Entre leones

Rubalcaba y los bancos

  • Rajoy gana el Debate del estado de la Nación. Dicen que Rubalcaba sueña con 147 diputados. Felipe y Aznar incomodan al PSOE y al PP. Piden a Griñán un Gobierno más político. Camps, obsesionado con Zaplana

Rajoy, vencedor

Como estaba previsto, todos los sondeos de opinión, incluido el del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), dieron al líder de la oposición, Mariano Rajoy, como claro ganador del Debate del estado de la Nación. La debilidad del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, con un 80% de rechazo ciudadano, era tan grande que su contundente réplica sirvió, si acaso, para reactivar a la alicaída bancada socialista, que ovacionó en la hora de su adiós a su líder como si hubiera sido el vencedor. Rajoy, que tampoco está para tirar cohetes en valoración ciudadana, se limitó a no meter la pata y a golpear con el paro y la falta de confianza a Rodríguez Zapatero y al Ejecutivo socialista. Y, por supuesto, a exigir de nuevo el adelanto electoral. Así las cosas, con un Gobierno muy debilitado, las resoluciones aprobadas el jueves -el Grupo Socialista sacó adelante todas las suyas- en un espejismo. Esta especie de Carta a los Reyes Magos en pleno verano difícilmente le servirá al Gobierno para agotar la legislatura.

Calendario

Una vez que el candidato socialista a la Presidencia del Gobierno en las próximas elecciones legislativas, Alfredo Pérez Rubalcaba, renuncie -a partir de que sea designado oficialmente por el Comité Federal el próximo sábado-, al menos, a la portavocía del Gobierno y a la cartera de Interior, sólo queda por saber cuándo anunciará Rodríguez Zapatero el adelanto electoral. Si lo hace a principios de septiembre, podría convocarlas incluso a finales de octubre. Si, por el contrario, lo hiciera inmediatamente después de la Conferencia Política del PSOE, que se celebrará entre el 30 de septiembre y el 2 de octubre, pues las elecciones serían el último domingo de noviembre o el primero de diciembre.

Jarrones

La irrupción esta semana de los ex presidentes del Gobierno, Felipe González y José María Aznar, en los medios de comunicación no ha hecho ninguna gracia ni en el PSOE ni en el PP. El sevillano recomendó a Pérez Rubalcaba que dejara el Gobierno "ya". El vicepresidente agradeció los consejos, pero no le hizo ni chispa de gracia. Y el madrileño dijo que España estaba "débil" como nación, que el Estado estaba en "disolución" y "desagregación", y que la única burbuja que existía era la "socialista". En su partido, instalado en la moderación, tampoco entusiasmó el análisis del ex.

Cambios

Aunque el presidente de la Junta y secretario general del PSOE-A, José Antonio Griñán, recompuso la unidad del partido tras el desastre electoral del 22-M, la guerra soterrada contra él continúa en algunas provincias. Pese a que, según algunos veteranos ex dirigentes socialistas, aprecian que su mirada se ha vuelto tristona, Griñán sigue dando pasos para fortalecer a su partido. El último tiene que ver con el regreso a la secretaría regional de Comunicación de Miguel Ángel Vázquez, un pizarrista. A juicio de estos ex dirigentes, ahora le resta rearmar políticamente a su Gobierno. En su opinión, su entorno más cercano es muy valioso desde el punto de vista técnico -Carmen Martínez Aguayo y Antonio Ávila-, pero tiene carencias políticas importantes. Para estos políticos en franca retirada pero aún en activo, además, la consejera de la Presidencia, Mar Moreno, no está dando la talla en una tarea que resultó fundamental durante la larga presidencia de Manuel Chaves, y que desempeñó, durante varias legislaturas, el actual secretario de Estado de Cooperación Territorial, Gaspar Zarrías, hasta que le obligaron a marcharse a Madrid de mala manera en la jugada sucesoria.

Camps

Pese a que Eduardo Zaplana dejó en 2008 la actividad política y entró en Telefónica tras descabalgarlo el presidente del PP, Mariano Rajoy, como portavoz parlamentario, a favor de Soraya Sáenz de Santamaría, el actual presidente de la Comunidad Valenciana, Francisco Camps, gran enemigo de Zaplana, sigue obsesionado con él. Tal es la paranoia que está convencido de que el ex portavoz y el vicepresidente primero y ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, mecen la cuna del caso Gürtel contra él en los cenáculos madrileños.

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