El Frente Polisario se comprometió a reforzar aún más la seguridad de los cooperantes ante la eventual amenaza de grupos terroristas, pero sin llegar a "militarizar" los campamentos de Tinduf (Argelia) para no afectar a la convivencia mantenida hasta ahora con las familias locales.

El aparato de seguridad del Gobierno saharaui admitió que el secuestro de los cooperantes españoles Enric Gonyalons y Ainhoa Fernández de Rincón y de la italiana Rossella Urru el pasado mes de octubre puso en cuestión el sistema de vigilancia que había hasta entonces en los asentamientos al suroeste de Argelia.

"Este secuestro ha hecho descubrir que tenemos deficiencias en nuestro sistema de seguridad que hay que corregir. Pero la solución no está en restringir las visitas a los campamentos, ni en convertirlos en una escenario militar. Eso es lo que querría Marruecos", explicó el secretario de Estado de Seguridad, Ibrahim Mohamed Mahmud.

El Polisario está formando un batallón de casi 400 personas para instruirles en acciones contra el terrorismo, así como una unidad de intervención rápida para situaciones como la del rapto de extranjeros, según Mahmud.

El Ministerio de Asuntos Exteriores del Gobierno decidió repatriar a los cooperantes españoles que visitan los campamentos de refugiados, ante las evidencias recabadas por los servicios de inteligencia de la existencia de planes en marcha dirigidos expresamente a intentar nuevos secuestros de ciudadanos de nacionalidad española. Ante esto, la oficina de la ONU para el Sahara Occidental en Tinduf consideró que no hay motivos para que los empleados extranjeros que Naciones Unidas tiene trabajando en los campamentos saharauis sean evacuados por motivos de seguridad. El jefe de la Misión de la ONU para el Referéndum en el Sahara Occidental (Minurso), Omar Bachir Manis, transmitió este mensaje a los cooperantes durante una reunión el miércoles.

"Nosotros seguiremos trabajando aquí", señaló el responsable de la ONU. Cuando el Gobierno español les comunicó que iba a repatriar a los cooperantes, la orden que se dio al personal de la ONU fue "quedarse en casa durante 3 días y evitar desplazamientos", con el fin de "dar tiempo a buscar una solución".