José Manuel García-Margallo. Ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación

"La relación con los países de Iberoamérica es un asunto de familia"

  • El principal artífice de la XXII Cumbre asegura que Iberoamérica huye en Cádiz de la retórica y discute sobre asuntos vitales como el desarrollo y el empleo, las infraestructuras y las pymes

El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo (Madrid, 1944), asegura que la XII Cumbre Iberoamericana de Cádiz huye de la retórica y aborda asuntos vitales como el desarrollo y el empleo, las infraestructuras y las pymes. Para el primer artífice de esa cita, "la relación con los países iberoamericanos es como un asunto de familia". "Tienes unos hermanos que te gustan más, otros que te gustan menos… Y es bueno que los problemas de familia se discutan en familia", explica. Por eso, no duda en asegurar que le hubiera gustado que hubieran estado presentes también los tres jefes de Estado que faltarán, Hugo Chávez, Cristina Kirchner y Raúl Castro. Sobre el conflicto pesquero con Gibraltar, espera que se zanje cuanto antes y se muestra dispuesto a dialogar en torno a las aguas en litigio pero "en condiciones de igualdad y manteniendo la dignidad nacional".

-Después del fiasco de Asunción, a donde no acudió la mitad de los países iberoamericanos, el casi pleno de la Cumbre Iberoamericana de Cádiz garantiza el éxito, ¿no?

-Espero que no sea sólo en términos de asistencia sino también en cuanto a sus contenidos. No hay que olvidar que la Cumbre de Cádiz es la culminación de un año de trabajo. Hemos tenido ocho reuniones ministeriales y once seminarios. En cuanto a los contenidos, nos hemos centrado en asuntos muy concretos para huir de la retórica. El primer bloque está dedicado al empleo y al crecimiento. Siguiendo lo que se hizo en el desayuno de cancilleres de Nueva York en septiembre, con motivo de la Asamblea de la ONU, se va a analizar el impacto de la crisis europea en las relaciones latinoamericanas y el modelo de salida de la misma que podemos plantear juntos. Para que nos entendamos, éste es mucho más cercano al modelo anglosajón de políticas de austeridad sí, pero con políticas de crecimiento, frente al modelo continental europeo que es de austeridad. El segundo gran tema son las infraestructuras, que tienen una especial significación porque son de las pocas cosas en las que ha materializado la integración iberoamericana. España tiene aquí un gran papel que jugar porque somos líderes en muchos sectores. El tercer bloque es la pequeña y mediana empresa, con el objetivo de que España se convierta en el pivote para las inversiones latinoamericanas en el Norte de África y Europa. Y, a su vez, para que nosotros hagamos de pivote de empresas que vayan a invertir en Latinoamérica. Luego está la famosa declaración de Cádiz, que va a tener un contenido muy concreto. Habrá once comunicados especiales, y se va poner en marcha un grupo de reflexión sobre el futuro de las cumbres para ver si seguimos con un planteamiento anual o bianual, para evitar que coincidan con las cumbres UE-América Latina.

-Uno de los principales objetivos de Cádiz era salvar las cumbres iberoamericanas. ¿Cree que se logrará este objetivo ante unos países bolivarianos que exigen más contenido político?

-Las cumbres iberoamericanas tienen luces y sombras. Las luces son que hemos celebrado 22 ediciones ininterrumpidamente, y las sombras, que la de Asunción no fue un modelo de éxito de público y crítica en cuanto a asistencia y contenido. Y eso lo intentamos solventar en Cádiz cargándola de contenidos concretos. Además, pueden servir para preparar las cumbres con la UE. Por otro lado, tenemos que aprovechar que hay cuatro países iberoamericanos en el G-20, y tenemos que intentar buscar una posición común. Vamos a hablar también de las reformas de las instituciones. En el mundo se va a transformar todo: desde el sistema de Naciones Unidas al sistema heredado de Bretton Woods. Estamos redefiniendo el sistema monetario, tenemos que impulsar la ronda comercial de Doha y debemos avanzar en el tema climático en Río+20. Y en todo esto, es más que posible que encontremos posturas comunes, que son valor añadido y sustancia para la cumbre de Cádiz.

-En la ofensiva diplomática encabezada por usted, la familia real ha tenido un papel muy importante, ¿no?

