Las claves

Cómo ganar con todo en contra

  • Las nuevas tecnologías y las redes han cambiado drásticamente las campañas electorales y tanto el PP como el PSOE han contado con los responsables de la de Obama, modélica y que marca el camino a seguir.

POR primera vez en mucho tiempo queda por delante año y medio sin que se celebren ningunas elecciones. En junio de 2014 serán las europeas y hasta mayo de 2015 no se celebrarán las municipales y autonómicas; el calendario sólo variaría si algún presidente autonómico decidiera un adelanto, como algunos aconsejan a un Artur Mas que, pensando reforzar su mayoría, sufrió un importante descalabro al convocar a mitad de legislatura.

Las nuevas tecnologías y las redes sociales han cambiado de forma drástica las campañas electorales; no son el único elemento a tener en cuenta, pero tienen un papel fundamental en la estrategia de los candidatos. El primer dirigente político que fue consciente de la potencialidad de las redes fue Barak Omaba en 2008, que gracias a ellas se convirtió en un líder a pesar de que un año antes era un gran desconocido en Estados Unidos, excepto en Illinois, venciendo en la carrera de las primarias a candidatos de importante trayectoria y con unos apoyos económicos descomunales, y haciéndose finalmente con la Presidencia.

Hace pocas semanas, ganó la reelección con todo en contra, un balance decepcionante de su gestión en cuestiones claves como la economía, el proyecto sanitario y el incumplimiento de sus promesas electorales en política exterior y política de defensa, y un contrincante, Mitt Romney, que suplía sus carencias con un formidable equipo de asesores y una fortuna personal puesta a disposición de su proyecto de llegar a la Casa Blanca. La estrategia electoral, tanto la de 2008 como la de 2012, se analiza ya en los despachos políticos de todo el mundo, incluso se han celebrado reuniones de responsables de campañas de alto nivel para estudiarla a fondo y contrastar opiniones. Sin ningún género de dudas Obama ha abierto cauces hasta ahora no utilizados, que serán tenidos en cuenta en el futuro.

El principal, que nada más ser elegido presidente en noviembre de 2008, puso en marcha el mecanismo de la reelección, que ha funcionado como un reloj sin necesidad de que él se involucrara directamente en la campaña hasta tres meses antes de las elecciones. No hacía falta, todo estaba preparado, ultimado; sólo faltaba su presencia, que también iba a administrarse en función de los análisis realizados por los miembros del equipo que trabajaba desde hacía cuatro años para tratar de ganar nuevamente en 2012. Al mes de hacerse con el cargo presidencial, se reactivó el equipo responsable de las redes sociales, teniendo en cuenta que había que hacer el trabajo de consolidación de voto y captación de nuevos votantes sin saber quién iba a ser el rival y que además tenía una desventaja respecto a la primera elección: el desgaste de la acción de gobierno. En 2008 prometía, en 2012 tendría que presentar un balance. Contaba con un elemento importante a su favor: el banco de datos de sus votantes. Sabía qué querían, qué esperaban de él.

Obama tiene 21 millones de seguidores en Twitter y 30 millones en Facebook, y los ha cuidado como a las niñas de sus ojos a través de su gente especialista en las nuevas tecnologías, auténticos profesionales. Su ventaja respecto a Romney era abismal, el candidato republicano sólo tenía 1,7 millones de seguidores el día de las elecciones. La campaña, que incluía la utilización de las redes, se basó en tres puntos: conseguir dinero, conseguir voluntarios y, a través de la red, captar nuevos votantes en los estados dudosos. Estados en los que Obama centró su campaña cuando saltó finalmente a la arena apenas tres meses antes de la fecha de las elecciones.

Siempre a través de esas redes se organizaron grupos en sectores con gran capacidad de influir, como por ejemplo Enfermeras por Obama, que además de explicar los argumentos más atractivos de las políticas de Obama, facilitaban nombres de personas que sería importante contactar por parte de algunos asesores del presidente con capacidad de persuasión. Otro sector al que se dio especial relevancia fue el de los hispanos, a los que Obama se acercó colocando en puestos clave de su equipo a un número destacado de ciudadanos de origen español o latinoamericano a los que dio un papel relevante.

Obama llegó a contar con 2,2 millones de voluntarios en la red trabajando a favor de su reelección, voluntarios que recibían las instrucciones enviadas desde sus oficinas electorales, donde se les indicaba además dónde necesitaban nuevos votos y cuál era la mejor manera de captar precisamente a ese tipo de nuevos seguidores, de los que debían conseguir que se registraran como votantes. De esa manera además logró engrosar la cuenta destinada a los gastos electorales a través de un número exagerado de simpatizantes que cooperaron con una cifra inferior a 200 dólares cada uno; una campaña tan fructífera que la suma conseguida con esas pequeñas aportaciones fue superior a la que consiguió Romney sumando todas las aportaciones de sus seguidores.

El éxito de Obama ha sido arrollador, no sólo ganó a Romney, sino que el resultado superó con creces las mejores previsiones. En ese éxito tiene mucho que ver, por supuesto, la personalidad de Obama, aunque ha perdido la frescura de sus primeras elecciones. Pero tiene que ver sobre todo el excelente diseño de su campaña electoral, en la que todo estaba atado y bien atado y nada se dejó para la última hora.

En España, tanto en el PP como en el PSOE, se han producido contactos con los responsables de esa campaña modélica, que ha marcado un camino a seguir. Es verdad que los procedimientos electorales en España y en EEUU son distintos, que el interés de los ciudadanos no se centra en las mismas cuestiones y que la relación de los políticos con los ciudadanos es muy diferente en uno y otro país.

Pero tanto en el PP como en el PSOE creen que hay aspectos de la campaña de Obama a tener en cuenta. Las redes sociales, por supuesto, pero también no dejar todo para el último minuto. Y tampoco dejarlo en manos de amigos incondicionales en lugar de hacerlo con profesionales solventes y de sobrada experiencia.

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