España

Zapatero y Rajoy mantienen su apuesta por los grandes acuerdos

  • La novena legislatura arranca marcada por la necesidad de combatir la crisis económica y con una voluntad de consenso alejada de la crispación del último mandato

José Luis Rodríguez Zapatero se convirtió ayer, por segunda vez consecutiva, en presidente del Gobierno, el quinto de la democracia tras Adolfo Suárez, Leopoldo Calvo Sotelo, Felipe González y José María Aznar. Con los votos únicos de sus 169 diputados, el candidato socialista fue investido por el Congreso de los Diputados como jefe del Ejecutivo, en segunda vuelta y con mayoría simple con la misma aritmética que hace 48 horas: el no del PP, ERC y UPyD, y la abstención de CiU, PNV, IU, CC, BNG, y Na-Bai. En total, 169 votos a favor, 158 en contra y 23 abstenciones.

El candidato empezó su discurso con lo que podría ser toda una declaración de intenciones: "Llevar a la práctica una idea de España que considero que puede compartir la mayoría de esta Cámara". Así, Zapatero resumió su "idea de España", que ya expuso en la primera sesión de investidura, como un país "en continuado crecimiento económico" que "en esta fase" atenderá "inmediatamente" las necesidades de los ciudadanos y que "se encamine al progreso y el bienestar". "Un país seguro y política y socialmente unido contra la amenaza y la violencia terrorista, defensor de la paz y con voz propia en el mundo", añadió Zapatero.

En este punto, el candidato se comprometió a responder "a los efectos de la crisis mundial" sobre la economía española "con urgencia", tomando "medidas de carácter estructural" y promoviendo "un diálogo inmediato e intenso con sindicatos y empresarios". "Sólo se puede gobernar bien con diálogo", remachó el candidato, que prometió utilizar el diálogo "para reforzar las mayorías y llegar a acuerdos en asuntos de Estado" con todos los grupos "y en especial" y "de manera singular" con el PP en los grandes asuntos: Lucha antiterrorista, renovación de los órganos constitucionales, la Presidencia de la UE en 2010 y reforma de la Justicia.

El líder del PP recogió el guante de los acuerdos, pero antes dejó clara su "preocupación" por la situación de la economía. "En las últimas horas hemos conocido dos nuevos datos que no hacen sino incrementar la preocupación", señaló Rajoy, en referencia al aumento de la inflación hasta el 4,5 por ciento y la rebaja de las previsiones de crecimiento de España por parte del FMI hasta el 1,8 por ciento. A su juicio, las medidas anunciadas para paliar la crisis "son insuficientes, no sirven y no generan ni credibilidad ni confianza". "Espero que haga un esfuerzo, se tome en serio la situación económica y que pronto veamos reformas estructurales".

Rajoy también expresó su preocupación por la sequía. "Lo que sucede en Barcelona es una injusticia y en algunas ocasiones puede parecer hasta una burla", sentenció el líder del PP, que remarcó que el Gobierno tiene la "responsabilidad" de afrontar el problema del agua "sin prejuicios" y "resolverlo para todos los españoles". Por último, mencionó los temas de importancia -terrorismo, modelo de Estado, Pacto de Toledo, política exterior y Justicia- en los que "el acuerdo de los grandes partidos es una necesidad nacional". Y remachó con un mensaje optimista: "Trabajaremos para que el acuerdo se haga realidad".

El resto de formaciones mantuvo la postura de la primera ronda de votaciones. "Nada ha cambiado", como dijo el portavoz de CiU, Josep Antoni Duran. El nacionalista felicitó a Zapatero por su rechazo al trasvase del Segre, haciendo frente al president de la Generalitat, José Montilla, del que criticó su "falta de respeto" por considerar "de mal gusto" el compromiso de Zapatero de "estudiar" el trasvase del Ródano. Por otra parte, el portavoz del PNV, Josu Erkoreka, reprochó a Zapatero la falta de "proyecto" hacia Euskadi.

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