Crítica 'La France est notre patrie'

Panh rebusca en la memoria de la infamia

La France est notre patrie. las nuevas olas - no ficción. Documental. Fra-Cam, 2015, 75 min. Dirección: Rithy Panh.

El efecto de rebobinar, o más bien de hacer retroceder el zoom que ampliaba la herida -Camboya bajo el régimen de los jemeres rojos-, muestra aquí a un Panh más irónico y desapasionado mientras maneja los archivos de las ocupaciones coloniales francesas. Panh, que siempre asumió la militancia en la férrea práctica fílmica y estricta didáctica perforadora del presente de Lanzmann, respira aquí más libre, abismándose en estos rastros tristes y dolorosos que más que ver con lo irrepresentable se vinculan con lo vergonzoso.

La France est notre patrie, un paseo por la paternalista y ridiculizadora enunciación blanca, no aspira a tratar la colección de trazos de manera experimental, como, por ejemplo, flexible colección de fantasmas (Forgacs) o como cuerpo llagado (Gianikian/Ricci-Lucchi); su alianza es con otro tipo de línea, con otro combate. Recuerda al trabajo que sobre las Indias compendiara en los noventa Monnikendam (su Moeder Dao ya había lidiado con similares planos de difícil trago), lo que llevaría a ambos al amparo de Joris Ivens, aquel combativo y ya casi olvidado comunista que les soñara una redención a estos trazos en carne viva.

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