Las claves

Feijóo, el nuevo referente del PP

  • Aunque el presidente gallego no quiere oír hablar de la cuestión, por lealtad a Rajoy y por estar centrado en su tierra, en la sede central de los populares hace tiempo que la palabra "delfín" se pronuncia con frecuencia

NI uno solo de sus adversarios políticos se acercaron a darle la enhorabuena al finalizar el debate de investidura que le renovaba como presidente de Galicia, lo que indica no sólo una absoluta falta de educación y de talante democrático de los dirigentes de la oposición, sino también que a Alberto Núñez Feijóo le espera una legislatura dura, a cara de perro, a pesar de su mayoría sobrada, 41 escaños.

Tendrá enfrente a un contrincante difícil. Xosé Manuel Beiras cuenta con una dialéctica incisiva, ingeniosa, conoce muy bien los resortes de la política de oposición; su cultura y su trayectoria le convierten además en un hombre que centra sobre él la máxima atención y, por si no fuera suficiente, acaba de realizar una carambola política contra sus antiguos compañeros que le ha salido redonda, con un resultado espectacular en las últimas elecciones. Cuantitativamente no es el líder de la oposición, pero cualitativamente va a serlo, lo era ya antes incluso de que el sábado Feijóo tomase posesión, por segunda vez, como presidente de Galicia.

Feijóo no es sólo el hombre del PP en Galicia. En la sede central del partido hace tiempo que la palabra "delfín" se pronuncia con frecuencia y, si hace pocos años la carrera sucesoria la encabezaban Ruiz-Gallardón y Esperanza Aguirre -Gallardón no ocultaba sus ambiciones políticas, pero sí la presidenta madrileña-, ahora sólo se menciona a Feijóo aunque el presidente gallego no quiere ni oír hablar de esa cuestión. Por lealtad a Rajoy, que es incuestionable, y porque está dedicado plenamente a su reto gallego.

Los que han seguido de cerca su trayectoria como presidente han advertido un cambio nada sutil, sino muy claro, en su trabajo de gobierno: en los primeros meses de presidente daba la impresión de que pretendía demostrar que era un buen gestor, pero no se sentía especialmente vinculado con la tierra, con la gente, a pesar de que se trataba de su tierra y de su gente. Sin embargo, con el transcurso del tiempo, ha sufrido una especie de "enamoramiento" hacia Galicia y los gallegos, y está total y absolutamente decidido a no abandonar Galicia mientras no logre levantarla de la situación actual, resolver sus problemas más acuciantes y conseguir que se supere la crisis que hoy tanto agobia a la región. Sobre todo en el sector agrícola, y concretamente en el sector lácteo, donde ha peleado de la mano de Miguel Arias Cañete para que Bruselas cediera en sus posiciones de rigidez extrema y abriera un poco la mano. No suficientemente, pero un poco.

Cuando dijo al finalizar su debate de investidura que iba a conseguir que "Galicia llegara a fin de mes" no buscaba un titular, sino que ahora, tras cuatro años de presidente, está política pero sobre todo personalmente decidido a lograrlo. Por tanto, no va a mover un dedo para colocarse en ninguna pole sucesoria, aunque otros lo harán por él cuando llegue el momento.

Y el momento llegará sólo cuando Rajoy pierda unas elecciones o decida no volver a ser candidato; a nadie que conozca a Núñez Feijóo se le ocurre que el presidente gallego pueda realizar algún gesto de sustitución, independientemente de que con Rajoy en La Moncloa cualquier operación contra su liderazgo es impensable, incluso los que le han cuestionado en los últimos años se mantienen ahora firmes en su apoyo al presidente del Gobierno y, además, colaboran en la medida de sus posibilidades para que continúe el mayor tiempo posible en la Presidencia.

Sin embargo, de la misma manera que en el PP se especula con la posibilidad de que Rajoy decida hacer cambios de Gobierno a mitad de su legislatura, o que quiera alcanzar un pacto con Rubalcaba para parar los pies al nacionalismo secesionista, o que pretenda apoyar a Mas a cambio de que deje de lado su obsesiva consulta legal o ilegal, también se especula, más a largo, con que Feijóo está en el número uno de la lista de posibles sucesores cuando llegue el momento de la sucesión.

¿Por qué se ha convertido en referente generalizado del PP? Las razones son varias, y en todas ellas tiene que ver su forma de trabajar en política y de vincularse al partido.

Mantiene relaciones excelentes con Mariano Rajoy, por galleguidad y por sintonía personal, pero también son excelentes con Soraya Sáenz de Santamaría, se han convertido en amigos personales además de compañeros políticos. Y también es amigo de Javier Arenas, que como vicesecretario Territorial del PP acudió a su toma de posesión representando al partido, pero que expresamente quiso ir.

Tiene alguna otra consideración en su haber: no se siente especialmente próximo a los llamados "barones del PP", los presidentes de gobiernos regionales, aunque sí se lleva muy bien con Basagoiti y con Alicia Sánchez Camacho. Y va por libre. ¿Qué significa ir por libre? Pues mientras Luisa Fernando Rudí suele ir de la mano de Luis Vicente Herrera, Cospedal apoya siempre a Ignacio González, o Bauzá, Valcárcel y Fabra suelen defender intereses comunes, Feijóo es el único presidente de mucho peso -el cántabro Ignacio Diego o el extremeño Monago no tienen excesiva voz en el partido- que va en solitario, que defiende al PP en general y a Galicia en particular, pero sin buscar alianzas para hacerse fuerte. Con un añadido: en el histórico congreso de Valencia, en el que Rajoy vio cómo algunos barones se pusieron frente a él, y otros de perfil, Feijóo, al igual que Camps y Arenas, trabajaron codo a codo con Rajoy para que saliera fortalecido de aquella situación que en algún momento parecía escaparse de las manos. Y Feijóo, al contrario que Camps y Arenas que sí lo han hecho, jamás le ha recordado a Rajoy cómo había apostado por él en el momento más difícil de su carrera política.

¿Es el sucesor indiscutible? Faltan años para que se plantee la sucesión pero hoy, ahora mismo, lo es. Lo dicen todos los que cuentan algo en el día a día del PP.

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