España

En el kilómetro cero

Siguen pasando las horas, los días, los meses y los años pero hay cosas que apenas cambian y siguen encalladas en el kilómetro cero.

Parece que fue ayer pero hace ya más de veinte años que se comenzó a rotular el Estado de las autonomías, una descentralización con vocación de panacea de la redistribución de competencias entre las diferentes sensibilidades patrias, un lápiz al que no dejan de sacarle punta y que sigue buscando el trazo del equilibrio definitivo entre el café para todos y las respectivas singularidades. La sospecha generalizada apunta a que el inminente fallo del Tribunal Constitucional sobre el Estatuto catalán marcará el rumbo y sofocará los furores de unos y otros.

Otro ejemplo de kilómetro cero como ajeno al paso del tiempo es el Pacto Antitransfugusimo, ese acuerdo voluntarista que PP y PSOE rubricaron hace doce años con la buena intención de poner coto a las burlas a la voluntad de las urnas y que se sigue revelando como un papel más que mojado, empapado, como demuestra fehacientemente esa tropa ¿ex? socialista con redivivo e impostado mando en plaza en el Ayuntamiento de Benidorm.

Pero estos dos ejemplos de kilómetro cero impertérrito al yugo del tiempo, esos buenos exponentes de la ruta del cangrejo -un paso adelante y dos atrás- palidecen ante otro drama mucho más insoportable como es el del terrorismo. El de los fanáticos que tratan de imponer el califato panislámico en los cinco continentes es de cuño reciente y acabar con él es tarea global. Nada o poco que ver con el que practican los iluminados que tratan infructuosamente desde hace más de cuarenta años de imponer la independencia del País Vasco. Un mando policial experto en la lucha contra ETA y dos guardias civiles son las tres últimas víctimas mortales que ha puesto la organización terrorista sobre la mesa. Fue el pasado verano y los seis meses transcurridos hasta la fecha sin nuevos zarpazos y el progresivo debilitamiento de la banda terrorista -tanto en su frente carcelario, donde la desbandada sigue creciendo, como en su brazo político, en franco peligro de extinción en las instituciones- invitaban al optimismo, a ponerse en lo mejor, en que los terroristas se decidirán a tirar la toalla. Pero la furgoneta-bomba interceptada en Zamora deja bien a las claras que el suma y sigue de ETA sigue inalterable por más que no pasa ni pasará del cero.

Ahí, en ese célebre kilómetro de la Puerta del Sol, un periodista de Telemadrid sondeaba el viernes en directo la fe europeísta de los cuatro gatos que visionaban entre un viento helado las pantallas gigantes que emitían desde el Palacio Real la toma de posesión del semestre de presidencia de la UE. Alguien le dijo lo que no quería oír ni emitir (que no se creía nada de los discursos) y el reportero le quitó el micrófono y le dio la espalda. ¡Olé! Así hay kilómetro cero para rato.

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