Cuenta atrás para la doble cita del 1-M Arranca la campaña electoral en Galicia y en el País Vasco

La última palabra llega de ultramar

  • El PP confía la mayoría absoluta en Galicia a las sacas del voto emigrante, que se presume decisivo

"Al principio la importancia de ese voto era marginal, ahora no. Puede que salga un presidente de las urnas y días después otro de las sacas". Estas palabras, pronunciadas por el candidato del PP a la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, vienen a explicar gráficamente la trascendencia del voto emigrante en Galicia, característica que hace singular a estos comicios.

Dos son los pilares que apuntalan su relevancia. La primera particularidad es su peso sobre el censo total, pues supone el 12,6% del electorado. De los 2.646.872 gallegos convocados a las urnas 335.357 residen en el exterior, una cifra que supera ampliamente la suma de las poblaciones de Lugo y Orense, dos de las siete grandes ciudades de Galicia. La segunda razón es que el recuento se conoce ocho días después del que resulta del voto depositado en las urnas, reservándose así la última palabra.

Tradicionalmente, el voto exterior, que llega en sacas en su mayoría desde ultramar, consolida pero no cambia el dictamen de las urnas aunque, esta vez, puede romperse la tradición. Será decisivo si el PP se queda a 1 o 2 escaños de la mayoría absoluta, ya que históricamente le favorece -en 2001 se hizo con 2 escaños procedentes de estas sacas-, y supone entre 2 y 3 escaños de los 75 del Parlamento gallego; la mayoría está en 38. El CIS, que no computa estas papeletas, hizo pública ayer la última encuesta sobre Galicia, que ratificaría la reedición del gobierno de PSdG (27 escaños) y BNG (12-13) en detrimento del PP (35-36 escaños).

La repercusión de esos votos es tal que los tres partidos en liza han cruzado el charco para hacer allí campaña. Los estrategas se han centrado en dos países: Argentina y Uruguay, dos de los principales focos de la emigración en plena Guerra Civil. Juntos acumulan el 44,6 % del voto exterior.

Otra de las claves de la octava cita de los gallegos con las urnas es que al PP sólo le vale la mayoría absoluta para gobernar. En la última convocatoria de 2005 logró 37 escaños, a sólo uno de la mayoría absoluta, dando luz verde a la alianza de PSdG y BNG que puso fin a 15 años de dominio ininterrumpido de Manuel Fraga, que no pudo encadenar su quinta victoria. La ausencia de Fraga por primera vez en 19 años será otro de los atractivos de esta cita electoral.

A esos dos factores se le añade un tercero que puede resultar también determinante: si a Touriño le pasa factura o no el desembolso de 6,5 millones en burocracia (500.000 euros en un nuevo coche oficial -más caro que el de Barack Obama, presidente de la primera potencia mundial-, más de 2 millones en la remodelación de su despacho y otros 4 millones para las nuevas instalaciones de la sede del Consejo de Gobierno). Todo ello en plena crisis económica y cuando el desempleo no da respiro.

Ante lo incierto del desenlace, los mítines de campaña serán el último foro con el que contarán los candidatos para arañar el voto de los indecisos, que el CIS cifra en un 38,2%. Desde hoy y hasta el día 27, cierre de la campaña, el candidato del PP subirá cada noche al atril para reclamar "austeridad" ante el gasto "desmesurado en lujos burocráticos de Touriño". Según sus colaboradores, Feijóo centrará su campaña en la crisis económica y "en los más de 200.000 parados en Galicia". Estará fuertemente respaldado por Mariano Rajoy, su jefe de filas, que tendrá una agenda paralela de actos para llegar a más público.

Touriño buscará en cambio rentabilizar los cuatro años de gobierno con el BNG. Entre los papeles que recitará cada noche ante sus simpatizantes, el presidente gallego llevará en destacado una idea fuerza: "El cambio no puede parar y para ello es necesario una movilización masiva". Los socialistas tratarán de estimular una participación que supere el 60% ya que, de lo contrario, "el PP lograría la victoria", sostienen sus asesores. Zapatero participará en sólo dos actos: en La Coruña y en Vigo. Quintana, el tercero en discordia, destacará "la necesidad de avanzar en los cambios iniciados", en sintonía con Touriño. Serán quince días de reñida campaña con el retrovisor puesto en el exterior.

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