Las claves

pilar Cernuda

Negociación contrarreloj a todas las bandas

Laberinto. PP, PSOE y Ciudadanos negocian la investidura del próximo presidente del Gobierno, aunque antes, mañana, deben resolver la constitución de la Mesa del Congreso.

NO hay tregua este fin de semana, todo lo contrario. Se celebrarán reuniones sin parar y a todos los niveles, y cuando no sean posibles, los teléfonos echarán humo. Se negocia a todas las bandas -no sólo entre los cuatro partidos principales- y contrarreloj, el martes se inicia la legislatura con la primera sesión del Congreso, y desde hace días se negocia la constitución de la Mesa, que todavía no se ha resuelto pero que debe estar concretada mañana, antes de que el martes se proceda a la votación.

Al tiempo, los dirigentes del PP, PSOE y Ciudadanos (C's) negocian la investidura del próximo presidente. El PP considera que no puede ser otro que Rajoy. C's lo ha aceptado y se abstendrá en la segunda investidura, mientras que Pedro Sánchez -que no el PSOE- sigue resistiéndose a prestar su apoyo, aunque la mayoría de los barones le presionan para que acepte la abstención si previamente logra Rajoy el apoyo de C's.

Es precisamente Rajoy quien lleva el peso de las negociaciones. Personalmente y desde la noche misma de las elecciones. Cuando se reunió públicamente con Sánchez, Rivera e Iglesias ya se habían producido muchas e intensas conversaciones privadas con diferentes dirigentes políticos, la mayoría telefónicas, aunque solo han trascendido algunas de ellas. Por ejemplo, que ha hablado con Felipe González y con Alfredo Pérez Rubalcaba y que recibió una llamada de Zapatero.

Se sabe también que intentó en varias ocasiones ponerse en contacto con Pedro Sánchez para concretar una cita con él, pero no consiguió que se le pusiera al teléfono. Finalmente, su jefe de gabinete y jefe de campaña, Jorge Moragas, llamó a José Enrique Serrano, ex jefe de gabinete de Felipe González y de Rodríguez Zapatero, el hombre que está detrás de todos los acuerdos importantes a los que han llegado PP y PSOE en los últimos años, y fueron los dos quienes pusieron fecha al encuentro entre Rajoy y Sánchez.

Rajoy ha contado con el portavoz parlamentario, Rafael Hernando, para contactos con los portavoces de los otros partidos y también ha tenido un papel relevante María Dolores de Cospedal, que se había mantenido al margen de cualquier tipo de negociación en la mini fallida legislatura anterior. Tanto en el PP como en el PNV sonríen cuando se les pregunta si se ha producido alguna conversación entre Rajoy y Urkullu, pero ni lo confirman ni lo niegan. Su relación ha sido siempre buena a pesar de las muchas diferencias políticas que les separan, y en el PP están seguros de que podrían contar con el voto del PNV para la investidura si no fuera porque se celebran elecciones autonómicas dentro de tres meses y Urkullu no querrá arriesgarse ahora a dar un paso en falso apoyando la investidura de Rajoy. Existe una incompatibilidad manifiesta entre PNV y Ciudadanos, que sin embargo es el partido que más interesa actualmente a Rajoy, porque se trata de un partido de centro, que defiende muchos de los principios que defiende el PP… y porque cuenta con 32 escaños.

Albert Rivera es probablemente el dirigente de la oposición que ha hecho una lectura más realista del resultado del 26-J. Ha asumido que la mayoría de los ciudadanos siguen pensando que Rajoy es el mejor presidente posible aún conociendo sus errores y los casos de corrupción que contaminan su partido, y ha comprendido también que una parte considerable de sus votantes de diciembre no estaban de acuerdo con el pacto que firmó con Pedro Sánchez y no leen el mes de junio. A su Ejecutiva se lo dijo clara y sinceramente, tras proponerles abstenerse en la segunda votación para permitir que España tenga finalmente un Gobierno tras casi diez meses en funciones.

Para el PP no es suficiente. Necesita el apoyo de C's en forma de votos a favor, en caso contrario no le salen las cuentas, pero de momento Rivera se resiste. Y Sánchez, que al menos sonríe a Rajoy y se aviene a hablar con él -disposición muy distinta a la de diciembre, cuando no quiso hablar con el presidente en funciones y le saludó a cara de perro-, insiste en que votara en contra, pero son tantas las voces dentro de su partido que le dicen que mejor la abstención y pasar a la oposición que repetir elecciones, que es posible que cambie de criterio de cara a la segunda votación de investidura. Sin embargo no quiere hacerlo a no ser que Ciudadanos vote a favor, aunque no sea más que para distanciarse políticamente de su ex socio Rivera, aunque la sociedad le duró apenas dos meses.

Lo que espera el PP es que finalmente se dé esa situación, pero de momento Sánchez y Rivera parecen comprometidos con lo anunciado: voto negativo el primero y abstención el segundo. En cuanto a Podemos, nadie está haciendo un esfuerzo serio para llevarse a Pablo Iglesias a su molino: su voto negativo es inamovible y aunque defiende un "Gobierno de cambio" de Podemos con el PSOE, Sánchez se siente engañado por Iglesias …. Y además el PSOE, mayoritariamente no está por la labor. La idea generalizada es que ese tipo de pacto de gobierno lo reduciría a cenizas y Podemos se convertiría en el representante casi único de la izquierda.

El objetivo de este fin de semana, más allá de continuar las conversaciones para formar gobierno, se centra en la presidencia del Congreso. Ciudadanos, que fue muñidor de un importante pacto en enero, cuando propuso a PP y PSOE un acuerdo para que el presidente fuera socialista a cambio de que la mayoría de la Mesa estuviera en manos del PP, intenta ahora alcanzar un pacto parecido. Y hasta en el PP asumen que habrá pacto, pero todavía no se ha concretado.

El PP está resignado a perder la presidencia porque no suma suficientes escaños como para tenerla, pero no va a soltarla hasta el último segundo para lograr así algún tipo de ventaja a la cesión. Lo que sí van a exigir es que el candidato socialista no sea Patxi López, que en las semanas en las que presidió el Congreso demostró nula habilidad para imponer orden en el hemiciclo y además tuvo alguna actitud sectaria impropia del presidente de la Cámara.

En el PSOE aseguran que le presentarán otra vez, pero hay quien añade "si Patxi quiere", porque por lo visto el ex lehendakari ha hecho algún comentario respecto a que prefiere estar al frente de alguna comisión importante. ¿Porque sabe que el PP pide su cabeza y Sánchez va a ceder, o porque realmente se siente más a gusto en una comisión? Más bien parece lo primero.

En el entorno de Sánchez se quejan de que se sienten muy presionados por su partido, y les ha dolido especialmente que las críticas que hizo el asturiano Javier Fernández en el Comité Federal del sábado 9 fueran aplaudidas con tanto entusiasmo por un número importante de asistentes. En C's quieren potenciar su imagen conciliadora y de negociación y creen también que finalmente el PSOE se abstendrá, aunque aseguran en público que ellos no piensan votar a Rajoy, solo abstenerse. Y dicen lo mismo en privado, pero ante la amenaza de unas terceras elecciones … quién sabe.

Porque eso es lo que espera a PSOE y Ciudadanos si no cooperan para que Rajoy sea elegido: terceras elecciones. Y todos los expertos alertan de que si eso ocurre, el castigo sería monumental para todos, pero sobre todo para PSOE.

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