España

" Yo confiaba en mi marido"

  • Doña Cristina asegura que firmaba todo lo que Urdangarín le pedía La hija del Rey niega su participación en Nóos y AizoonNo respondió a la acusación popular

"Hasta luego. Gracias". La infanta Cristina se despidió de esta manera de los periodistas que aguardaban su salida de los juzgados de Palma de Mallorca. Habían transcurrido más de seis horas desde que comenzara su declaración, como imputada por un presunto delito fiscal y de blanqueo de capitales, ante el juez José Castro, el fiscal Pedro Horrach y sus abogados. Doña Cristina se negó a responder a las preguntas de las acusaciones populares, Manos Limpias y Foro Cívico, y de los otros letrados de las partes del proceso, que criticaron el tono evasivo de la declaración de la Infanta.

 

La figura de Iñaki Urdangarín se erigió en protagonista a lo largo de casi toda la sesión, con un interrogatorio muy exhaustivo y riguroso por parte del juez. Uno de los letrados presentes en la sala ofreció una dimensión de la intervención del juez destacando que había dejado "poco trabajo para los abogados". Doña Cristina declaró que firmaba todo lo que le pedía su marido porque confiaba en él. "Tenía toda mi confianza en él. Yo confiaba en mi marido", remachó. Tantas referencias hizo la imputada a su esposo que los dos abogados de la acusación, Virginia López (por Manos Limpias) y Manuel Delgado (del Foro Cívico de Julio Anguita), hicieron hincapié en que la duquesa de Palma utilizó la "teoría del amor" para usar a Urdangarín como cortafuegos. Para la acusación particular se está intentando "salvar a la Infanta a toda costa, aunque se tenga que sacrificar a otro", en clara alusión al yerno de don Juan Carlos. Los abogados de Manos Limpias y Foro Cívico criticaron que el "no sabe no contesta" de doña Cristina pone en evidencia "el absurdo que se está viviendo".

 

La Infanta respondió al juez Castro que ni siquiera "sabía que en su casa había una empresa", en referencia a Aizoon, la sociedad patrimonial que compartía al 50% con Urdangarín, y que según el juez era usada como pantalla fiscal para repartir beneficios y tributar lo menos posible a Hacienda. El domicilio de la empresa era el palacete de Pedralbes de Barcelona donde vivía la pareja y sus cuatro hijos. Precisamente sobre este edificio, la Infanta respondió al juez que "no sabe por qué firmo el contrato de arrendamiento". Y al ser preguntada sobre si tuvo dudas antes de firmar la compra del palacete, tal y como puso de manifiesto en su día el notario que intervino en la compraventa, Carlos Masià, aseguró que en ningún momento puso reparos a esta operación inmobiliaria como tampoco nadie le advirtió que pudiera haber futuros problemas de financiación. Masiá declaró en su día como testigo ante el juez que la hija del Rey "no quería firmar", ya que "no veía claro cómo se podía adquirir esa casa" y si la operación "era viable". Además, explicó que era "como si no se le hubiera justificado cómo se adquiría y cómo se pagaba". 

 

 Fue en este instante, al hacer referencia a Pedralbes, cuando mostró "síntomas de flaqueza". Todas las personas presentes en el interrogatorio percibieron, precisamente en estos momentos, que la imputada acudió al interrogatorio con "una preparación bastante importante". "Está haciendo el papelón de su vida", dijo a los periodistas, durante el receso, uno de los letrados de la acusación popular.

 

La Infanta declaró en el interrogatorio que supo de la advertencia que le hizo su padre a Urdangarín en 2006, a través del conde de Fontao, José Manuel Romero -el Monarca pidió a su yerno que dejara sus actividades en el Instituto Nóos-, pero que la atribuyó a una cuestión de estética e imagen de la Casa Real, por lo que no le dio importancia.

 

El juez Castro le mostró un tríptico del Instituto Nóos en el que aparece su nombre [ella era vocal] junto al del secretario de las infantas, Carlos García Revenga. La Infanta indicó que no participó en ninguna de las actividades de la fundación que supuestamente sirvió a Urdangarín y su socio, Diego Torres, para apropiarse de dinero público.

También le fueron mostradas a doña Cristina centenares de facturas y tickets de gastos personales cargados a su empresa Aizoon. Ella reconoció que incurrió en la mayoría de ellos, pero aseguró desconocer que éstos fueran sufragados de forma directa por la sociedad cuya titularidad comparte con su marido. En concreto, sobre tickets relativos al pago de gasolina, la imputada manifestó que eran sus escoltas quienes cargaban estos gastos y que, por tanto, desconocía si éstos corrían o no cargo de Aizoon.

 

En relación con la tarjeta Visa que tenía de Aizoon, la hija del Rey dijo que la utilizó pero sin que este hecho supusiera para ella algo irregular. Entre los datos arrojados por la instrucción de la causa por parte de la Agencia Tributaria consta el importe de hasta 698.824 euros que los duques destinaron desde su sociedad a gastos estrictamente particulares.

 

La duquesa de Palma llegó a afirmar que no sabía que los gastos personales en que su marido y ella incurrieron pudieran ayudar en una presunta defraudación a Hacienda. Según varios informes de la Policía Nacional, Cristina de Borbón e Iñaki Urdangarín cargaron a Aizoon, entre otros, la adquisición y montaje de hasta 72 muebles y elementos del hogar como estanterías, butacas, sofás, mesas y cortinas de lujo para su uso personal. Y también se desprende de esa investigación que la Infanta pagó a través de Aizoon servicios de coaching por un total de 6.672 euros de 2005 a 2007, mientras que su marido abonó por su parte 707 euros por un curso de salsa y merengue. Doña Cristina afirmó que nunca ha ido a este tipo de clases, sino que hace "muchos años" iba a cursos de flamenco. Y sobre el coaching apuntó que "lo necesitaba" pero que no se explica que fuese sufragado por Aizoon.

 

¿Y los libros sobre Harry Potter? La Infanta declaró que siempre supuso que eran para sus hijos, y volvió a insistir en que nunca se ocupaba de gastos ni de pagos, puesto que de todo ello se encargaba su marido.

 

Sobre aspectos concretos de un presunto delito fiscal apenas fue interrogada, si bien sí se le inquirió sobre si sabía en concreto qué tipo penal se le atribuye, a lo que respondió que no lo sabe, aunque sus abogados se lo han intentado explicar.

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