España

España mantiene la alerta en los campamentos saharauis

  • El Gobierno precisa que el personal de la ONU regresa por la noche a la ciudad

El Gobierno español mantiene su alerta de inseguridad en los campamentos de refugiados saharauis en el sur de Argelia y precisó que el personal extranjero de la ONU que trabaja en la zona no duerme en los propios campos, sino que regresa a la ciudad cercana de Tinduf, protegida por la seguridad argelina.

Así lo señaló ayer el secretario de Estado de Cooperación Internacional y para Iberoamérica, Jesús Gracia, en respuesta a las declaraciones del jefe de la misión de la ONU en el Sahara (Minurso) el sudanés Omar Bachir Manis, que indicó que no veía motivos para evacuar a los extranjeros que trabajan para Naciones Unidas en los campos.

En una entrevista en la Cadena Ser, Gracia señaló que las condiciones en las que trabaja el personal de la ONU son distintas a las de los españoles, quienes hasta la evacuación de finales de julio pasado, dormían todos en los propios campamentos, la mayoría en Rabuni, donde las autoridades saharauis tienen sus oficinas.

El personal de la ONU "trabaja en los campos" pero regresa a pernoctar en Tinduf, a unos 25 kilómetros de Rabuni y donde la seguridad es mayor, pues hay presencia de la seguridad argelina. Por eso el Gobierno, en sus conversaciones con las ONG repatriadas les propuso que hasta que la seguridad no mejore en los campos, sitúe la base de operaciones de su personal expatriado en Argel o Tinduf.

Gracia subrayó que los campamentos de refugiados siguen siendo inseguros pues "hay un interés comprobado por parte de grupos terroristas de actuar contra elementos occidentales" en los campamentos de refugiados saharauis, donde los cooperantes extranjeros son "mayoritariamente españoles".

Un grupo de treinta activistas y cooperantes regresó el martes pasado a los campamentos y duerme en el mismo pabellón en Rabuni en el que fueron secuestrados en octubre los cooperantes españoles.

La mayoría de ellos regresa durante el día de hoy a Madrid, salvo varios cooperantes de las ONG Médicos del Mundo y Mundubat, que volvieron para quedarse en la zona.

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