-El giro que se ha dado en la ofensiva diplomática en sus distintas vertientes -cultural, económica, pública y social- de la marca España ha sido muy importante. Todas las visitas que ha hecho el Rey han sido con grupos de empresarios y seleccionando como objetivos aquellos países que tienen un potencial de crecimiento más alto. De los BRIC (Brasil, Rusia, India y China), sólo nos falta China, y espero que lo hagamos en el primer trimestre de 2013. Esa ofensiva ha tenido frutos concretos en concursos y licitaciones. Dentro de las dificultades por las que atraviesa la economía española, el sector exterior va muy bien. No hemos perdido cuota de mercado, hemos aumentado exportaciones y nuestro saldo de cuenta corriente estaría equilibrado, si no fuera por el saldo energético. Y tenemos un proceso de internacionalización de la empresa española que está saliendo francamente bien. El Rey se ha dedicado a este tema en cuerpo y alma, la Reina ha estado muy activa en materia de cooperación y el Príncipe ha dado un alto contenido económico a las visitas que ha realizado fundamentalmente a Latinoamérica.

-¿Era inevitable la ausencia de Paraguay tras ser suspendido en Mercasur y Unasur?

-Absolutamente. Nosotros ocupamos la secretaría 'pro tempore', pero somos muy conscientes de que formamos parte de la comunidad iberoamericana. Y Paraguay había sido suspendida en Unasur y Mercasur y su presencia hubiera supuesto un conflicto y el fracaso de la cumbre. Les hemos explicado nuestro papel -que no hacíamos sino plasmar lo que era la voluntad de los cancilleres reunidos en Nueva York- , y las autoridades paraguayas lo han entendido y han renunciado ellos mismos a estar presentes.

-Tampoco acudirán tres importantes mandatarios sudamericanos, Hugo Chávez, Raúl Castro y Cristina Kirchner. ¿Le hubiera gustado que hubieran estado todos?

-Sí. La relación con los países iberoamericanos es como un tema de familia. Tienes unos hermanos que te gustan más, otros que te gustan menos… Y es bueno que los problemas de familia se discutan en familia. En representación de Venezuela va a estar Maduro, un hombre importante del Gobierno de Hugo Chávez. Por Argentina van a estar el vicepresidente y el canciller. La presidenta Kirchner ha explicado que eran razones de tipo médico y no diferencias políticas las que le impedían estar en Cádiz. Hoy mismo hemos estado hablando con ellos…

-O sea que no tiene nada que ver con el conflicto Repsol-YPF…

-No. Al margen de las acciones judiciales iniciadas por la compañía, y las que hemos puesto en marcha nosotros, ante la Organización Mundial de Comercio y la OCDE, seguimos conversando de forma permanente.

-¿Cómo está influyendo el 'caso Carromero' en la política de España hacia Cuba?

-A los 22 días de tomar posesión, el Gobierno cubano tuvo a bien indultar a Martínez Ferraté, que llevaba bastante tiempo encarcelado. Yo lo agradecí. Ahora el 'caso Carromero' ha transcurrido por unos cauces absolutamente normales desde el punto de vista judicial. Ha contado en todo momento con la asistencia de nuestros representantes diplomáticos en Cuba y el trato ha sido correcto. Ahora entramos en la fase política, que puede tener tres desenlaces favorables, que son el indulto, la expulsión o el cumplimiento de la pena en España, y un cuarto desfavorable, que es cumplir la pena íntegra allí. Pero eso es una cosa y las relaciones políticas, otra distinta. Yo sigo manteniendo la misma posición que en mi primera comparecencia en el Parlamento. En este sentido, para el Gobierno español todavía no se dan las condiciones para modificar la posición común. Pero sí se dan condiciones para buscar una interpretación flexible de esa posición común, que puede culminar con un acuerdo de cooperación con Cuba.

-¿Cádiz puede ser el escenario para hallar una rápida solución a 'caso Carromero'?

-Cádiz es un sitio para hablar.

-¿La cumbre va a ser servir para amarrar contratos para Navantia?

- Navantia, que lo lleva el Ministerio de Defensa, es de esos temas que se tratan en los márgenes de la cumbre.

-Cómo pretende facilitar la emigración de jóvenes españoles a Iberoamérica?

