministra de Defensa, Carme Chacón. La bancada popular estuvo presidida por su líder, Mariano Rajoy.

Tras el acto, abierto con el himno nacional y cerrado por Bach, los representantes de las altas instituciones del Estado saludaron a los representantes de las víctimas en el Vestíbulo de la Reina Isabel II. Posteriormente, departieron en el Salón de los Pasos Perdidos.