Quizá mi única noción de patria sea esta urgencia de decir Nosotros, quizá mi única noción de patria sea este regreso al propio desconcierto". Palabra de Mario Benedetti, que se adapta bien a esa sentencia de que "si hubiera más políticos que supieran de poesía, y más poetas que entendieran de política, el mundo sería un lugar un poco mejor". Y si hubiera más periodistas que repensaran un poco en vez de sentenciar y darse tono cavando trincheras con inmutables ideas preconcebidas repeinadas a golpe de Google, mejor le iría al entendimiento entre adversarios, condenado sin salida en el calabozo de los prejuicios.

Y no digamos si hubiera más políticos pendientes del interés general que del particular, que luego pasa lo que pasa: cuando los que mandan pierden la vergüenza, los que obedecen les pierden el respeto.

El presidente en funciones está cada vez necesitado de amistades peligrosas como diputados de ERC o de Bildu para sacar adelante su investidura después de haber roto los puentes con Coalición Canaria y UPN. Lo curioso del asunto es que los más indignados son el PP y Cs, que le niegan el pan y la sal por sus componendas con fuerzas con votos tan legítimos como el de usted: 1.015,355 (ERC) y 258.840 (EH-Bildu). Unos defienden la independencia de Cataluña y los otros, los herederos de los malnacidos que negociaban a tiros y que ahora exigen la derogación de la reforma laboral y de la ley mordaza. ETA ya es un mal recuerdo.

Los tiempos cambian y se supone que a mejor, pero hay partidos como Vox que llaman violencia intrafamiliar a la lacra del machismo salvaje, que llaman abrir heridas a dar sepultura en algo más digno que una cuneta y se ensañan con los fondos para la Memoria Histórica, que rezuman homofobia y xenofobia... De pactar con éstos no se abochornan PP y Cs, que tampoco se hartan de labrar el mar de su impostada indignación mientras Sánchez bracea entre la marea del interés ¿general, propio? En resumen: una patria, muchos patrioteros y sin Gobierno a la vista. ¡Todo un poema!