-Esto empezó en el viaje a Brasil. Se llegó un acuerdo para que el Gobierno brasileño invitara a 1.500 médicos jóvenes recién graduados. En este importante país también hay déficit de personal técnico, principalmente ingenieros. Estamos buscando colaboración para que esto se produzca de una forma ordenada. En cualquier caso, el objetivo del Gobierno español no es invitar a nuestros jóvenes a irse fuera. Pero mientras no tengan trabajo aquí, es bueno ayudarles a que tengan oportunidades fuera.

-Marruecos acude a la Cumbre de Cádiz invitado por el Gobierno español. ¿Con este Gobierno del PP parece impensable un episodio como el de Perejil?

-En política no se puede decir nunca jamás. Pero de las cosas que estoy especialmente contento con nuestra actuación, es que mantenemos a la vez unas magníficas relaciones con Argelia y Marruecos. Con Marruecos las relaciones son espléndidas. Yo he estado dos veces y el presidente del Gobierno una. En los problemas que han surgido con los peñones, la colaboración ha sido muy estrecha. Además, últimamente se ha adjudicado un contrato de energía eólica a empresas españolas.

-¿La participación de Rota en el escudo antimisiles de la OTAN es más beneficiosa socialmente que peligrosa militarmente?

-En nuestra comparecencia conjunta en el Congreso de los Diputados, el ministro de Defensa explicó que la presencia de los destructores antimisiles puede ser beneficiosa en términos de puestos de trabajo y, desde luego, lo es en términos de estrechamiento de nuestras relaciones diplomáticas con EEUU. La política exterior española tiene que tener dos anclajes: la relación con la UE y las relaciones trasatlánticas. Teniendo en cuenta esto, nuestros ejes principales son Iberoamérica, Norte de África y, principalmente, Asia y los países emergentes, donde estamos haciendo un gran esfuerzo.

-En los once meses como ministro ha destacado por su talante dialogante. ¿Por qué no ha hecho uso de él en el conflicto pesquero con Gibraltar? ¿El origen del mismo no está en la falta de diálogo?

-El conflicto pesquero es muy anterior. En 1991, Gibraltar aprueba una ley de conservación de la naturaleza que prohíbe determinadas artes y capturas en las aguas en ligio. Hasta 1999, que se produce el incidente del 'Piraña', no pasa nada. Se llega a un acuerdo. En todo este tiempo, Picardo, que estaba en la oposición, acusa a Caruana de haber hecho dejación de funciones por no aplicar la ley en aguas que consideran suyas. Era una crónica de una muerte anunciada que Picardo iba a hacer eso. Y, efectivamente, eso ocurre este año en el aniversario de la Constitución, cuando estando en Cádiz recibí una llamada del embajador británico pidiéndome que se suspenda unos días la pesca para intentar llegar a un acuerdo. No ocurrió nada, y decidimos que nuestros pescadores seguirían faenando, custodiados por la Guardia Civil, en las mismas condiciones de siempre. Tuve una reunión ex profeso con mi homónimo británico en la que le deja clara la postura española: los temas de soberanía, entre España y el Reino Unido; y los de cooperación, a dos banderas o a cuatro banderas. La interlocución con Picardo la llevan la alcaldesa de La Línea y el alcalde de Algeciras. Y vamos a ver si llegamos a un acuerdo que zanje esto de una vez por todas. Dicho eso, en relación con Gibraltar hemos denunciado su régimen fiscal, porque perjudica a empresas españolas de la zona. Hemos logrado que se apruebe un lugar de interés comunitario que incluye las aguas en litigio. El Reino Unido también lo tiene. Esto quiere decir que necesariamente vamos a tener que colaborar, y los dos estaremos de acuerdo en eliminar aquellas actividades medioambientalmente nocivas; por ejemplo, con el famoso 'bunkering' vamos a poner un poco de orden en esas aguas. Sobre ellas hay que dialogar, pero en condiciones de igualdad y manteniendo la dignidad nacional.

-¿Qué opinión tiene de las colas?

- Están fuera de Schengen.

-¿No le preocupa que puedan perjudicar a miles de trabajadores españoles?

-Sí me preocupa. Me importa enormemente. Pero lo cierto es que están fuera del Schengen, fuera de la unión aduanera, y el Ministerio del Interior considera que debe defender los intereses comunitarios en determinados momentos. Y a eso responden las colas.

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