La crónica electoral

Gol de Rivera a Casado a cuatro días de la elección más incierta

  • Ciudadanos ficha al ex presidente popular de la comunidad de Madrid, Ángel Garrido

  • La incógnita de estas elecciones es la equis de Vox, Abascal llena todos los sitios donde va, se apunta otro éxito en Sevilla

  • Susana Díaz cree que el PSOE sacará 1,5 millones de votos el domingo en Andalucía, medio millón más que en diciembre

Albert Rivera, el miércoles de madrigada en la sede de Ciudadanos.

Albert Rivera, el miércoles de madrigada en la sede de Ciudadanos. / EFE

Ni en los mejores tiempos de Podemos, aquellos en los que parecía que Pablo Iglesias se iba a comer al viejo partido de su tocayo gallego, hubo una fuga de cuadros desde el PSOE a la nueva formación de izquierdas. No le está ocurriendo lo mismo al PP. A sólo cuatro días de las elecciones generales, el ex presidente de la Comunidad de Madrid ha anunciado que se pasa del PP a Ciudadanos, deja su puesto número cuatro en la lista popular a las elecciones europeas y se marcha al 13 de las autonómicas madrileñas. Ángel Garrido no es una gran dirigente, pero su cargo institucional y la cercanía al 28 de abril ha convertido esta maniobra de Albert Rivera en todo un gol a la credibilidad de Pablo Casado como líder. Garrido suma una prueba más de incoherencia política, había llamado populistas de derecha y tontos inútiles a los de Ciudadanos. 

Es cierto que estas elecciones generales son como unas primarias en la derecha española. Así lo definió Pedro Sánchez en el debate de Atresmedia. El líder de Ciudadanos, Albert Rivera, va desbocado y, junto a Vox, han detectado cierto aroma a UCD en el PP. Santiago Abascal fue militante del PP; su ideólogo, Rafael Bardají, uno de los aznaristas del núcleo duro, y hasta el autor del logo del PP, el del charrán, Fernando Martínez Vidal, concejal popular en Madrid, también se ha pasado a Vox. Casado no tenía ni idea, se enteró del abandono de Garrido la mañana de este miércoles en Sevilla, donde se reunió con cientos de militantes en el restaurante Río Grande.

Estas son las elecciones generales de resultado más inciertos. Similares a las de 2004, aunque en aquella ocasión José Luis Rodríguez Zapatero iba subiendo bastante en los sondeos antes de los atentados del 11-M. Nadie se atreve a asegurar si podrá gobernar Pedro Sánchez o serán un Gobierno de centro y de derecha, incluida la extrema de Vox. Los de Abascal son la equis de la incógnita. Por donde pasa, el líder voxero llena todos los auditorios y la prueba final ha sido este miércoles en Sevilla en Fibes. Ningún partido se ha atrevido a irse a este palacio de congresos, llenarlo es complicado y, una hora antes del inicio, ya había colas para entrar.

Es más, el mitin de Abascal en Sevilla ha sido el mayor de esta campaña. Ni Pedro Sánchez, que apenas llegó a las mil personas, ni Casado, que optó por varios encuentros y paseos con militantes y seguidores por el centro.

En Ferraz contemplaban la posibilidad de que Vox fuese la tercera fuerza y algunos cálculos del PP situaban la representación de Abascal en los 40 escaños. Serían muchos para dejarle fuera del Gobierno como en Andalucía. Si sobrepasa esos 40, Santiago Abascal querrá ser ministro de España, de Interior o de Defensa, al estilo de los ultras populistas de Italia y Austria. En las elecciones andaluzas, Vox obtuvo un 11%, y esa cifra podría subir unos cuantos puntos en estos comicios.

Susana Díaz se ha reincorporado a la campaña después del parón de la Semana Santa. Este miércoles se ha atrevido a hacer una previsión de resultados, cree que el PSOE obtendrá 1,5 millones de votos este 28 de abril, lo que serían medio millón más de los que ella obtuvo el 2 de diciembre. Si fuese así, más le valdría haber hecho coincidir su cita con la de estas generales, tal como Pedro Sánchez le solicitó en su encuentro de julio en Moncloa.

Medio millón de votos más en Andalucía son muchos, podrían ser unos 27 o 28 escaños de los 61 del sur. Sería una buena noticia para Pedro Sánchez, pero cuestionaría más el liderazgo de la andaluza. Para ella, este buen resultado, que podría doblar al del PP, sería como sacarse "la espinita" de diciembre, pero sería mucho más. Si su dirección culpó, entonces, a la gestión catalana de Sánchez del bajón del PSOE andaluz, ¿qué es lo que habrá pasado ahora? Según la ex presidenta, todo se debería a los arrepentidos de la abstención.

Pablo Casado y Albert Rivera quieren gobernar con el apoyo de Vox pero sin Vox en el Ejecutivo, como Pedro Sánchez lo desea hacer sin Pablo Iglesias. Para ello, el PSOE debería superar los 135 escaños y hacer como Suárez o como Aznar en su primera legislatura. Pero no hay previsión posible: con cinco partidos con apoyos entre el 10% y el 30% cualquier Gobierno es posible.

Pedro Sánchez ha cambiado el lema de su campaña, ahora es Estamos muy cerca. Se supone que de esos 135 escaños, de los suficientes para conjurar a las derechas y gobernar sin las ataduras del partido de Waterloo. Por su arrojo, parece que debe contar con buenos datos, que Cataluña y el País Vasco se pueden volcar con el PSOE por temor a Ciudadanos y a Vox. Quedan tres días, y todos tienen prisas, hasta los votantes por correo, lanzados a las oficinas después de ver los dos debates del lunes y el martes. 

 

    

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